Jueces 9-18

CAPITULO 9
Abimelec se hace rey en Siquem


1 Abimelec hijo de Jerobaal fue a Siquem, a los hermanos de su madre, y habló con ellos y con toda la familia de la casa paterna de su madre, diciendo:
2 -Hablad, por favor, a oídos de todos los señores de Siquem: "¿Qué es mejor para vosotros: que todos los setenta hijos de Jerobaal os gobiernen, o que un solo hombre os gobierne? Acordaos de que yo soy hueso vuestro y carne vuestra."
3 Los hermanos de su madre dijeron todas estas cosas a favor de él a oídos de todos los señores de Siquem. Y el corazón de ellos se inclinó a favor de Abimelec, porque decían: "Es nuestro hermano."
4 Le dieron 70 piezas de plata del templo de Baal-berit, con las cuales Abimelec contrató a sueldo a hombres ociosos y temerarios, que le siguieron.
5 El fue a la casa de su padre en Ofra y mató a sus hermanos, los hijos de Jerobaal, setenta hombres, sobre una misma piedra. Pero quedó Jotam, el hijo menor de Jerobaal, porque se escondió.
6 Entonces se reunieron todos los señores de Siquem con todos los de Bet-milo. Y fueron y proclamaron a Abimelec como rey, junto a la encina que está al lado de la piedra ritual en Siquem.

Oráculo de Jotam contra Abimelec

7
Cuando se lo dijeron a Jotam, él fue y se puso en la cumbre del monte Gerizim. Y alzando su voz gritó diciéndoles: -¡Escuchadme, oh señores de Siquem, y que Dios os escuche a vosotros!
8 »Los árboles iban a elegir un rey sobre ellos y dijeron al olivo: "¡Reina sobre nosotros!"
9 Pero el olivo les respondió: "¿He de renunciar a mi aceite con el cual son honrados Dios y los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?"
10 »Luego dijeron los árboles a la higuera: "¡Ven tú, y reina sobre nosotros!"
11 Pero la higuera les respondió: "¿He de renunciar a mi dulzura y a mi buen fruto, para ir a mecerme por encima de los árboles?"
12 »Luego dijeron los árboles a la vid: "¡Ven tú, y reina sobre nosotros!"
13 Pero la vid les respondió: "¿He de renunciar a mi vino nuevo que alegra a Dios y a los hombres, para ir a mecerme por encima de los árboles?"
14 »Entonces todos los árboles dijeron a la zarza: "¡Ven tú, y reina sobre nosotros!"
15 Pero la zarza respondió a los árboles: "Si en verdad me ungís como rey sobre vosotros, venid y refugiaos a mi sombra. Y si no, ¡salga fuego de la zarza y devore los cedros del Líbano!"
16 »Ahora pues, si habéis procedido de buena fe y con integridad al proclamar como rey a Abimelec; si habéis actuado bien con Jerobaal y con su casa; si le habéis recompensado conforme a la obra de sus manos
17 (pues mi padre luchó por vosotros arriesgando su vida para libraros de mano de Madián,
18 pero vosotros os habéis levantado hoy contra la casa de mi padre, habéis matado a sus hijos, a setenta hombres sobre una misma piedra, y habéis puesto por rey sobre los señores de Siquem a Abimelec, el hijo de su criada, porque él es vuestro hermano);
19 si pues de buena fe y con integridad habéis procedido hoy con Jerobaal y con su casa, entonces gozad de Abimelec, y que él también goce de vosotros.
20 Y si no, ¡que salga fuego de Abimelec, y consuma a los señores de Siquem y a Bet-milo! ¡Y que salga fuego de los señores de Siquem y de Bet-milo, y consuma a Abimelec!
21 Jotam huyó, se fugó y se fue a Beer, donde vivió, por causa de su hermano Abimelec.

Siquem se levanta contra Abimelec

22
Después que Abimelec había gobernado a Israel tres años,
23 Dios envió un mal espíritu entre Abimelec y los señores de Siquem. Y los señores de Siquem traicionaron a Abimelec,
24 de modo que el crimen cometido contra los setenta hijos de Jerobaal, es decir, su sangre, recayera sobre su hermano Abimelec que los mató, y sobre los señores de Siquem que fortalecieron sus manos para que él matase a sus hermanos.
25 Los señores de Siquem pusieron contra él, en las cumbres de los montes, hombres al acecho, los cuales despojaban a todos los que pasaban junto a ellos por el camino. Y le fue dado informe de ello a Abimelec.
26 También Gaal hijo de Ebed fue con sus hermanos, y se pasaron a Siquem; y los señores de Siquem pusieron su confianza en él.
27 Y salieron al campo, vendimiaron sus viñas, pisaron la uva e hicieron una fiesta. Luego entraron en el templo de sus dioses, comieron y bebieron, y maldijeron a Abimelec.
28 Gaal hijo de Ebed dijo: -¿Quién es Abimelec, y qué es Siquem para que nosotros le sirvamos? ¿No deberían el hijo de Jerobaal y Zebul, su oficial, servir a los hombres de Hamor, padre de Siquem? ¿Por qué, pues, hemos de servirle nosotros a él?
29 ¡Quién pusiera este pueblo bajo mi mano! ¡Yo echaría a Abimelec! Le diría a Abimelec: "¡Aumenta tu ejército y sal!"
30 Cuando Zebul, alcalde de la ciudad, oyó las palabras de Gaal hijo de Ebed, se encendió en ira
31 y envió astutamente mensajeros a Abimelec para decirle: "He aquí que Gaal hijo de Ebed y sus hermanos han venido a Siquem, y están sublevando la ciudad contra ti.
32 Por tanto, vete de noche, tú y la gente que está contigo, y pon emboscadas en el campo.
33 Por la mañana, al salir el sol, levántate y ataca la ciudad. Y he aquí que cuando él y la gente que está con él salgan contra ti, tú harás con él según se te ofrezca."
34 Abimelec y toda la gente que estaba con él se levantaron de noche y pusieron una emboscada contra Siquem con cuatro escuadrones. 35 Gaal hijo de Ebed salió y se detuvo a la entrada de la puerta de la ciudad. Entonces Abimelec y toda la gente que estaba con él salieron de la emboscada.
36 Al ver Gaal a la gente, dijo a Zebul: -¡He allí gente que desciende de las cumbres de las montañas! Y Zebul le respondió: -Tú ves la sombra de las montañas, como si fueran hombres.
37 Pero Gaal volvió a hablar diciendo: -He allí gente que desciende por Tabur-haárets y un escuadrón que viene por el camino de la encina de los Adivinos.
38 Entonces Zebul le respondió: -¿Dónde está, pues, aquel hablar tuyo, cuando decías: "¿Quién es Abimelec, para que le sirvamos?" ¿No es ésa la gente que tenías en poco? ¡Sal, pues, ahora y lucha contra él!
39 Gaal salió al frente de los señores de Siquem y luchó contra Abimelec.
40 Pero Abimelec le persiguió, y Gaal huyó de delante de él. Y muchos cayeron muertos, hasta la entrada de la puerta.
41 Entonces Abimelec se quedó en Aruma, y Zebul echó fuera a Gaal y a sus hermanos, para que no habitasen en Siquem.

Abimelec destruye Siquem

42
Aconteció que al día siguiente el pueblo salió al campo, y le informaron a Abimelec.
43 El tomó a la gente, la repartió en tres escuadrones y puso emboscadas en el campo. Cuando vio que la gente salía de la ciudad, se levantó contra ellos y los atacó.
44 Abimelec y el escuadrón que iba con él acometieron con ímpetu y tomaron posiciones a la entrada de la puerta de la ciudad. Los otros dos escuadrones acometieron contra todos los que estaban en el campo y los mataron.
45 Abimelec combatió contra la ciudad todo aquel día, tomó la ciudad y mató a la gente que estaba en ella. También demolió la ciudad y la sembró de sal.
46 Cuando oyeron esto todos los señores que estaban en la torre de Siquem, entraron en la fortaleza del templo del dios Berit.
47 E informaron a Abimelec que todos los señores de la torre de Siquem estaban reunidos.
48 Entonces subió Abimelec al monte Salmón, él con toda la gente que estaba con él. Abimelec tomó en su mano un hacha y cortó una rama de los árboles; la levantó, la puso sobre su hombro y dijo a la gente que estaba con él: -¡Lo que me habéis visto hacer, hacedlo rápidamente vosotros de la misma manera!
49 Así que toda la gente cortó también cada uno su rama, y siguieron a Abimelec. Las pusieron junto a la fortaleza y con ellas prendieron fuego a la fortaleza, de modo que también murieron todos los que estaban en la torre de Siquem, como unos mil hombres y mujeres.

El final de Abimelec

50
Después Abimelec fue a Tebes. Luego acampó contra Tebes y la tomó.
51 En medio de aquella ciudad había una torre fortificada en la cual se refugiaron todos los hombres y las mujeres, con todos los señores de la ciudad. Cerraron tras sí las puertas, y subieron a la azotea de la torre.
52 Abimelec fue a la torre, la atacó y se acercó a la puerta de la torre para prenderle fuego.
53 Pero una mujer dejó caer una piedra de molino sobre la cabeza de Abimelec y le destrozó el cráneo.
54 Entonces él llamó apresuradamente al joven, su escudero, y le dijo: -Saca tu espada y mátame, para que no se diga de mí: "Una mujer lo mató." Su escudero lo atravesó, y él murió.
55 Y cuando los hombres de Israel vieron que Abimelec había muerto, se fue cada uno a su lugar.
56 Así Dios devolvió a Abimelec el mal que él había hecho contra su padre, cuando mató a sus setenta hermanos.
57 Dios hizo que toda la maldad de los hombres de Siquem volviera sobre sus cabezas. Y cayó sobre ellos la maldición de Jotam hijo de Jerobaal.

CAPITULO 10
Tola, juez en Israel 

1 Después de Abimelec se levantó, para librar a Israel, Tola hijo de Fúa, hijo de Dodo, hombre de Isacar. Habitaba en Samir, en la región montañosa de Efraín.
2 Y juzgó a Israel durante veintitrés años. Entonces murió y fue sepultado en Samir.

Jaír, juez en Israel 

3
Después de él se levantó Jaír el galadita, quien juzgó a Israel durante veintidós años.
4 Este tuvo treinta hijos que montaban sobre treinta asnos, y tenían treinta villas, que se llaman Havot-jaír, hasta el día de hoy, las cuales están en la tierra de Galaad.
5 Entonces Jaír murió y fue sepultado en Camón.

Los amonitas oprimen a Israel 

6
Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah y sirvieron a los Baales, a las Astartes, a los dioses de Siria, a los dioses de Sidón, a los dioses de Moab, a los dioses de los hijos de Amón y a los dioses de los filisteos. Abandonaron a Jehovah y no le sirvieron. 
7 La ira de Jehovah se encendió contra Israel, y él los entregó en mano de los filisteos y en mano de los hijos de Amón.
8 Y en aquel tiempo, éstos castigaron y oprimieron durante dieciocho años a los hijos de Israel, a todos los hijos de Israel que estaban al otro lado del Jordán, en la tierra de los amorreos que está en Galaad.
9 Luego los hijos de Amón cruzaron el Jordán para hacer también la guerra contra Judá, contra Benjamín y contra la casa de Efraín; e Israel fue afligido en gran manera.
10 Entonces los hijos de Israel clamaron a Jehovah diciendo: -Hemos pecado contra ti, porque hemos abandonado a nuestro Dios y hemos servido a los Baales.
11 Y Jehovah respondió a los hijos de Israel: -Cuando erais oprimidos por Egipto, por los amorreos, por los amonitas, por los filisteos,
12 por los de Sidón, por los de Amalec y por los de Maón, y clamasteis a mí, ¿no os libré yo de su mano?
13 Pero vosotros me habéis abandonado y habéis servido a otros dioses. Por eso, no os libraré más.
14 ¡Id y clamad a los dioses que os habéis elegido! Que ellos os libren en el tiempo de vuestra aflicción.
15 Y los hijos de Israel respondieron a Jehovah: -Hemos pecado. Haz tú con nosotros todo lo que te parezca bien. Pero, por favor, líbranos en este día.
16 Entonces quitaron de en medio de ellos los dioses extraños y sirvieron a Jehovah. Y él no pudo soportar más la aflicción de Israel.

Jefté se levanta como juez 

17
Entonces los hijos de Amón fueron convocados y acamparon en Galaad. Asimismo, se reunieron los hijos de Israel y acamparon en Mizpa.
18 Y los jefes del pueblo de Galaad se dijeron unos a otros: -Cualquiera que sea el hombre que comience a combatir contra los hijos de Amón, él será el caudillo de todos los habitantes de Galaad.

CAPITULO 11

1
Jefté el galadita era un guerrero valiente. El era hijo de una mujer prostituta, y el padre de Jefté era Galaad.
2 Pero la mujer de Galaad también le había dado hijos, los cuales, cuando crecieron, echaron a Jefté y le dijeron: "Tú no heredarás en la casa de nuestro padre, porque eres hijo de otra mujer."
3 Entonces Jefté huyó de sus hermanos y habitó en la tierra de Tob. Y se juntaron con Jefté hombres ociosos que salían con él. 
4 Aconteció después de un tiempo que los hijos de Amón hicieron la guerra contra Israel.
5 Y cuando los hijos de Amón hicieron la guerra contra Israel, los ancianos de Galaad fueron para traer a Jefté de la tierra de Tob.
6 Y dijeron a Jefté: -Ven, y serás nuestro jefe, para que combatamos contra los hijos de Amón.
7 Pero Jefté respondió a los ancianos de Galaad: -¿No sois vosotros los que me odiasteis y me echasteis de la casa de mi padre? ¿Por qué, pues, venís a mí ahora, cuando estáis en aflicción?
8 Los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: -Por esta misma razón volvemos ahora a ti, para que vengas con nosotros, y combatas contra los hijos de Amón y seas nuestro caudillo, el de todos los habitantes de Galaad.
9 Entonces Jefté dijo a los ancianos de Galaad: -Si me hacéis volver para que combata contra los hijos de Amón, y Jehovah los entrega en mi mano, yo seré vuestro caudillo.
10 Y los ancianos de Galaad respondieron a Jefté: -Jehovah sea testigo entre nosotros, si no hacemos como tú dices.
11 Entonces Jefté fue con los ancianos de Galaad, y el pueblo lo puso como su caudillo y jefe. Jefté repitió todas sus palabras delante de Jehovah en Mizpa.

Jefté envía mensajeros a Amón

12
Jefté envió mensajeros al rey de los hijos de Amón, diciendo: "¿Qué hay entre tú y yo, para que vengas a hacerme la guerra en mi tierra?"
13 Y el rey de los hijos de Amón respondió a los mensajeros de Jefté: "Que Israel tomó mi tierra cuando subía de Egipto, desde el Arnón hasta el Jaboc y el Jordán. Por eso, devuélvela ahora en paz."
14 Jefté volvió a enviar mensajeros al rey de los hijos de Amón.
15 Y le dijeron: "Así ha dicho Jefté: Israel no tomó la tierra de Moab ni la tierra de los hijos de Amón.
16 Porque cuando subieron de Egipto, Israel fue por el desierto hasta el mar Rojo y llegó a Cades.
17 Entonces Israel envió mensajeros al rey de Edom, diciendo: ’Por favor, déjame pasar por tu tierra.’ Pero el rey de Edom no les escuchó. Envió también al rey de Moab, y él tampoco quiso. Por eso Israel se quedó en Cades.
18 Después, yendo por el desierto, rodeó la tierra de Edom y la tierra de Moab, y viniendo por el lado oriental de la tierra de Moab, acampó al otro lado del Arnón, sin entrar en el territorio de Moab, porque el Arnón era la frontera de Moab.
19 Entonces Israel envió mensajeros a Sejón rey de los amorreos, rey de Hesbón, y le dijo Israel: ’Por favor, déjame pasar por tu tierra hasta mi lugar.’
20 Pero Sejón no se fio de Israel para darle paso por su territorio; sino que, reuniendo Sejón a toda su gente, acampó en Jahaz y combatió contra Israel.
21 Pero Jehovah Dios de Israel entregó a Sejón y a toda su gente en mano de Israel, que los derrotó. E Israel tomó posesión de toda la tierra de los amorreos que habitaban en aquella región.
22 Y ellos tomaron posesión de todo el territorio de los amorreos desde el Arnón hasta el Jaboc, y desde el desierto hasta el Jordán.
23 Ahora pues, lo que Jehovah Dios de Israel quitó de los amorreos delante de su pueblo Israel, ¿vas a poseerlo tú?
24 ¿No poseerás tú lo que Quemós, tu dios, te haga poseer? Nosotros, pues, poseeremos todo lo que Jehovah nuestro Dios les quitó delante de nosotros.
25 Y ahora, ¿eres tú acaso en algún sentido mejor que Balac hijo de Zipor, rey de Moab? ¿Tuvo él pleito con Israel, o hizo la guerra contra él?
26 Israel ha estado habitando 300 años en Hesbón y sus aldeas, en Aroer y sus aldeas y en todas las ciudades que están junto al Arnón. ¿Por qué no las has recuperado en este tiempo?
27 Así que yo no he pecado contra ti, pero tú te comportas mal conmigo, haciéndome la guerra. Que Jehovah, el Juez, juzgue hoy entre los hijos de Israel y los hijos de Amón." 
28 Sin embargo, el rey de los hijos de Amón no hizo caso del mensaje que Jefté le envió.

El desafortunado voto de Jefté 

29
Entonces el Espíritu de Jehovah vino sobre Jefté, quien pasó por Galaad y Manasés, y de allí pasó a Mizpa en Galaad, y de Mizpa en Galaad fue hacia los hijos de Amón. 
30 Y Jefté hizo un voto a Jehovah diciendo: "Si de veras entregas en mi mano a los hijos de Amón,
31 cualquiera que salga de las puertas de mi casa a mi encuentro, cuando yo vuelva en paz de los hijos de Amón, será de Jehovah; y lo ofreceré en holocausto." 
32 Jefté fue hacia los hijos de Amón para combatir contra ellos, y Jehovah los entregó en su mano.
33 El los venció con una gran derrota desde Aroer hasta la entrada de Minit, veinte ciudades; y hasta Abel-queramim. Así fueron sometidos los hijos de Amón por los hijos de Israel. 
34 Entonces Jefté llegó a su casa en Mizpa. Y he aquí que su hija salió a su encuentro con panderos y danzas. Ella era su única hija; aparte de ella no tenía hijo ni hija.
35 Y sucedió que cuando él la vio, rasgó sus ropas y dijo: -¡Ay, hija mía! ¡De veras me has abatido y estás entre los que me afligen! Porque he abierto mi boca ante Jehovah y no podré retractarme.
36 Entonces ella le respondió: -Padre mío, puesto que has abierto tu boca ante Jehovah, haz conmigo de acuerdo con lo que salió de tu boca, ya que Jehovah ha hecho venganza contra tus enemigos, los hijos de Amón.
37 -Además dijo a su padre-: Que se me conceda esta petición: Déjame sola durante dos meses para que vaya y ande por los montes y llore mi virginidad, yo y mis compañeras.
38 Y él dijo: -Vé. La dejó ir por dos meses. Y ella se fue con sus compañeras por los montes, y lloró su virginidad.
39 Pasados los dos meses ella volvió a su padre, y él cumplió con ella el voto que había hecho. Ella no conoció varón.
40 De aquí proviene la costumbre en Israel, de que año tras año las jóvenes de Israel van a entonar lamentos por la hija de Jefté el galadita, cuatro días al año.

CAPITULO 12
Guerra entre Galaad y Efraín
 

1 Los hombres de Efraín fueron convocados, cruzaron hacia Zafón y dijeron a Jefté: -¿Por qué fuiste a hacer la guerra contra los hijos de Amón y no nos llamaste para que fuéramos contigo? ¡Nosotros incendiaremos tu casa, contigo dentro!
2 Jefté les respondió: -Yo, juntamente con mi pueblo, he tenido una gran contienda contra los hijos de Amón. Yo os convoqué, pero no me librasteis de su mano.
3 Viendo, pues, que no me librabais, arriesgué mi vida y fui contra los hijos de Amón, y Jehovah los entregó en mi mano. ¿Por qué, pues, habéis subido hoy contra mí para combatir conmigo?
4 Entonces Jefté reunió a todos los hombres de Galaad y combatió contra Efraín. Y los hombres de Galaad derrotaron a Efraín, porque habían dicho: "Vosotros, los de Galaad, sois unos fugitivos de Efraín que estáis en medio de Efraín y de Manasés."
5 Luego los de Galaad tomaron los vados del Jordán a los de Efraín. Y sucedió que cuando alguno de los fugitivos de Efraín decía: "Dejadme cruzar", los hombres de Galaad le preguntaban: "¿Eres tú efrateo?" Si decía: "No",
6 entonces le decían: "Por favor, di ’Shibólet’." Si él decía "Sibólet", porque no lo podía pronunciar correctamente, entonces lo capturaban y lo degollaban junto a los vados del Jordán. En aquel tiempo perecieron 42.000 de Efraín. 
7 Jefté juzgó a Israel durante seis años. Luego murió Jefté el galadita y fue sepultado en su ciudad, en Galaad.

Ibzán, Elón y Abdón, jueces en Israel 

8
Después de Jefté juzgó a Israel Ibzán, de Belén,
9 quien tenía treinta hijos y treinta hijas. A éstas las casó con gente de fuera, y trajo de fuera treinta mujeres para sus hijos. El juzgó a Israel durante siete años. 
10 Entonces murió Ibzán y fue sepultado en Belén. 
11 Después de él juzgó a Israel Elón el zabulonita, quien juzgó a Israel durante diez años.
12 Entonces murió Elón el zabulonita y fue sepultado en Ajalón, en la tierra de Zabulón. 
13 Después de él juzgó a Israel Abdón hijo de Hilel, de Piratón.
14 El tenía cuarenta hijos y treinta nietos que montaban setenta asnos. Juzgó a Israel durante ocho años.
15 Entonces murió Abdón hijo de Hilel, de Piratón. y fue sepultado en Piratón, en la tierra de Efraín, en el monte de Amalec. 

CAPITULO 13
Nacimiento de Sansón
 

1 Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, y los entregó Jehovah en mano de los filisteos durante cuarenta años. 
2 Había un hombre de Zora, de la familia de los danitas, que se llamaba Manoa. Su mujer era estéril y nunca había dado a luz.
3 Y el ángel de Jehovah se apareció a la mujer y le dijo: -He aquí que tú eres estéril y no has dado a luz, pero concebirás y darás a luz un hijo.
4 Ahora, guárdate, por favor, y no bebas vino ni licor. Tampoco comas nada inmundo,
5 porque he aquí que concebirás y darás a luz un hijo sobre cuya cabeza no pasará navaja, porque el niño será nazareo de Dios desde el vientre de su madre. El comenzará a librar a Israel de mano de los filisteos.
6 La mujer fue y se lo contó a su marido diciendo: -Un hombre de Dios ha venido a mí, y su aspecto era como el aspecto de un ángel de Dios, temible en gran manera. No le pregunté de dónde era, y él no me dijo su nombre.
7 Pero me dijo: "He aquí que concebirás y darás a luz un hijo. Ahora pues, no bebas vino ni licor; no comas nada inmundo, porque el niño será nazareo de Dios desde el vientre de su madre hasta el día de su muerte."
8 Entonces Manoa imploró a Jehovah y dijo: -Oh Señor, te ruego que aquel hombre de Dios que enviaste venga de nuevo a nosotros y nos enseñe lo que debemos hacer con el niño que ha de nacer.
9 Dios escuchó la voz de Manoa, y el ángel de Dios volvió otra vez a la mujer, cuando ella estaba sentada en el campo, pero Manoa su marido no estaba con ella.
10 La mujer se apresuró, corrió y avisó a su marido diciéndole: -¡He aquí que se me ha aparecido el hombre que vino a mí el otro día!
11 Manoa se levantó y siguió a su mujer; y cuando llegó al hombre, le preguntó: -¿Eres tú el hombre que habló a la mujer? El respondió: -Sí, yo soy.
12 Entonces Manoa dijo: -Cuando tu palabra se cumpla, ¿cuál será la norma de vida del niño, y qué se le ha de hacer?
13 Y el ángel de Jehovah respondió a Manoa: -La mujer se guardará de todas las cosas que le dije:
14 Que no coma nada que provenga de la vid, ni beba vino ni licor, ni coma nada inmundo. Ha de guardar todo lo que le he mandado.
15 Entonces Manoa dijo al ángel de Jehovah: -Permítenos detenerte y preparar para ti un cabrito del rebaño.
16 Y el ángel de Jehovah respondió a Manoa: -Aunque me detengas, no comeré de tu comida. Pero si quieres ofrecer holocausto, ofrécelo a Jehovah. Manoa no sabía que él era el ángel de Jehovah.
17 Entonces Manoa preguntó al ángel de Jehovah: -¿Cuál es tu nombre, para que te honremos cuando se cumpla tu palabra?
18 El ángel de Jehovah le respondió: -¿Por qué preguntas por mi nombre? Es Admirable.
19 Manoa tomó un cabrito del rebaño con su ofrenda vegetal, y lo sacrificó sobre la peña a Jehovah. Entonces él hizo un prodigio ante la vista de Manoa y de su mujer.
20 Aconteció que mientras la llama subía del altar hacia el cielo, el ángel de Jehovah subió en la llama del altar ante la vista de Manoa y de su mujer, quienes se postraron en tierra sobre sus rostros. 
21 El ángel de Jehovah no volvió a aparecer a Manoa ni a su mujer. Entonces Manoa se dio cuenta de que era el ángel de Jehovah,
22 y Manoa dijo a su mujer: -¡Ciertamente moriremos, porque hemos visto a Dios!
23 Pero su mujer le respondió: -Si Jehovah hubiera querido matarnos, no habría aceptado de nuestras manos el holocausto y la ofrenda. No nos habría mostrado todas estas cosas, ni ahora nos habría anunciado esto.
24 La mujer dio a luz un hijo y le puso por nombre Sansón. El niño creció, y Jehovah lo bendijo.
25 El Espíritu de Jehovah comenzó a manifestarse en él en el campamento de Dan, entre Zora y Estaol.

CAPITULO 14
Sansón se casa con una filistea
 

1 Entonces Sansón descendió a Timnat, y vio en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos.
2 Cuando regresó, se lo contó a su padre y a su madre, diciendo: -He visto en Timnat a una mujer de las hijas de los filisteos. Ahora pues, tomádmela por mujer.
3 Pero su padre y su madre le dijeron: -¿No hay una mujer entre las hijas de tus parientes, ni en todo nuestro pueblo, para que vayas tú a tomar mujer de los filisteos incircuncisos? Pero Sansón dijo a su padre: -Tómala para mí, porque ella me gusta.
4 Su padre y su madre no sabían que esto provenía de Jehovah, quien buscaba un motivo contra los filisteos. En aquel tiempo los filisteos dominaban sobre Israel. 
5 Entonces Sansón descendió con su padre y su madre a Timnat. Cuando llegaron a las viñas de Timnat, he aquí un cachorro de león venía rugiendo hacia él.
6 Y el Espíritu de Jehovah descendió con poder sobre Sansón, quien, sin tener nada en su mano, despedazó al león como quien despedaza un cabrito. Pero no contó a su padre ni a su madre lo que había hecho.
7 Descendió, pues, y habló a la mujer; y ella le agradó a Sansón. 
8 Al regresar después de algunos días para tomarla por mujer, se apartó para ver el cuerpo muerto del león. Y he aquí que en el cadáver del león había un enjambre de abejas y miel.
9 El la recogió con sus manos, y se fue comiéndola por el camino. Cuando alcanzó a su padre y a su madre, les dio a ellos, y ellos comieron. Pero no les contó que había recogido la miel del cadáver del león. 
10 Su padre descendió a donde estaba la mujer. Luego Sansón hizo allí un banquete, porque así lo solían hacer los novios.
11 Y sucedió que cuando le vieron, trajeron a treinta compañeros para que estuviesen con él.
12 Y Sansón les dijo: -Permitid que os proponga una adivinanza. Si en los siete días del banquete la interpretáis acertadamente y me la descubrís, os daré treinta prendas de lino y treinta vestidos finos.
13 Pero si no me la podéis interpretar, vosotros me daréis a mí las treinta prendas de lino y los treinta vestidos finos. Ellos respondieron: -Dinos la adivinanza, y la escucharemos.
14 Entonces les dijo: -Del que come salió comida, y del fuerte salió dulzura. Ellos no pudieron interpretar la adivinanza en tres días.
15 Y sucedió que en el cuarto día dijeron a la mujer de Sansón: -Persuade a tu marido para que nos interprete la adivinanza. Si no, te quemaremos a ti y a la casa de tu padre. ¿Será que nos habéis invitado aquí para despojarnos?
16 La mujer de Sansón lloró delante de él y le dijo: -Tú sólo me odias y no me amas. Has propuesto una adivinanza a los hijos de mi pueblo, y no me la has interpretado a mí. El le respondió: -He aquí que ni a mi padre ni a mi madre se la he interpretado, y ¿te la había de interpretar a ti?
17 Ella lloró delante de él los siete días que ellos tuvieron banquete. Y aconteció que al séptimo día él se la interpretó, porque ella le presionaba. Entonces ella explicó la adivinanza a los hijos de su pueblo.
18 Y al séptimo día, antes de la puesta del sol, los hombres de la ciudad le contestaron: -¿Qué cosa es más dulce que la miel? ¿Y qué cosa es más fuerte que el león. El les respondió: -Si no hubierais arado con mi vaquilla, no habríais descubierto mi adivinanza.
19 Entonces el Espíritu de Jehovah descendió con poder sobre él. Y él bajó a Ascalón, mató a treinta hombres de ellos, y tomando sus despojos, dio los vestidos finos a los que habían interpretado la adivinanza. Encendido en ira, regresó a la casa de su padre.
20 Entonces la mujer de Sansón fue dada a su compañero que le había asistido en sus bodas.

CAPITULO 15
Sansón se venga de los de Timnat
 

1 Después de algún tiempo, en los días de la siega del trigo, Sansón fue a visitar a su mujer llevándole un cabrito del rebaño. Y pensó: "Me uniré a mi mujer en el cuarto." Pero el padre de ella no le dejó entrar.
2 El padre de ella dijo: -Pensé que la aborrecías del todo y se la di a tu compañero. Pero su hermana menor, ¿no es más hermosa que ella? Tómala, por favor, para ti en su lugar.
3 Sansón le respondió: -¡Esta vez yo quedaré sin culpa ante los filisteos, si les hago algún mal!
4 Sansón se fue, atrapó 300 zorras, tomó teas, y atando las zorras por las colas, puso una tea entre cada dos colas.
5 Después prendió fuego a las teas, soltó las zorras en los trigales de los filisteos, y quemó las gavillas y la mies por segar, y hasta las viñas y los olivares.
6 Entonces los filisteos preguntaron: -¿Quién ha hecho esto? Y les respondieron: -Sansón, el yerno del timnateo, porque éste le quitó su mujer y se la dio a su compañero. Los filisteos fueron y quemaron a la mujer y a su padre.
7 Entonces Sansón les dijo: -Puesto que habéis actuado así, ¡ciertamente no pararé hasta haberme vengado de vosotros!
8 Entonces les golpeó en el muslo y en la cadera, con gran mortandad. Luego descendió y habitó en la cueva de la peña de Etam.

Sansón mata mil filisteos en Leji

9
Entonces los filisteos subieron y acamparon en Judá, extendiéndose hasta Leji.
10 Y los hombres de Judá les preguntaron: -¿Por qué habéis subido contra nosotros? Ellos respondieron: -Hemos subido para prender a Sansón, a fin de hacerle lo mismo que él nos ha hecho.
11 Entonces bajaron 3.000 hombres de Judá a la cueva de la peña de Etam y preguntaron a Sansón: -¿No sabes tú que los filisteos dominan sobre nosotros? ¿Qué es esto que nos has hecho? El les respondió: -Lo mismo que ellos me han hecho a mí, eso les he hecho yo a ellos.
12 Entonces le dijeron: -Hemos venido para prenderte y entregarte en mano de los filisteos. Y Sansón les dijo: -Juradme que vosotros no me mataréis.
13 Le respondieron: -No; de ninguna manera te mataremos. Sólo te ataremos bien y te entregaremos en su mano. Entonces lo ataron con dos cuerdas nuevas y lo hicieron subir de la peña.
14 Cuando llegaba hasta Leji, los filisteos salieron a su encuentro con gritos de júbilo. Entonces el Espíritu de Jehovah descendió con poder sobre él, las cuerdas que estaban en sus brazos se volvieron como lino quemado al fuego, y las ataduras se cayeron de sus manos.
15 Y hallando una quijada de asno todavía fresca, extendió la mano, la tomó y mató con ella a mil hombres.
16 Entonces dijo Sansón: -Con una quijada de asno los amontoné a montones; con una quijada de asno he matado a mil varones.
17 Cuando acabó de hablar, arrojó la quijada de su mano. Y llamó a aquel lugar Ramat-leji.

Sansón en el manantial de En-hacoré

18
Teniendo mucha sed, Sansón clamó a Jehovah diciendo: -Tú has dado esta gran liberación por mano de tu siervo; y ahora, ¿he de morir de sed y caer en mano de los incircuncisos?
19 Entonces Dios abrió la hondonada que hay en Leji, y de allí salió agua. El bebió, recobró su fuerza y se reanimó. Por eso llamó el nombre de aquel lugar En-hacoré, que está en Leji hasta el día de hoy.
20 Sansón juzgó a Israel durante veinte años, en los días de los filisteos.

CAPITULO 16
Sansón carga con las puertas de Gaza

1 Sansón fue a Gaza y vio allí a una mujer prostituta, y se unió a ella.
2 Y fue dicho a los de Gaza: "Sansón ha venido acá." Entonces ellos lo rodearon y lo estuvieron acechando toda la noche, junto a la puerta de la ciudad. Estos estuvieron en silencio toda la noche, diciendo: "Cuando aparezca la luz de la mañana, entonces lo mataremos."
3 Pero Sansón estuvo acostado solamente hasta la medianoche. Se levantó a la medianoche, y tomando las puertas de la ciudad con sus dos postes, las arrancó con cerrojo y todo. Las puso sobre sus hombros y las subió a la cumbre del monte que mira hacia Hebrón.

Dalila entrega a Sansón

4
Aconteció después de esto que Sansón se enamoró de una mujer del valle de Sorec, cuyo nombre era Dalila.
5 Y fueron a ella los jefes de los filisteos y le dijeron: -Persuádele y averigua en qué consiste su gran fuerza, y con qué lo podríamos dominar para atarlo y atormentarlo. Entonces cada uno de nosotros te dará 1.100 piezas de plata.
6 Y Dalila dijo a Sansón: -Dime, por favor, en qué consiste tu gran fuerza, y con qué podrías ser atado para ser atormentado.
7 Sansón le respondió: -Si me atan con siete cuerdas de arco frescas que aún no estén secas, entonces me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.
8 Los jefes de los filisteos le llevaron siete cuerdas de arco frescas que aún no estaban secas, y ella lo ató con ellas.
9 Ella tenía personas acechando en un cuarto. Entonces ella le dijo: -¡Sansón, los filisteos sobre ti! Pero él rompió las cuerdas como un cordel de estopa se rompe cuando toca el fuego. Y no se supo en qué consistía su fuerza.
10 Entonces Dalila dijo a Sansón: -He aquí que te has burlado de mí y me has dicho mentiras. Ahora dime, por favor, con qué podrías ser atado.
11 El le dijo: -Si me atan fuertemente con sogas nuevas que no hayan sido usadas, entonces me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.
12 Luego Dalila tomó sogas nuevas y lo ató con ellas. Y le dijo: -¡Sansón, los filisteos sobre ti! Y había personas acechando en el cuarto. Pero él rompió las sogas de sus brazos como un hilo.
13 Entonces Dalila dijo a Sansón: -Hasta ahora te has burlado de mí y me has dicho mentiras. Dime, pues, con qué podrías ser atado. El entonces le dijo: -Si tejes los siete mechones de mi cabellera entre la urdimbre, [y los aseguras con la clavija del telar contra la pared, me debilitaré y seré como un hombre cualquiera. Dalila lo hizo dormir y tejió los siete mechones de su cabellera entre la urdimbre.]
14 Luego ella aseguró la clavija y le dijo: -¡Sansón, los filisteos sobre ti! Pero al despertar de su sueño, él arrancó la clavija del telar con la tela.
15 Y ella le dijo: -¿Cómo, pues, dices: "Yo te amo", siendo que tu corazón no está conmigo? Ya son tres veces las que te has burlado de mí, y no me has revelado en qué consiste tu gran fuerza.
16 Y aconteció que como ella le presionaba todos los días con sus palabras y le importunaba, el alma de él fue reducida a mortal angustia.
17 Entonces le descubrió todo su corazón y le dijo: -Nunca pasó una navaja sobre mi cabeza, porque soy nazareo de Dios desde el vientre de mi madre. Si soy rapado, entonces mi fuerza se apartará de mí, me debilitaré y seré como un hombre cualquiera.
18 Viendo Dalila que él le había descubierto todo su corazón, envió a llamar a los jefes de los filisteos, diciendo: "Venid esta vez, porque él me ha descubierto todo su corazón." Entonces los jefes de los filisteos fueron a ella, llevando el dinero en la mano.
19 Ella hizo que él se durmiese sobre sus rodillas. Llamó a un hombre, quien le rapó los siete mechones de su cabeza. Entonces ella comenzó a atormentarlo, pues su fuerza se había apartado de él.
20 Y ella le dijo: -¡Sansón, los filisteos sobre ti! El se despertó de su sueño y pensó: "Saldré como las otras veces y me escaparé." Pero no sabía que Jehovah ya se había apartado de él.
21 Entonces los filisteos le echaron mano, le sacaron los ojos y lo llevaron a Gaza. Y lo ataron con cadenas de bronce, para que moliese en la cárcel.
22 Sin embargo, después que fue rapado, el cabello de su cabeza comenzó a crecer.

Venganza y muerte de Sansón

23
Entonces los jefes de los filisteos se reunieron para ofrecer un gran sacrificio a Dagón su dios y para regocijarse. Y decían: -¡Nuestro dios ha entregado en nuestra mano a Sansón, nuestro enemigo!
24 Al verlo el pueblo, alabó a su dios diciendo: -¡Nuestro dios ha entregado en nuestra mano a nuestro enemigo, al destructor de nuestra tierra, que había matado a muchos de los nuestros!
25 Y aconteció que cuando el corazón de ellos estaba alegre, dijeron: -Llamad a Sansón para que nos sirva de espectáculo. Llamaron a Sansón de la cárcel, y servía de espectáculo delante de ellos. Lo pusieron entre las columnas.
26 Y Sansón dijo al joven que le guiaba de la mano: -Déjame palpar las columnas sobre las cuales descansa el edificio, para que me apoye en ellas.
27 El edificio estaba lleno de hombres y mujeres. Todos los jefes de los filisteos estaban allí, y en la azotea había como 3.000 hombres y mujeres que estaban mirando el espectáculo de Sansón.
28 Entonces Sansón clamó a Jehovah diciendo: -¡Señor Jehovah, por favor, acuérdate de mí! Dame, te ruego, fuerzas solamente esta vez, oh Dios, para que de una vez tome venganza de los filisteos por mis dos ojos.
29 En seguida Sansón palpó las dos columnas de en medio, sobre las cuales descansaba el edificio; y se apoyó contra ellas, contra una con su mano derecha y contra la otra con su mano izquierda. 
30 Y dijo Sansón: -¡Muera yo con los filisteos! Entonces empujó con fuerza, y el edificio cayó sobre los jefes y sobre toda la gente que estaba en él. Y fueron más los que mató al morir que los que había matado durante su vida.
31 Sus hermanos y toda la casa de su padre fueron y lo recogieron. Luego lo llevaron y lo sepultaron entre Zora y Estaol, en el sepulcro de su padre Manoa. El juzgó a Israel durante veinte años.

CAPITULO 17
El santuario de Micaías

1 Había un hombre de la región montañosa de Efraín, que se llamaba Micaías.
2 Y éste dijo a su madre: -Las 1.100 piezas de plata que te fueron tomadas y por las que tú maldecías y hablabas en mi presencia, he aquí que la plata está en mi poder; yo la había tomado. Entonces su madre dijo: -¡Jehovah te bendiga, hijo mío!
3 Cuando él devolvió a su madre las 1.100 piezas de plata, su madre dijo: -Solemne y espontáneamente he dedicado la plata a Jehovah, por mi hijo, para hacer una imagen tallada y de fundición. Ahora pues, yo te la devuelvo.
4 Pero él devolvió la plata a su madre. Y su madre tomó 200 piezas de plata y las dio al fundidor. Este hizo con ellas una imagen tallada y de fundición, y fue puesta en la casa de Micaías.
5 Este hombre, Micaías, tenía un santuario. Mandó hacer un efod e ídolos domésticos, e invistió a uno de sus hijos para que fuera su sacerdote.
6 En aquellos días no había rey en Israel, y cada uno hacía lo que le parecía recto ante sus propios ojos.

Un levita en el santuario de Micaías

7
Había un joven de Belén de Judá, de la tribu de Judá, que era levita y vivía allí como forastero.
8 Este hombre había partido de la ciudad de Belén de Judá para ir a residir donde encontrase lugar. Y en su caminar por la región montañosa de Efraín, llegó a la casa de Micaías.
9 Y Micaías le preguntó: -¿De dónde vienes? El le respondió: -Soy un levita de Belén de Judá, y voy a residir donde encuentre lugar.
10 Entonces le dijo Micaías: -Quédate conmigo y sé para mí como padre y sacerdote. Yo te daré 10 piezas de plata por año, y tu ropa y tu comida. El levita entró.
11 El levita convino en habitar con aquel hombre, y el joven llegó a ser para él como uno de sus hijos.
12 Micaías invistió al levita, el cual le servía de sacerdote y vivía en la casa de Micaías.
13 Micaías dijo: -¡Ahora sé que Jehovah me prosperará, porque un levita ha venido a ser mi sacerdote!

CAPITULO 18
Los de Dan exploran Lais

1 En aquellos días no había rey en Israel. También en aquellos días, la tribu de Dan buscaba una heredad para sí, donde establecerse, porque hasta entonces no le había tocado una heredad entre las tribus de Israel.
2 Entonces los hijos de Dan enviaron de sus clanes a cinco hombres de entre todos ellos, hombres valientes de Zora y de Estaol, para reconocer la tierra y para explorarla. Y les dijeron: -Id y explorad la tierra. Ellos llegaron, en la región montañosa de Efraín, hasta la casa de Micaías, y pasaron allí la noche.
3 Y cuando estaban junto a la casa de Micaías, reconocieron la voz del joven levita. Se acercaron allí y le dijeron: -¿Quién te ha traído aquí? ¿Qué estás haciendo en este lugar? ¿Qué tienes que ver tú aquí?
4 Y él les respondió: -De esta y de esta manera ha hecho conmigo Micaías, y me ha empleado para que sea su sacerdote.
5 Ellos le dijeron: -Por favor, consulta a Dios, para que sepamos si ha de prosperar el viaje que estamos haciendo.
6 Y el sacerdote les respondió: -Id en paz, porque el viaje que estáis haciendo goza de la aprobación de Jehovah.
7 Entonces partieron aquellos cinco hombres y llegaron a Lais. Y vieron que la gente que habitaba en ella vivía segura, tranquila y confiada, a la manera de los sidonios. No había en la tierra quien les hiciera ningún daño, ni quien les desplazara ni oprimiera. Además, estaban lejos de los sidonios y no tenían trato con nadie.
8 Entonces se volvieron a sus hermanos en Zora y Estaol, y sus hermanos les preguntaron: -¿Qué hay? Ellos respondieron:
9 -¡Levantaos, subamos contra ellos, porque hemos visto la tierra, y he aquí que es muy buena! Vosotros, ¿por qué os quedáis quietos? ¡No vaciléis para poneros en marcha a fin de entrar y tomar posesión de la tierra!
10 Cuando vayáis allá, llegaréis a una gente confiada y a una tierra extensa que Dios ha entregado en vuestra mano. Es un lugar donde no falta ninguna cosa de lo que hay en la tierra.

Los de Dan se llevan al levita

11
Entonces 600 hombres de la familia de los danitas, armados para la guerra, partieron de allí, de Zora y de Estaol.
12 Subieron y acamparon en Quiriat-jearim, en Judá, por lo que aquel lugar fue llamado Campamento de Dan, hasta el día de hoy. He aquí que está al oeste de Quiriat-jearim.
13 De allí pasaron a la región montañosa de Efraín y llegaron hasta la casa de Micaías.
14 Entonces intervinieron aquellos cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra de Lais, y dijeron a sus hermanos: -¿Sabéis que en estas casas hay un efod, ídolos domésticos y una imagen tallada y de fundición? Ahora pues, vosotros sabéis lo que habéis de hacer.
15 Entonces se acercaron allí, llegaron a la casa del joven levita, en casa de Micaías, y le saludaron deseándole paz.
16 Los 600 hombres de los hijos de Dan, ceñidos con sus armas de guerra, estaban a la entrada de la puerta.
17 Mientras el sacerdote estaba a la entrada de la puerta con los 600 hombres ceñidos con sus armas de guerra, los cinco hombres que habían ido a reconocer la tierra subieron, entraron allí y tomaron la imagen tallada y de fundición, el efod y los ídolos domésticos.
18 Y cuando entraron estos hombres en la casa de Micaías, y tomaron la imagen tallada y de fundición, el efod, los ídolos domésticos, el sacerdote les preguntó: -¿Qué estáis haciendo?
19 Ellos le respondieron: -¡Cállate! Pon la mano sobre tu boca, vente con nosotros y sé para nosotros como padre y sacerdote. ¿Es mejor que seas sacerdote de la casa de un solo hombre, o que seas sacerdote de una tribu y de un clan de Israel?
20 Se alegró el corazón del sacerdote; y tomó el efod, los ídolos domésticos y la imagen tallada, y se fue en medio de aquella gente.
21 Ellos se volvieron y partieron, poniendo delante de ellos a los niños, el ganado y las posesiones.
22 Cuando ya se habían alejado de la casa de Micaías, los hombres que habitaban en las casas cercanas a la casa de Micaías fueron convocados y alcanzaron a los hijos de Dan.
23 Entonces gritaron a los hijos de Dan, quienes volvieron la cara y preguntaron a Micaías: -¿Qué te pasa que has convocado gente?
24 El respondió: -¡Tomasteis mis dioses que yo hice y al sacerdote, y os fuisteis! ¿Qué más me queda? ¿Por qué, pues, me preguntáis: "¿Qué te pasa?"
25 Los hijos de Dan le dijeron: -¡Que no se oiga tu voz entre nosotros! No sea que los de ánimo colérico os acometan, y pierdas también tu vida y la vida de los de tu familia.
26 Los hijos de Dan prosiguieron su camino. Y viendo Micaías que ellos eran más fuertes que él, se volvió y regresó a su casa.

La casa sacerdotal de Dan

27
Los hijos de Dan se llevaron las cosas que había hecho Micaías, junto con el sacerdote que tenía, y llegaron a Lais, a una gente tranquila y confiada. Los mataron a filo de espada y prendieron fuego a la ciudad.
28 No hubo quien los socorriese, porque estaban lejos de Sidón y no tenían tratos con nadie. La ciudad estaba en el valle que hay cerca de Bet-rejob. Después ellos reedificaron la ciudad y habitaron en ella.
29 Y llamaron el nombre de aquella ciudad Dan, según el nombre de su padre Dan, que le había nacido a Israel; aunque antes la ciudad se llamaba Lais.
30 Los hijos de Dan erigieron para sí la imagen tallada; y Jonatán hijo de Gersón, hijo de Moisés, él y sus hijos fueron sacerdotes de la tribu de Dan hasta el tiempo de la cautividad de la tierra.
31 Así tuvieron instalada para ellos la imagen tallada que Micaías había hecho, todo el tiempo que la casa de Dios estuvo en Silo.

 

 

 

 

 
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