2ª Reyes 7-14

CAPITULO 7

1 Entonces Eliseo dijo:
-Oíd la palabra de Jehovah: Así ha dicho Jehovah: "Mañana a estas horas, en la puerta de Samaria, se venderá una medida de harina refinada por un siclo, y dos medidas de cebada por un siclo." 
2 El comandante, en cuyo brazo se apoyaba el rey, respondió al hombre de Dios y dijo: -He aquí, aun cuando Jehovah hiciese ventanas en los cielos, ¿sería esto posible? Y él dijo: -¡He aquí que tú lo verás con tus ojos, pero no comerás de ello!

Final del sitio de Samaria 

3
Había cuatro hombres leprosos a la entrada de la puerta de la ciudad, los cuales se dijeron unos a otros:
-¿Para qué nos quedamos aquí hasta morir?
4 Si decimos: "Entremos en la ciudad", el hambre está en la ciudad, y moriremos allí; y si nos quedamos aquí, también moriremos. Ahora pues, vayamos y pasemos al campamento de los sirios. Si nos conceden la vida, viviremos; y si nos matan, moriremos. 
5 Al anochecer se levantaron para ir al campamento de los sirios. Y cuando llegaron a un extremo del campamento de los sirios, he aquí que no había nadie allí.
6 Porque el Señor había hecho que en el campamento de los sirios se oyera el estruendo de carros, el estruendo de caballos y el estruendo de un gran ejército, y se dijeron unos a otros: "He aquí, el rey de Israel ha contratado contra nosotros a los reyes de los heteos y a los reyes de los egipcios para que vengan contra nosotros."
7 Así que se habían levantado y huido al anochecer dejando sus tiendas, sus caballos, sus asnos y el campamento intacto. Y habían huido para salvar sus vidas. 
8 Cuando estos leprosos llegaron al extremo del campamento, entraron en una tienda, comieron y bebieron y tomaron de allí plata, oro y ropa; y fueron y los escondieron. Luego regresaron y entraron en otra tienda; también de allí tomaron, y fueron y lo escondieron.
9 Luego se dijeron unos a otros:
-No estamos haciendo bien. Hoy es día de buenas nuevas, y nosotros estamos callados. Si esperamos hasta la luz de la mañana, nos alcanzará la maldad. Ahora pues, vayamos, entremos y demos la noticia a la casa del rey. 
10 Entonces fueron y dieron voces a los porteros de la ciudad, y les informaron diciendo:
-Fuimos al campamento de los sirios, y he aquí que no había nadie, ni la voz de nadie, sino sólo caballos y asnos atados; y las tiendas estaban intactas. 
11 Los porteros lo proclamaron y lo anunciaron dentro de la casa del rey.
12 Entonces el rey se levantó de noche y dijo a sus servidores:
-Yo os diré lo que nos han hecho los sirios: Ellos saben que tenemos hambre y han salido de sus tiendas para esconderse en el campo diciendo: "Cuando salgan de la ciudad, los prenderemos vivos y entraremos en la ciudad." 
13 Entonces intervino uno de sus servidores y dijo:
-Que se tomen cinco de los caballos que han quedado en la ciudad (a los que quedan les sucederá como a toda la multitud de Israel que ha quedado en ella; les sucederá como a toda la multitud de Israel que ya ha perecido), y mandemos a ver. 
14 Tomaron, pues, dos carros tirados por caballos; y el rey envió mensajeros tras el ejército de los sirios, diciéndoles:
-Id y ved. 
15 Fueron tras ellos hasta el Jordán, y he aquí que todo el camino estaba lleno de prendas de vestir y equipo que los sirios habían arrojado en su apresuramiento. Los mensajeros volvieron e informaron al rey.
16 Entonces el pueblo salió y saqueó el campamento de los sirios. Y sucedió que se vendía una medida de harina refinada por un siclo, y dos medidas de cebada por un siclo, conforme a la palabra de Jehovah.

Muerte del comandante del rey 

17
El rey puso a cargo de la puerta de la ciudad a aquel comandante en cuyo brazo se apoyaba. Pero el pueblo lo atropelló junto a la puerta; y murió, conforme a lo que había dicho el hombre de Dios cuando el rey fue a él.
18 Sucedió, pues, tal como el hombre de Dios había hablado al rey, diciendo: "Mañana a estas horas, en la puerta de Samaria, se venderán dos medidas de cebada por un siclo y una medida de harina refinada por un siclo."
19 Aquel comandante había respondido al hombre de Dios y había dicho: "He aquí, aun cuando Jehovah hiciese ventanas en los cielos, ¿sería esto posible?" Y Eliseo le había dicho: "¡He aquí que tú lo verás con tus ojos, pero no comerás de ello!"
20 Y así le ocurrió, porque el pueblo lo atropelló junto a la puerta, y murió.

CAPITULO 8
Eliseo trae bendición a la sunamita
 

1 Eliseo habló a aquella mujer a cuyo hijo había hecho revivir, diciendo:
-Levántate tú con toda tu familia y vé a residir donde puedas, pues Jehovah ha llamado al hambre, y vendrá sobre la tierra durante siete años. 
2 Entonces la mujer se levantó e hizo como le dijo el hombre de Dios. Ella con su familia partió y se fue a residir en la tierra de los filisteos durante siete años.
3 Y sucedió que cuando pasaron los siete años, la mujer volvió de la tierra de los filisteos y fue a clamar al rey por su casa y por su campo. 
4 El rey estaba hablando con Guejazi, el criado del hombre de Dios, y le decía:
-Cuéntame, por favor, todas las grandes cosas que ha hecho Eliseo. 
5 Y sucedió que mientras él contaba al rey cómo había hecho revivir a un muerto, he aquí la mujer, a cuyo hijo había hecho revivir, vino para clamar al rey por su casa y por su campo. Entonces Guejazi dijo:
-¡Oh mi señor el rey! ¡Esta es la mujer, y éste es su hijo a quien Eliseo hizo revivir! 
6 El rey preguntó a la mujer, y ella se lo contó. Entonces el rey le asignó un funcionario, diciendo: -Haz que le sean devueltas todas las cosas que eran suyas, y todos los productos del campo, desde el día que dejó el país, hasta ahora.

Eliseo predice el reinado de Hazael 

7
Después Eliseo fue a Damasco, y como Ben-hadad, rey de Siria, estaba enfermo, le informaron diciendo:
-El hombre de Dios ha venido aquí. 
8 Entonces el rey dijo a Hazael:
-Toma contigo un presente y vé al encuentro del hombre de Dios; consulta a Jehovah por medio de él y pregunta: "¿Sanaré de esta enfermedad?" 
9 Hazael tomó consigo un presente de todo lo mejor de Damasco, cuarenta camellos cargados, y fue a su encuentro. Cuando llegó, se detuvo delante de él y dijo:
-Ben-hadad, tu hijo, rey de Siria, me ha enviado para preguntarte: "¿Sanaré de esta enfermedad?" 
10 Eliseo le respondió:
-Vé y dile: "¡Ciertamente sanarás!" Pero Jehovah me ha mostrado que de cierto morirá. 
11 Entonces el hombre de Dios se puso de pie y miró fijamente a Hazael, hasta avergonzarlo. Y el hombre de Dios lloró.
12 Hazael le preguntó:
-¿Por qué llora mi señor? El respondió:
-Porque sé el mal que harás a los hijos de Israel. Prenderás fuego a sus fortificaciones, matarás a espada a sus jóvenes, estrellarás a sus niños y abrirás el vientre a sus mujeres encintas. 
13 Hazael dijo: -¿Qué es tu siervo sino un perro, para que haga semejante cosa? Entonces Eliseo respondió:
-Jehovah me ha mostrado que tú serás rey de Siria. 
14 Hazael se alejó de Eliseo y regresó a su señor, quien le preguntó: -¿Qué te ha dicho Eliseo? El respondió:
-Me dijo que ciertamente sanarás. 
15 Pero al día siguiente tomó un paño, lo empapó en agua y lo extendió sobre la cara de Ben-hadad; y éste murió. Y Hazael reinó en su lugar.

Joram, rey de Judá 

16
En el quinto año de Joram hijo de Acab, rey de Israel, y siendo Josafat rey de Judá, comenzó a reinar Joram hijo de Josafat, rey de Judá.
17 Tenía 32 años cuando comenzó a reinar, y reinó 8 años en Jerusalén. 
18 El anduvo en el camino de los reyes de Israel, como hizo la casa de Acab, porque tenía por mujer a una hija de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah.
19 Sin embargo, Jehovah no quiso destruir a Judá, por amor a su siervo David. Porque había prometido darle una lámpara a él, y a sus hijos, continuamente. 
20 En sus días Edom se rebeló contra el dominio de Judá, y constituyeron un rey sobre ellos.
21 Entonces Joram fue a Zaír con todos sus carros. Y sucedió que, levantándose de noche, atacó a los edomitas que les habían cercado a él y a los jefes de los carros; pero el pueblo huyó a sus moradas.
22 Así se rebeló Edom contra el dominio de Judá, hasta el día de hoy. Por aquel tiempo, también Libna se rebeló contra su dominio. 
23 Los demás hechos de Joram y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? 
24 Joram reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la ciudad de David. Y su hijo Ocozías reinó en su lugar.

Ocozías, rey de Judá 

25
En el año 12 de Joram hijo de Acab, rey de Israel, comenzó a reinar Ocozías hijo de Joram, rey de Judá.
26 Ocozías tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó un año en Jerusalén. El nombre de su madre era Atalía hija de Omri, rey de Israel. 
27 El anduvo en el camino de la casa de Acab. E hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como la casa de Acab, porque había emparentado con la casa de Acab.
28 Ocozías, con Joram hijo de Acab, fue a la guerra contra Hazael, rey de Siria, en Ramot de Galaad. Los sirios hirieron a Joram,
29 y el rey Joram volvió a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado los sirios en Ramot, cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Ocozías hijo de Joram, rey de Judá, descendió a Jezreel para ver a Joram hijo de Acab, porque éste estaba enfermo. 


CAPITULO 9
Jehú es ungido rey de Israel
 

1 Entonces el profeta Eliseo llamó a uno de los hijos de los profetas y le dijo:
-Cíñete los lomos, toma este frasco de aceite en tu mano, y vé a Ramot de Galaad.
2 Cuando llegues allá, verás allí a Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi. Entra, haz que se levante de entre sus compañeros y llévalo a una habitación interior.
3 Luego toma el frasco de aceite y derrámalo sobre su cabeza diciendo: "Así ha dicho Jehovah: ’Yo te he ungido rey de Israel.’ " Luego abre la puerta y escápate. ¡No esperes! 
4 Aquel joven, el criado del profeta, fue a Ramot de Galaad.
5 Entonces entró, y he aquí que los jefes del ejército estaban sentados. Y dijo:
-Jefe, tengo un mensaje para ti. Jehú preguntó: -¿Para cuál de todos nosotros? Y él respondió:
-Para ti, jefe. 
6 Jehú se levantó y entró en la casa, y el joven derramó el aceite sobre su cabeza y le dijo:
-Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Yo te he ungido rey del pueblo de Jehovah, de Israel.
7 Tú herirás a los de la casa de Acab, tu señor, para que yo vengue la sangre de mis siervos los profetas y la sangre de todos los siervos de Jehovah derramada por mano de Jezabel.
8 Toda la casa de Acab perecerá; exterminaré a todo varón de Acab en Israel, tanto a los esclavos como a los libres.
9 Yo haré a su casa como a la casa de Jeroboam hijo de Nabat y a la casa de Baasa hijo de Ajías.
10 Y a Jezabel la comerán los perros en la parcela de Jezreel. No habrá quien le dé sepultura."
En seguida abrió la puerta y huyó.

El ejército proclama rey a Jehú 

11
Después Jehú salió a donde estaban los servidores de su señor, y le preguntaron:
-¿Todo va bien? ¿Para qué vino a ti ese loco? Y él les dijo: -Vosotros conocéis a ese hombre y sus palabras. 
12 Ellos dijeron: -¡Mentira! ¡Decláranoslo, por favor! Y él dijo:
-Así y así me habló diciendo: "Así ha dicho Jehovah: ’Yo te he ungido rey de Israel.’ " 
13 Entonces tomaron rápidamente cada uno su manto y lo tendieron debajo de Jehú sobre las gradas desnudas. Luego tocaron la corneta y proclamaron:
-¡Jehú reina! 
14 Así conspiró Jehú hijo de Josafat, hijo de Nimsi, contra Joram.

Jehú elimina a Joram rey de Israel 

Joram había estado guardando Ramot de Galaad con todo Israel, por causa de Hazael, rey de Siria.
15 Pero el rey Joram había regresado a Jezreel para curarse de las heridas que le habían ocasionado los sirios cuando combatía contra Hazael, rey de Siria. Entonces Jehú dijo:
-Si es vuestro deseo, que nadie se escape de la ciudad para ir a dar las noticias en Jezreel. 
16 Luego Jehú mismo cabalgó y fue a Jezreel, porque Joram estaba allí, en cama. También Ocozías, rey de Judá, había descendido para ver a Joram. 
17 Entonces el centinela que estaba apostado en la torre de Jezreel vio al grupo de gente de Jehú que venía, y dijo: -¡Veo un grupo de gente! Joram dijo:
-Toma un jinete y envíalo a su encuentro, y que les pregunte: "¿Hay paz?" 
18 Fue el jinete a caballo a su encuentro, y le dijo: -Así ha dicho el rey: "¿Hay paz?" Y Jehú respondió: -¿Qué te importa a ti la paz? ¡Vuélvete conmigo! Entonces el centinela informó diciendo:
-¡El mensajero llegó hasta ellos, pero no regresa! 
19 Envió otro jinete a caballo, el cual llegó hasta ellos y dijo: -Así ha dicho el rey: "¿Hay paz?" Y Jehú respondió:
-¿Qué te importa a ti la paz? ¡Vuélvete conmigo! 
20 También el centinela informó diciendo:
-¡Ese llegó hasta ellos, pero no regresa! Y la manera de conducir del que viene es como la de Jehú hijo de Nimsi, porque conduce como un loco. 
21 Entonces Joram dijo: -¡Unce el carro!
Cuando unció su carro, Joram rey de Israel y Ocozías rey de Judá, cada uno en su carro, salieron al encuentro de Jehú, y lo encontraron en la parcela de Nabot de Jezreel.
22 Y cuando Joram vio a Jehú, le preguntó:
-¿Hay paz, Jehú? Y él respondió:
-¿Cómo va a haber paz, mientras continúen las fornicaciones y las muchas hechicerías de tu madre Jezabel? 
23 Entonces Joram, volviendo las riendas, huyó diciendo a Ocozías:
-¡Traición, Ocozías! 
24 Pero Jehú puso la flecha en su arco e hirió a Joram por la espalda. La flecha le atravesó el corazón, y él cayó sobre sus rodillas en su carro.
25 Luego Jehú dijo a Bidcar, uno de sus comandantes:
-¡Tómalo y arrójalo en la parcela del campo de Nabot de Jezreel! Acuérdate que cuando tú y yo íbamos juntos cabalgando detrás de su padre Acab, Jehovah pronunció contra él esta sentencia:
26 "Ciertamente vi ayer la sangre de Nabot y la sangre de sus hijos, dice Jehovah. Y tengo que darte la retribución en esta parcela, dice Jehovah." Ahora pues, tómalo y arrójalo en la parcela, conforme a la palabra de Jehovah.

Jehú elimina a Ocozías rey de Judá 

27
Al ver esto Ocozías, rey de Judá, huyó por el camino de Bet-hagan, y Jehú lo persiguió diciendo:
-¡Matad también a ése! Y le hirieron en el carro en la cuesta de Gur, junto a Ibleam; pero huyó a Meguido, donde murió.
28 Entonces sus servidores le llevaron a Jerusalén en un carro, y le dieron sepultura con sus padres en su sepulcro en la Ciudad de David.
29 En el año 11 de Joram hijo de Acab había comenzado a reinar Ocozías sobre Judá.

Jehú elimina a Jezabel 

30
Jehú fue después a Jezreel. Y cuando lo oyó Jezabel, se pintó los ojos, arregló su cabello y miró por la ventana.
31 Cuando Jehú entraba por la puerta de la ciudad, ella dijo:
-¿Cómo le va a Zimri, asesino de su señor? 
32 Jehú levantó la cara hacia la ventana y dijo: -¿Quién está conmigo? ¿Quién?
Miraron hacia él dos o tres funcionarios,
33 y él les dijo:
-¡Echadla abajo!
La echaron, y parte de su sangre salpicó la pared y los caballos, los cuales la atropellaron.
34 Luego entró, y después que comió y bebió, dijo:
-Ocupaos de esa maldita y sepultadla, pues es hija de rey. 
35 Pero cuando fueron para sepultarla, no hallaron de ella más que el cráneo, los pies y las palmas de las manos.
36 Volvieron y se lo informaron. Y él dijo:
-¡Esta es la palabra que Jehovah habló por medio de su siervo Elías el tisbita, diciendo: "En la parcela de Jezreel, los perros comerán la carne de Jezabel;
37 y el cadáver de Jezabel será como estiércol sobre la superficie del campo en la parcela de Jezreel, de modo que nadie pueda decir: ’Esta es Jezabel.’ "

CAPITULO 10
Jehú elimina a los hijos de Acab
 

1 Acab tenía setenta hijos en Samaria. Y Jehú escribió cartas y las envió a Samaria a los principales de la ciudad, a los ancianos y a los tutores de los hijos de Acab, diciendo: 
2 Ahora, cuando esta carta llegue a vosotros, puesto que tenéis con vosotros a los hijos de vuestro señor, y tenéis con vosotros los carros, los caballos, una ciudad fortificada y las armas,
3 mirad cuál es el mejor y más apto de los hijos de vuestro señor, y ponedlo en el trono de su padre, y combatid por la casa de vuestro señor. 
4 Pero ellos tuvieron mucho temor y se dijeron: "He aquí que dos reyes no pudieron resistirle; ¿cómo podremos resistir nosotros?"
5 Entonces el administrador del palacio, el alcalde de la ciudad, los ancianos y los tutores enviaron a decir a Jehú: "Nosotros somos tus siervos y haremos todo lo que nos digas. No pondremos a ninguno como rey; haz lo que te parezca bien." 
6 Entonces les escribió una segunda carta diciendo: Si estáis de mi parte y obedecéis mi voz, tomad las cabezas de los hijos varones de vuestro señor y venid a mí mañana a estas horas, a Jezreel.
Los hijos del rey, setenta hijos varones, estaban allí con los principales de la ciudad que los criaban.
7 Y sucedió que cuando les llegó la carta, tomaron a los hijos del rey y degollaron a los setenta hijos varones. Luego pusieron sus cabezas en canastas y las enviaron a Jehú, a Jezreel.
8 Entonces llegó el mensajero y le informó diciendo:
-Han traído las cabezas de los hijos del rey. Y él dijo:
-Ponedlas en dos montones a la entrada de la puerta de la ciudad, hasta mañana. 
9 Cuando llegó la mañana, Jehú salió, se puso de pie y dijo a todo el pueblo:
-Vosotros sois inocentes. He aquí, yo soy el que ha conspirado contra mi señor y lo he matado. Pero, ¿quién ha matado a todos éstos?
10 Sabed, por tanto, que de la palabra de Jehovah, de lo que ha hablado Jehovah contra la casa de Acab, nada caerá a tierra; y que Jehovah ha hecho lo que había dicho por medio de su siervo Elías. 
11 Así Jehú mató a todos los que habían quedado de la casa de Acab en Jezreel, a todos sus principales, a sus amigos íntimos y a sus sacerdotes, hasta no dejarle ningún sobreviviente.

Jehú elimina a los hermanos de Ocozías 

12
Jehú partió y se dirigió a Samaria, y en el camino llegó a Bet-equed de los pastores.
13 Y Jehú encontró allí a los hermanos de Ocozías, rey de Judá, y les preguntó:
-¿Quiénes sois vosotros? Ellos respondieron: -Somos hermanos de Ocozías y hemos descendido para saludar a los hijos del rey y a los hijos de la reina madre. 
14 Entonces él dijo: -¡Prendedlos vivos! Y después que los prendieron vivos, degollaron junto al pozo de Bet-equed a cuarenta y dos hombres, sin dejar con vida a ninguno de ellos.

Jehú elimina a la familia de Acab 

15
Jehú partió de allí y encontró a Jonadab hijo de Recab, que venía a su encuentro. Y después de saludarle, le preguntó:
-¿Es recto tu corazón, como mi corazón es recto con tu corazón? Jonadab respondió: -Sí, lo es. Entonces Jehú dijo: -Si lo es, ¡dame la mano! Y le dio la mano. Luego le hizo subir con él al carro,
16 y dijo:
-Ven conmigo y verás mi celo por Jehovah.
Y le hizo subir a su carro.
17 Entonces, cuando Jehú llegó a Samaria, mató a todos los de Acab que habían quedado allí, hasta exterminarlos, conforme a la palabra que Jehovah había hablado a Elías.

Jehú elimina a los profetas de Baal 

18
Entonces Jehú reunió a todo el pueblo y les dijo:
-Acab sirvió poco a Baal; Jehú le servirá mucho.
19 Ahora pues, convocadme a todos los profetas de Baal, a todos sus siervos y a todos sus sacerdotes, sin que falte ni uno; porque voy a ofrecer un gran sacrificio a Baal. Cualquiera que falte no vivirá.
Jehú hacía esto con astucia, para destruir a los que rendían culto a Baal.
20 Entonces dijo Jehú:
-¡Consagrad una asamblea festiva para Baal!
Y ellos la convocaron.
21 Entonces Jehú envió mensajeros por todo Israel, y todos los siervos de Baal llegaron, sin que nadie dejase de venir. Y entraron en el templo de Baal, el cual se llenó de extremo a extremo. 
22 Entonces Jehú dijo al que estaba a cargo del vestuario: -Saca vestiduras para todos los siervos de Baal.
Y él sacó las vestimentas para ellos.
23 Luego entró Jehú con Jonadab hijo de Recab en el templo de Baal, y dijo a los siervos de Baal:
-Buscad y ved que no haya aquí entre vosotros ninguno de los siervos de Jehovah, sino sólo los siervos de Baal. 
24 Cuando entraron para ofrecer los sacrificios y los holocaustos, Jehú colocó afuera ochenta hombres diciéndoles:
-¡Cualquiera que deje escapar a alguno de los hombres que yo he puesto en vuestras manos, su vida responderá por la de él! 
25 Y sucedió que cuando ellos acabaron de hacer el holocausto, Jehú dijo a los de su escolta y a los comandantes: -¡Entrad y matadlos; que no salga ninguno!
Los de la escolta y los comandantes los mataron a filo de espada y los echaron fuera. Avanzaron hasta el interior del templo de Baal,
26 sacaron el árbol ritual del templo de Baal y lo quemaron.
27 Destrozaron la piedra ritual de Baal, destrozaron el templo y lo convirtieron en letrina hasta el día de hoy.
28 Así Jehú erradicó a Baal de Israel.

Otros hechos de Jehú 

29
Con todo eso, Jehú no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. Jehú no se apartó de ir en pos de los becerros de oro que estaban en Betel y en Dan.
30 Entonces Jehovah dijo a Jehú:
-Porque has actuado bien haciendo lo recto ante mis ojos y has hecho a la casa de Acab conforme a todo lo que estaba en mi corazón, tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación. 
31 Pero Jehú no se cuidó de andar con todo su corazón en la ley de Jehovah Dios de Israel, ni se apartó de los pecados de Jeroboam, quien hizo pecar a Israel. 
32 En aquellos días Jehovah comenzó a reducir a Israel. Hazael los derrotó en todo el territorio de Israel,
33 desde el Jordán al oriente, en todas las tierras de Galaad, Gad, Rubén y Manasés; y desde Aroer, que está junto al río Arnón, hasta Galaad y Basán. 
34 Los demás hechos de Jehú, todas las cosas que hizo y todo su poderío, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
35 Jehú reposó con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joacaz reinó en su lugar.
36 El tiempo que reinó Jehú sobre Israel en Samaria fue de 28 años.

CAPITULO 11
Atalía usurpa el trono de Judá
 

1 Cuando Atalía, madre de Ocozías, vio que su hijo había muerto, se levantó y exterminó a toda la descendencia real.
2 Pero Josabet, hija del rey Joram y hermana de Ocozías, tomó a Joás hijo de Ocozías, lo sacó a escondidas de entre los hijos del rey a quienes estaban dando muerte, y puso a él y a su nodriza en un dormitorio. Así lo escondió de Atalía, y no fue muerto.
3 Y estuvo escondido con ella en la casa de Jehovah seis años. Entre tanto, Atalía reinaba en el país.

Joás asciende al trono de Judá 

4
Al séptimo año, Joyada trajo a los jefes de centenas de los careos y de los de la escolta real, y los llevó con él a la casa de Jehovah. Entonces hizo un convenio con ellos, les hizo prestar juramento en la casa de Jehovah y les mostró al hijo del rey.
5 Y les mandó diciendo:
-Esto es lo que habéis de hacer: Una tercera parte de vosotros, los que entráis de turno el sábado, tendréis la guardia de la casa del rey.
6 Otra tercera parte estará junto a la puerta Sur, y la otra tercera parte estará en la puerta detrás de la escolta real. Así guardaréis el palacio por turno.
7 Y dos partes de vosotros, todos los que salís de turno el sábado, tendréis la guardia de la casa de Jehovah junto al rey.
8 Formaréis un círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en su mano. Cualquiera que se meta en las filas morirá. Estaréis con el rey cuando salga y cuando entre. 
9 Los jefes de centenas hicieron conforme a todo lo que había mandado el sacerdote Joyada. Tomaron cada uno a sus hombres, a los que habían de entrar el sábado y a los que habían de salir el sábado, y fueron al sacerdote Joyada.
10 El sacerdote dio a los jefes de centenas las lanzas y los escudos que habían sido del rey David, y que estaban en la casa de Jehovah.
11 Entonces los de la escolta real se apostaron, cada uno con sus armas en su mano, desde el lado sur del templo hasta el lado norte del templo, entre el altar y el templo, alrededor del rey. 
12 Luego Joyada sacó al hijo del rey, le puso la corona y le dio el testimonio; y le proclamaron rey. Lo ungieron y le aplaudieron diciendo:
-¡Viva el rey! 
13 Cuando Atalía oyó el bullicio de la escolta y de la gente, se acercó a la gente en la casa de Jehovah.
14 Y cuando miró, he aquí que el rey estaba de pie junto a la columna, según la costumbre. Los magistrados y los que tocaban las trompetas estaban junto al rey. Todo el pueblo de la tierra se regocijaba y tocaba las trompetas. Entonces Atalía rasgó sus vestidos y gritó:
-¡Conspiración! ¡Conspiración! 
15 Luego el sacerdote Joyada dio orden a los jefes de centenas que estaban al mando del ejército, y les dijo: -¡Sacadla de entre las filas; y al que la siga, matadle a espada!
Porque el sacerdote había dicho que no la matasen en la casa de Jehovah.
16 Entonces le echaron mano, y cuando ella llegó a la casa del rey, por el camino de la entrada de los caballos, allí fue muerta. 
17 Joyada hizo un pacto entre Jehovah, el rey y el pueblo, de que serían el pueblo de Jehovah. También hizo pacto entre el rey y el pueblo.
18 Después todo el pueblo de la tierra entró en el templo de Baal, y lo destruyeron. Rompieron por completo sus altares y sus imágenes, y delante de los altares mataron a Matán, sacerdote de Baal.
Luego el sacerdote designó oficiales para la casa de Jehovah.
19 Después tomó a los jefes de centenas, a los careos, a los de la escolta real y a todo el pueblo de la tierra; e hicieron descender al rey desde la casa de Jehovah. Entraron en la casa del rey por el camino de la puerta de los de la escolta real. Entonces el rey se sentó en el trono real.
20 Todo el pueblo de la tierra se regocijó, y la ciudad estaba en calma, después que a Atalía le habían dado muerte a espada en la casa del rey. 
21 Joás tenía 7 años cuando comenzó a reinar.

CAPITULO 12

1 Joás comenzó a reinar en el séptimo año de Jehú, y reinó 40 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Sibia, de Beerseba.

Joás restaura el templo 

2
Joás hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, todo el tiempo en que le instruyó el sacerdote Joyada.
3 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos. 
4 Entonces Joás dijo a los sacerdotes: -Todo el dinero de las cosas consagradas que se trae a la casa de Jehovah, tanto el dinero estipulado a cada hombre (el dinero del rescate de las personas) como todo el dinero que cada uno traiga voluntariamente a la casa de Jehovah,
5 tómenlo para sí los sacerdotes, cada uno de parte de su administrador, y reparen ellos las grietas del templo donde éstas se encuentren. 
6 Pero sucedió que hasta el año 23 del rey Joás, los sacerdotes aún no habían reparado las grietas del templo.
7 Entonces el rey Joás llamó al sacerdote Joyada y a los demás sacerdotes, y les dijo:
-¿Por qué no reparáis las grietas del templo? Ahora pues, no toméis el dinero de vuestros administradores, sino dadlo para reparar las grietas del templo. 
8 Los sacerdotes consintieron en no tomar dinero del pueblo, ni reparar las grietas del templo.
9 El sacerdote Joyada tomó un cofre, le hizo una abertura en la tapa y lo puso junto al altar, a la derecha, según uno entra en la casa de Jehovah. Los sacerdotes que guardaban la puerta depositaban en él todo el dinero que era llevado a la casa de Jehovah.
10 Y sucedía que cuando veían que había mucho dinero en el cofre, el escriba del rey y el sumo sacerdote iban y contaban el dinero que se hallaba en la casa de Jehovah, y lo guardaban en bolsas.
11 Entregaban el dinero contado en manos de los que hacían la obra, los que estaban encargados de la casa de Jehovah; y ellos lo gastaban en pagar a los carpinteros y a los constructores que reparaban la casa de Jehovah,
12 a los albañiles y a los canteros, y para la compra de madera y piedra labrada, a fin de reparar las grietas de la casa de Jehovah, y para todo lo que se gastaba en la reparación del templo.
13 Pero con el dinero que se llevaba a la casa de Jehovah no hacían tazas de plata, ni despabiladeras, ni tazones, ni trompetas, ni ningún otro objeto de oro ni de plata para la casa de Jehovah,
14 porque lo daban a los que hacían la obra y con él reparaban la casa de Jehovah.
15 Tampoco se pedían cuentas a los hombres en cuyas manos era entregado el dinero para darlo a los que hacían la obra, pues ellos actuaban con honestidad. 
16 El dinero del sacrificio por la culpa y el dinero del sacrificio por el pecado no era traído a la casa de Jehovah, porque era para los sacerdotes.

Ultimos años y muerte de Joás 

17
Por aquel entonces subió Hazael, rey de Siria, combatió contra Gat y la tomó. Luego Hazael decidió subir contra Jerusalén.
18 Y Joás, rey de Judá, tomó todas las cosas sagradas que habían consagrado Josafat, Joram y Ocozías sus padres, reyes de Judá, las que él mismo había consagrado y todo el oro que se halló en los tesoros de la casa de Jehovah y de la casa del rey, y las envió a Hazael, rey de Siria. Así se alejó éste de Jerusalén. 
19 Los demás hechos de Joás y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
20 Sus servidores se levantaron, hicieron una conspiración y mataron a Joás en Bet-milo, en el camino que desciende a Sila.
21 Sus servidores Josacar hijo de Simeat y Jozabad hijo de Somer lo hirieron, y murió. Luego lo sepultaron con sus padres en la Ciudad de David. Y su hijo Amasías reinó en su lugar.

CAPITULO 13
Joacaz, rey de Israel

1 En el año 23 de Joás hijo de Ocozías, rey de Judá, comenzó a reinar Joacaz hijo de Jehú sobre Israel en Samaria, y reinó 17 años. 
2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah y siguió tras los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel; no se apartó de ellos.
3 Por eso se encendió el furor de Jehovah contra Israel, y los entregó en mano de Hazael, rey de Siria, y en mano de Ben-hadad hijo de Hazael, por mucho tiempo.
4 Pero Joacaz imploró el favor de Jehovah, y Jehovah le escuchó, porque vio la opresión de Israel, pues el rey de Siria los oprimía.
5 Entonces Jehovah dio un libertador a Israel, y salieron del dominio de los sirios. Así habitaron los hijos de Israel en sus moradas, como antes.
6 Sin embargo, no se apartaron de los pecados de la casa de Jeroboam, quien hizo pecar a Israel; y anduvieron en ellos. También el árbol ritual de Asera seguía en pie en Samaria. 
7 No le había quedado gente a Joacaz, salvo 50 jinetes, 10 carros y 10.000 hombres de infantería. Porque el rey de Siria los había destruido y los había dejado como polvo de la trilla. 
8 Los demás hechos de Joacaz, todas las cosas que hizo y su poderío, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
9 Joacaz reposó con sus padres, y lo sepultaron en Samaria. Y su hijo Joás reinó en su lugar.

Joás, rey de Israel 

10
En el año 37 de Joás, rey de Judá, comenzó a reinar Joás hijo de Joacaz sobre Israel en Samaria, y reinó 16 años. 
11 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. No se apartó de todos los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel, sino que anduvo en ellos. 
12 Los demás hechos de Joás, todas las cosas que hizo y el poderío con que luchó contra Amasías, rey de Judá, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
13 Joás reposó con sus padres, y Jeroboam se sentó en su trono. Y Joás fue sepultado en Samaria, con los reyes de Israel.

Eliseo predice la victoria sobre Siria 

14
Eliseo se enfermó de la enfermedad de la que moriría. Entonces Joás, rey de Israel, descendió a él y llorando en su presencia, dijo:
-¡Padre mío, padre mío! ¡Carro de Israel, y sus jinetes! 
15 Eliseo le dijo: -Toma un arco y flechas.
El tomó un arco y flechas,
16 y Eliseo dijo al rey de Israel:
-Pon tu mano sobre el arco.
Cuando puso su mano, Eliseo puso sus manos sobre las manos del rey.
17 Luego dijo:
-Abre la ventana que da al oriente. El la abrió, y Eliseo dijo: -¡Tira! Y él tiró. Entonces Eliseo dijo:
-¡Flecha de victoria de Jehovah! ¡Flecha de victoria contra Siria! Porque derrotarás a Siria en Afec, hasta acabar con ella. 
18 Volvió a decir: -Toma las flechas. Las tomó, y Eliseo dijo al rey de Israel: -¡Golpea la tierra!
El golpeó la tierra tres veces y se detuvo.
19 Entonces el hombre de Dios se enojó contra él y dijo:
-De haber golpeado cinco o seis veces, entonces habrías derrotado a Siria hasta acabar con ella. Pero ahora la derrotarás sólo tres veces.

Los restos de Eliseo 

20
Murió Eliseo, y lo sepultaron. Al año siguiente llegaron al país unas bandas armadas de los moabitas.
21 Y aconteció que mientras algunos sepultaban a un hombre, he aquí que vieron una banda armada y arrojaron al muerto dentro del sepulcro de Eliseo. Y cuando el muerto cayó y tocó los restos de Eliseo, aquél revivió y se puso de pie.

Joás derrota tres veces a los sirios 

22
Hazael, rey de Siria, oprimió a los israelitas todos los días de Joacaz.
23 Pero Jehovah fue generoso con ellos y les mostró misericordia. Se volvió hacia ellos a causa de su pacto con Abraham, Isaac y Jacob, y no quiso destruirlos ni echarlos de su presencia hasta ahora. 
24 Después murió Hazael, rey de Siria, y su hijo Ben-hadad reinó en su lugar.
25 Entonces Joás hijo de Joacaz volvió a tomar de mano de Ben-hadad hijo de Hazael las ciudades que éste había tomado en la guerra, de mano de su padre Joacaz. Tres veces lo derrotó Joás y recuperó las ciudades de Israel.

CAPITULO 14
Amasías, rey de Judá 

1 En el segundo año de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel, comenzó a reinar Amasías hijo de Joás, rey de Judá.
2 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 29 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Joadán, de Jerusalén. 
3 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, aunque no como su padre David. Hizo conforme a todas las cosas que había hecho su padre Joás.
4 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos. 
5 Sucedió que cuando el reino se consolidó en su mano, mató a sus servidores que habían herido de muerte al rey, su padre.
6 Pero no dio muerte a los hijos de los que le habían dado muerte, conforme a lo que está escrito en el libro de la Ley de Moisés, donde Jehovah mandó diciendo: Los padres no serán muertos por culpa de los hijos, ni los hijos serán muertos por culpa de los padres; sino que cada cual será muerto por su propio pecado. 
7 El derrotó a 10.000 edomitas en el valle de la Sal. También tomó Sela por medio de la guerra y la llamó Jocteel, hasta el día de hoy. 
8 Por aquel entonces Amasías envió mensajeros a Joás hijo de Joacaz, hijo de Jehú, rey de Israel, diciendo: "¡Ven, y veámonos las caras!" 
9 Y Joás, rey de Israel, mandó a decir a Amasías, rey de Judá: "El cardo que está en el Líbano mandó a decir al cedro que está en el Líbano: ’Da tu hija a mi hijo por mujer.’ Entonces pasó una fiera salvaje del Líbano y pisoteó el cardo.
10 Ciertamente has derrotado a Edom, y tu corazón se ha envanecido. Disfruta de tu gloria, pero quédate en tu casa. ¿Por qué provocas un mal en que puedas caer tú y Judá contigo?" 
11 Pero Amasías no quiso escuchar. Entonces Joás, rey de Israel, subió; y se enfrentaron él y Amasías, rey de Judá, en Bet-semes, que pertenece a Judá. 
12 Los de Judá fueron derrotados ante Israel y huyeron, cada uno a su morada. 
13 Entonces Joás, rey de Israel, prendió en Bet-semes a Amasías, rey de Judá e hijo de Joás, hijo de Ocozías; y vino a Jerusalén. Y abrió una brecha en el muro de Jerusalén, desde la puerta de Efraín hasta la puerta de la Esquina, 400 codos.
14 Luego tomó todo el oro, la plata y todos los utensilios que se hallaban en la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey. También tomó rehenes y regresó a Samaria. 
15 Los demás hechos de Joás, las cosas que hizo, su poderío y cómo luchó contra Amasías, rey de Judá, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
16 Joás reposó con sus padres y fue sepultado en Samaria, con los reyes de Israel. Y su hijo Jeroboam reinó en su lugar. 
17 Amasías hijo de Joás, rey de Judá, vivió quince años después de la muerte de Joás hijo de Joacaz, rey de Israel.
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