2ª Reyes 18-22

CAPITULO 15
Azarías, rey de Judá
 

1 En el año 27 de Jeroboam, rey de Israel, comenzó a reinar Azarías hijo de Amasías, rey de Judá. 
2 Tenía 16 años cuando comenzó a reinar, y reinó 52 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jecolía, de Jerusalén. 
3 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Amasías.
4 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.
5 Jehovah hirió al rey, y quedó leproso hasta el día de su muerte, habitando aislado en una casa. Jotam, hijo del rey, tenía a su cargo la casa del rey y gobernaba al pueblo de la tierra. 
6 Los demás hechos de Azarías y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
7 Azarías reposó con sus padres, y lo sepultaron con sus padres en la Ciudad de David. Y su hijo Jotam reinó en su lugar.

Zacarías, rey de Israel 

8
En el año 38 de Azarías, rey de Judá, Zacarías hijo de Jeroboam reinó sobre Israel en Samaria seis meses. 
9 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como habían hecho sus padres. No se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel.
10 Entonces Salum hijo de Jabes conspiró contra él, lo hirió en presencia del pueblo y lo mató; y reinó en su lugar. 
11 Los demás hechos de Zacarías, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel. 
12 Esta fue la palabra que Jehovah había hablado a Jehú, diciendo: "Tus hijos se sentarán en el trono de Israel hasta la cuarta generación." Y fue así.

Salum, rey de Israel 

13
Salum hijo de Jabes comenzó a reinar en el año 39 de Azarías, rey de Judá. Y reinó en Samaria un mes.
14 Entonces Menajem hijo de Gadi subió de Tirsa y fue a Samaria, e hirió a Salum hijo de Jabes en Samaria; lo mató y reinó en su lugar. 
15 Los demás hechos de Salum y la conspiración que hizo, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

Menajem, rey de Israel 

16
Por aquel entonces Menajem atacó Tifsaj y a todos los que estaban en ella y en sus territorios, desde Tirsa. La atacó porque no le habían abierto las puertas, y abrió el vientre a todas sus mujeres encintas. 
17 En el año 39 de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Menajem hijo de Gadi sobre Israel, y reinó 10 años en Samaria. 
18 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. En todos sus días no se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. 
19 Entonces Tiglat-pileser, rey de Asiria, vino contra el país, y Menajem dio a Tiglat-pileser 1.000 talentos de plata para que le ayudara a consolidar el reino en su mano.
20 Menajem exigió el dinero a Israel, es decir, a todos los pudientes, 50 siclos de plata a cada uno, para dárselo al rey de Asiria. Así que el rey de Asiria regresó y no se detuvo allí en el país. 
21 Los demás hechos de Menajem y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
22 Menajem reposó con sus padres, y su hijo Pecaías reinó en su lugar.

Pecaías, rey de Israel 

23
En el año 50 de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Pecaías hijo de Menajem sobre Israel en Samaria, y reinó dos años. 
24 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. No se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. 
25 Contra él conspiró Pécaj hijo de Remalías, que era un comandante suyo; e hirió a Pecaías en Samaria, en la ciudadela de la casa del rey, junto con Argob y Arié. Con él iban cincuenta hombres de los hijos de Galaad. Le dio muerte y reinó en su lugar. 
26 Los demás hechos de Pecaías, y todas las cosas que hizo, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.

Pécaj, rey de Israel 

27
En el año 52 de Azarías, rey de Judá, comenzó a reinar Pécaj hijo de Remalías sobre Israel en Samaria, y reinó 20 años. 
28 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah. No se apartó de los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, quien hizo pecar a Israel. 
29 En los días de Pécaj, rey de Israel, vino Tiglat-pileser, rey de Asiria, y tomó gente de Ijón, Abel-bet-maaca, Janóaj, Quedes, Hazor, Galaad, Galilea y de toda la tierra de Neftalí; y la llevó cautiva a Asiria. 
30 Oseas hijo de Ela hizo una conspiración contra Pécaj hijo de Remalías, y lo hirió y le dio muerte. Y reinó en su lugar en el año 20 de Jotam hijo de Azarías.
31 Los demás hechos de Pécaj, y todas las cosas que hizo, he aquí que están escritos en las crónicas de los reyes de Israel.

Jotam, rey de Judá 

32
En el segundo año de Pécaj hijo de Remalías, rey de Israel, comenzó a reinar Jotam hijo de Azarías, rey de Judá.
33 Tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Jerusa hija de Sadoc. 
34 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, conforme a todas las cosas que había hecho su padre Azarías.
35 Sin embargo, los lugares altos no fueron quitados, y el pueblo aún ofrecía sacrificios y quemaba incienso en los lugares altos.
El edificó la puerta superior de la casa de Jehovah. 
36 Los demás hechos de Jotam, y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
37 En aquel tiempo Jehovah comenzó a enviar contra Judá a Rezín, rey de Siria, y a Pécaj hijo de Remalías.
38 Jotam reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Acaz reinó en su lugar.

CAPITULO 16
Acaz, rey de Judá
 

1 En el año 17 de Pécaj hijo de Remalías, comenzó a reinar Acaz hijo de Jotam, rey de Judá.
2 Acaz tenía 20 años cuando comenzó a reinar, y reinó 16 años en Jerusalén. 
El no hizo lo recto ante los ojos de Jehovah su Dios, en contraste con su padre David.
3 Anduvo en el camino de los reyes de Israel, y aun hizo pasar por fuego a su hijo, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel.
4 Asimismo, ofreció sacrificios y quemó incienso en los lugares altos, sobre las colinas y debajo de todo árbol frondoso. 
5 Entonces Rezín, rey de Siria, y Pécaj hijo de Remalías, rey de Israel, subieron a Jerusalén para hacer la guerra. Sitiaron a Acaz, pero no pudieron vencerle.
6 En aquel tiempo Rezín, rey de Siria, recuperó Eilat para Siria, y echó de Eilat a los judíos. Después los edomitas fueron a Eilat y habitaron allí hasta el día de hoy. 
7 Entonces Acaz envió mensajeros a Tiglat-pileser, rey de Asiria, para decirle: "Yo soy tu siervo y tu hijo. Sube y defiéndeme de mano del rey de Siria y de mano del rey de Israel, que se han levantado contra mí."
8 Acaz tomó la plata y el oro que se hallaban en la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey, y envió al rey de Asiria un presente.
9 El rey de Asiria le atendió; subió el rey de Asiria contra Damasco, la tomó y llevó cautivos a sus habitantes a Quir. Y también mató a Rezín.

Innovaciones de Acaz en el templo 

10
El rey Acaz fue a Damasco, al encuentro de Tiglat-pileser, rey de Asiria. Y cuando vio el altar que estaba en Damasco, el rey Acaz envió al sacerdote Urías el diseño y el modelo del altar, conforme a toda su construcción.
11 El sacerdote Urías construyó el altar de acuerdo con todo lo que el rey Acaz había enviado de Damasco. Así lo hizo el sacerdote Urías antes que el rey Acaz volviera de Damasco. 
12 Cuando el rey volvió de Damasco y vio el altar, el rey se acercó a él y ofreció sobre él un holocausto.
13 Quemó su holocausto y su ofrenda vegetal, derramó su libación y esparció la sangre de sus sacrificios de paz sobre el altar. 
14 El altar de bronce que estaba delante de Jehovah, él lo quitó de delante del templo, de entre su altar y la casa de Jehovah, y lo puso en el lado norte de su altar.
15 Luego el rey Acaz dio orden al sacerdote Urías, diciendo: "En el altar grande quema el holocausto de la mañana y la ofrenda vegetal de la tarde, así como el holocausto del rey y su ofrenda, el holocausto de todo el pueblo de la tierra y su ofrenda y su libación. Esparce sobre él toda la sangre del holocausto y toda la sangre del sacrificio. Pero el altar de bronce será mío, para que yo determine."
16 Y el sacerdote Urías hizo conforme a todas las cosas que le ordenó el rey Acaz. 
7 El rey Acaz también desmontó los marcos de las bases de las pilas móviles y quitó de encima de ellas las pilas. También bajó la fuente de encima de los bueyes de bronce que estaban debajo de ella, y la puso sobre el pavimento de piedra.
18 Asimismo, a causa del rey de Asiria, quitó de la casa de Jehovah el dosel para el sábado que habían hecho en la casa y el pasadizo exterior del rey. 
19 Los demás hechos de Acaz, las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
20 Acaz reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David. Y su hijo Ezequías reinó en su lugar.

CAPITULO 17
Oseas y la cautividad de Israel
 

1 En el año 12 de Acaz, rey de Judá, comenzó a reinar Oseas hijo de Ela sobre Israel en Samaria, y reinó 9 años. 
2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, aunque no como los reyes de Israel que habían reinado antes de él. 
3 Salmanazar, rey de Asiria, subió contra él, y Oseas fue hecho su siervo y le pagaba tributo.
4 Pero el rey de Asiria descubrió que Oseas conspiraba, porque éste había enviado mensajeros a So, rey de Egipto, y porque no había pagado el tributo anual al rey de Asiria. Por ello el rey de Asiria lo detuvo y le metió preso en una cárcel. 
5 Después el rey de Asiria invadió todo el país. Subió contra Samaria y la sitió durante tres años.
6 En el noveno año de Oseas, el rey de Asiria tomó Samaria, llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los estableció en Halaj y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos.

Causas espirituales de la cautividad 

7
Esto aconteció porque los hijos de Israel pecaron contra Jehovah su Dios, que los había sacado de la tierra de Egipto, del poder del faraón, rey de Egipto, y porque veneraron a otros dioses.
8 También anduvieron según las prácticas de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel, y en las que establecieron los reyes de Israel.
9 Los hijos de Israel hicieron secretamente cosas no rectas contra Jehovah su Dios; se edificaron lugares altos en todas sus ciudades, desde las torres de los centinelas hasta las ciudades fortificadas.
10 Se erigieron piedras rituales y árboles rituales de Asera sobre toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso.
11 Quemaron allí incienso en todos los lugares altos, así como las naciones que Jehovah había desterrado de delante de ellos. Hicieron cosas malas provocando a ira a Jehovah,
12 pues rindieron culto a los ídolos, acerca de los cuales Jehovah les había dicho: "Vosotros no haréis tal cosa." 
13 Jehovah advertía a Israel y a Judá por medio de todos los profetas y de todos los videntes, diciendo: "Volveos de vuestros malos caminos y guardad mis mandamientos y mis estatutos, conforme a toda la ley que mandé a vuestros padres y que os envié por medio de mis siervos los profetas." 
14 Pero ellos no obedecieron, sino que endurecieron su cerviz, como la cerviz de sus padres, los cuales no creyeron en Jehovah su Dios.
15 También desecharon sus leyes y el pacto que él había hecho con sus padres, y sus amonestaciones con que los había amonestado. Fueron tras la vanidad y se hicieron vanos. Imitaban a las naciones que estaban a su alrededor, de las cuales Jehovah les había mandado no actuar como ellas.
16 Abandonaron todos los mandamientos de Jehovah su Dios, se hicieron dos becerros de fundición y un árbol ritual de Asera, se postraron ante todo el ejército de los cielos y sirvieron a Baal.
17 Hicieron pasar por fuego a sus hijos y a sus hijas, practicaron los encantamientos y las adivinaciones, y se entregaron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira. 
18 Por tanto, Jehovah se enojó en gran manera contra Israel, y los quitó de su presencia. No quedó sino sólo la tribu de Judá.
19 Pero tampoco Judá guardó los mandamientos de Jehovah su Dios, sino que anduvieron en las prácticas que Israel había establecido. 
20 Jehovah desechó a toda la descendencia de Israel. Los afligió y los entregó en mano de saqueadores, hasta echarlos de su presencia.
21 Cuando arrancó a Israel de la casa de David, proclamaron rey a Jeroboam hijo de Nabat; pero Jeroboam apartó a Israel de seguir a Jehovah y les hizo cometer un gran pecado.
22 Los hijos de Israel anduvieron en todos los pecados que cometió Jeroboam, sin apartarse de ellos,
23 hasta que Jehovah quitó a Israel de su presencia, como lo había dicho por medio de todos sus siervos los profetas. E Israel fue llevado cautivo de su tierra a Asiria, hasta el día de hoy.

Origen de los samaritanos 

24
El rey de Asiria trajo gentes de Babilonia, de Cuta, de Ava, de Hamat y de Sefarvaim; y las estableció en las ciudades de Samaria en lugar de los hijos de Israel. Ellas tomaron posesión de Samaria y habitaron en sus ciudades.
25 Y aconteció, cuando comenzaron a habitar allí, que como no reverenciaban a Jehovah, envió Jehovah contra ellas leones que las mataban.
26 Entonces ellas enviaron a decir al rey de Asiria: "Las gentes que tú trajiste cautivas y estableciste en las ciudades de Samaria no conocen la costumbre del dios del país, y él ha enviado leones contra ellas. Y he aquí que las matan, porque no conocen la costumbre del dios del país." 
27 El rey de Asiria mandó decir: "Llevad allí a uno de los sacerdotes que trajisteis cautivos de allá. Que vaya y habite allí, y que les enseñe la costumbre del dios del país." 
28 Entonces fue uno de los sacerdotes que habían sido llevados cautivos de Samaria y habitó en Betel. El les enseñó cómo debían reverenciar a Jehovah.
29 Pero cada pueblo seguía haciendo sus propios dioses y los ponía en los santuarios de los lugares altos que habían hecho los de Samaria. Cada pueblo hizo así en la ciudad donde habitaba.
30 Los hombres de Babilonia hicieron una imagen de Sucot-benot; los de Cuta hicieron una imagen de Nergal; los de Hamat hicieron una imagen de Asima;
31 los aveos hicieron imágenes de Nibjaz y de Tartac; y los de Sefarvaim quemaban a sus hijos en el fuego en honor de Adramelec y Anamelec, dioses de Sefarvaim. 
32 También temían a Jehovah e hicieron para sí, de entre ellos mismos, sacerdotes de los lugares altos, que oficiaban por ellos en los santuarios de los lugares altos.
33 Temían a Jehovah, pero servían a sus dioses, según las prácticas de los pueblos de donde habían sido trasladados.
34 Hasta el día de hoy persisten en sus prácticas antiguas: No temen a Jehovah; no actúan conforme a sus estatutos ni a sus decretos, ni conforme a la ley y los mandamientos que Jehovah mandó a los hijos de Jacob, a quien puso por nombre Israel,
35 y con quienes Jehovah hizo un pacto y les mandó diciendo: "No temeréis a otros dioses, ni los adoraréis, ni los serviréis, ni les ofreceréis sacrificio.
36 Más bien, a Jehovah, que os sacó de la tierra de Egipto con gran poder y con brazo extendido, a él temeréis, a él adoraréis y a él ofreceréis sacrificios.
37 Cuidaréis siempre de poner por obra los estatutos, los decretos, la ley y los mandamientos que escribió para vosotros; y no temeréis a otros dioses.
38 No olvidaréis el pacto que hice con vosotros ni temeréis a otros dioses.
39 Sólo temed a Jehovah vuestro Dios, y él os librará de mano de todos vuestros enemigos." 

Caída de Samaria 

9
Aconteció en el cuarto año del rey Ezequías, que era el séptimo año de Oseas hijo de Ela, rey de Israel, que Salmanazar, rey de Asiria, subió contra Samaria y la sitió.
10 La tomaron al cabo de tres años; es decir, Samaria fue tomada en el sexto año de Ezequías, que era el noveno año de Oseas, rey de Israel. 
11 El rey de Asiria llevó cautivos a los israelitas a Asiria y los puso en Halaj y en el Habor, río de Gozán, y en las ciudades de los medos;
12 por cuanto no obedecieron la voz de Jehovah su Dios, sino que quebrantaron su pacto. No escucharon ni pusieron por obra todas las cosas que había mandado Moisés, siervo de Jehovah.

Ezequías y la invasión de Senaquerib 

13
En el año 14 del rey Ezequías subió Senaquerib, rey de Asiria, contra todas las ciudades fortificadas de Judá, y las tomó.
14 Entonces Ezequías, rey de Judá, envió a decir al rey de Asiria, en Laquis: "Yo he fallado. Apártate de mí, y pagaré lo que me impongas."
El rey de Asiria impuso a Ezequías, rey de Judá, 300 talentos de plata y 30 talentos de oro.
15 Entonces le dio Ezequías toda la plata que se hallaba en la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey.
16 En aquel tiempo Ezequías desmanteló las puertas del templo de Jehovah y sus marcos, que el mismo Ezequías, rey de Judá, había recubierto de oro, y se los dio al rey de Asiria.

Las amenazas del Rabsaces 

17
Después el rey de Asiria envió al Tartán, al Rabsaris y al Rabsaces, con un poderoso ejército, desde Laquis al rey Ezequías, en Jerusalén. Subieron y llegaron a Jerusalén. Y habiendo subido y llegado, se detuvieron junto al acueducto del estanque de arriba, que está en el camino del Campo del Lavador.
18 Luego llamaron al rey, y salieron hacia ellos Eliaquim hijo de Hilquías, el administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de Asaf, el cronista.
19 Entonces les dijo el Rabsaces: 
-Decid a Ezequías que así ha dicho el gran rey, el rey de Asiria: "¿Qué confianza es esa en que confías?
20 Tú has dicho tener plan y poderío para la guerra, pero sólo son palabras de labios. Pero ahora, ¿en quién confías para que te hayas rebelado contra mí?
21 He aquí que ahora tú confías en Egipto, en ese bastón de caña cascada, que a cualquiera que se apoye sobre ella, le entrará por la mano y se la atravesará. Así es el faraón, rey de Egipto, para todos los que confían en él.
22 Pero si me decís: ’Confiamos en Jehovah nuestro Dios’, ¿no es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ’Delante de este altar adoraréis en Jerusalén’?" 
23 »Ahora pues, comprométete con mi señor, el rey de Asiria, y yo te daré 2.000 caballos, si acaso tú puedes proveer quienes cabalguen sobre ellos.
24 ¿Cómo podrás resistir a un oficial de uno de los más insignificantes servidores de mi señor, confiando en Egipto por carros y jinetes?
25 Y ahora, ¿acaso he subido contra este lugar para destruirlo sin que haya intervenido Jehovah? Jehovah me ha dicho: "Sube contra esa tierra y destrúyela." 
26 Entonces Eliaquim hijo de Hilquías, Sebna y Jóaj dijeron al Rabsaces:
-Por favor, habla a tus siervos en arameo, porque nosotros lo entendemos. No hables con nosotros en hebreo, a oídos del pueblo que está sobre la muralla. 
27 Pero el Rabsaces les dijo:
-¿Acaso me ha enviado mi señor para decir estas palabras sólo a tu señor y a ti? ¿No les concierne también a los hombres que están sobre la muralla, quienes, como vosotros, han de comer sus propios excrementos y beber su propia orina? 
28 Entonces el Rabsaces se puso de pie, gritó a gran voz en hebreo y habló diciendo:
-¡Oíd la palabra del gran rey, el rey de Asiria!
29 Así ha dicho el rey: "No os engañe Ezequías, porque él no os podrá librar de mi mano.
30 Tampoco os haga confiar Ezequías en Jehovah, diciendo: ’Ciertamente Jehovah nos librará, y esta ciudad no será entregada en mano del rey de Asiria.’ "
31 ¡No escuchéis a Ezequías! Porque así ha dicho el rey de Asiria: "Haced la paz conmigo y rendíos a mí. Y comerá cada uno de su vid y de su higuera, y beberá cada uno de las aguas de su pozo,
32 hasta que yo venga y os lleve a una tierra como la vuestra, tierra de grano y de vino, tierra de pan y de viñas, tierra de aceite de olivo y de miel. Así viviréis y no moriréis. No escuchéis a Ezequías, porque os engaña diciendo: ’Jehovah nos librará.’
33 ¿Acaso alguno de los dioses de las naciones libró su tierra de la mano del rey de Asiria?
34 ¿Dónde están los dioses de Hamat y de Arfad? ¿Dónde están los dioses de Sefarvaim, de Hena y de Ivá? ¿Acaso libraron éstos a Samaria de mi mano?
35 ¿Cuáles de entre todos los dioses de estas tierras libraron sus tierras de mi mano, para que Jehovah libre a Jerusalén de mi mano?" 
36 Pero el pueblo calló y no le respondió ni una palabra, porque había una orden del rey que decía: "No le respondáis."
37 Entonces Eliaquim hijo de Hilquías, el administrador del palacio; Sebna, el escriba; y Jóaj hijo de Asaf, el cronista, fueron a Ezequías con sus vestiduras rasgadas, y le declararon las palabras del Rabsaces.

CAPITULO 19
Isaías anuncia la liberación
 

1 Aconteció que cuando el rey Ezequías lo oyó, rasgó sus vestiduras, y cubierto de cilicio entró en la casa de Jehovah.
2 Luego envió, cubiertos de cilicio, a Eliaquim el administrador del palacio, a Sebna el escriba y a los ancianos de los sacerdotes a donde estaba el profeta Isaías hijo de Amoz.
3 Y le dijeron:
-Así ha dicho Ezequías: "Este día es día de angustia, de reprensión y de vergüenza; porque los hijos están a punto de nacer, pero no hay fuerzas para dar a luz.
4 Quizás Jehovah tu Dios habrá escuchado todas las palabras del Rabsaces, al cual ha enviado su señor, el rey de Asiria, para afrentar al Dios vivo; y le reprenderá a causa de las palabras que Jehovah tu Dios ha escuchado. Eleva, pues, una oración por el remanente que aún queda." 
5 Fueron, pues, a Isaías los servidores del rey Ezequías,
6 e Isaías les dijo:
-Así diréis a vuestro señor: "Así ha dicho Jehovah: ’No temas por las palabras que has oído, con las que me han injuriado los criados del rey de Asiria.
7 He aquí, yo pondré en él un espíritu, y oirá un rumor y se volverá a su tierra. Y haré que en su tierra caiga a espada.’ "

Isaías y las cartas de Senaquerib 

8
Cuando el Rabsaces oyó que el rey de Asiria había partido de Laquis, regresó y halló al rey combatiendo contra Libna.
9 Luego el rey oyó hablar acerca de Tirhaca, rey de Etiopía: "He aquí que él ha salido para combatir contra ti."
Entonces volvió a enviar mensajeros a Ezequías, diciendo:
10 "Así diréis a Ezequías, rey de Judá: ’No te engañe tu dios, en quien tú confías, al decirte que Jerusalén no será entregada en mano del rey de Asiria.
11 He aquí, tú has oído lo que los reyes de Asiria han hecho a todos los países, destruyéndolos por completo. ¿Y serás librado tú?
12 ¿Acaso los dioses de las naciones, que mis padres destruyeron, libraron a Gozán, a Harán, a Resef y a los hijos de Edén que estaban en Telasar?
13 ¿Dónde están el rey de Hamat, el rey de Arfad y el rey de la ciudad de Sefarvaim, de Hena y de Ivá?’ " 
14 Entonces Ezequías tomó la carta de mano de los mensajeros, y la leyó. Luego Ezequías subió a la casa de Jehovah, y la extendió delante de Jehovah.
15 Y Ezequías oró delante de Jehovah y dijo: "Oh Jehovah Dios de Israel, que tienes tu trono entre los querubines: Sólo tú eres el Dios de todos los reinos de la tierra; tú has hecho los cielos y la tierra.
16 Inclina, oh Jehovah, tu oído y escucha; abre, oh Jehovah, tus ojos y mira. Escucha las palabras que Senaquerib ha mandado decir para afrentar al Dios vivo.
17 Es verdad, oh Jehovah, que los reyes de Asiria han destruido las naciones y sus tierras,
18 y que han entregado al fuego sus dioses y los destruyeron; porque éstos no eran dioses, sino obra de manos de hombre, de madera y de piedra.
19 Ahora pues, oh Jehovah, Dios nuestro, por favor, sálvanos de su mano, para que todos los reinos de la tierra conozcan que sólo tú, oh Jehovah, eres Dios."

Juicio divino contra Senaquerib 

20
Entonces Isaías hijo de Amoz mandó a decir a Ezequías: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: ’He escuchado lo que me has pedido en oración acerca de Senaquerib, rey de Asiria.
21 Esta es la palabra que Jehovah ha hablado acerca de él: " ’La virgen hija de Sion te menosprecia; hace burla de ti. Mueve su cabeza a tus espaldas la hija de Jerusalén.
22 ¿A quién has afrentado e injuriado? ¿Contra quién has levantado la voz y alzado tus ojos con altivez? ¡Contra el Santo de Israel! 
23 " ’Por medio de tus mensajeros has afrentado al Señor y has dicho: Con la multitud de mis carros yo ascendí a las cumbres de los montes, a las regiones más remotas del Líbano. Corté sus más altos cedros y sus cipreses escogidos. Llegué hasta su morada más lejana, al bosque más exuberante.
24 Yo cavé y bebí aguas extranjeras, y con las plantas de mis pies hice secar todas las corrientes de Egipto. 
25 " ’¿Acaso no lo has oído? Hace mucho tiempo que lo determiné; desde los días de la antigüedad lo dispuse. Y ahora he hecho que suceda, para hacer de las ciudades fortificadas montones de ruinas.
26 Y sus habitantes, sin poder hacer nada, son aterrorizados y avergonzados. Son como la planta del campo o el verdor del pasto, como la hierba de los terrados que es quemada antes de madurar. 
27 " ’Yo conozco tu sentarte, tu salir y tu entrar, y también tu furor contra mí.
28 Porque te has enfurecido contra mí y tu arrogancia ha subido a mis oídos, pondré mi gancho en tu nariz y mi freno en tus labios. Y te haré regresar por el camino por donde has venido.’ 
29 "Y esto te servirá de señal, oh Ezequías: Este año comeréis de lo que brote de por sí, y el segundo año de lo que crezca de aquello. Pero en el tercer año sembrad y segad; plantad viñas y comed de su fruto.
30 Y los sobrevivientes de la casa de Judá, los que habrán quedado, volverán a echar raíces por debajo y a dar fruto por arriba.
31 Porque de Jerusalén saldrá un remanente, y del monte Sion los sobrevivientes. ¡El celo de Jehovah de los Ejércitos hará esto! 
32 "Por tanto, así ha dicho Jehovah acerca del rey de Asiria: ’No entrará en esta ciudad; no tirará en ella ni una sola flecha. No vendrá frente a ella con escudo, ni construirá contra ella terraplén.
33 Por el camino por donde vino, por él se volverá; y no entrará en esta ciudad, dice Jehovah.
34 Pues defenderé esta ciudad para salvarla, por amor a mí mismo, y por amor a mi siervo David.’ " 
35 Aconteció que aquella misma noche salió el ángel de Jehovah e hirió a 185.000 en el campamento de los asirios. Se levantaron por la mañana, y he aquí que todos ellos eran cadáveres.
36 Entonces Senaquerib, rey de Asiria, partió y regresó, y permaneció en Nínive. 
37 Pero sucedió que mientras adoraba en el templo de Nisroc, su dios, sus hijos Adramelec y Sarezer lo mataron a espada y huyeron a la tierra de Ararat. Y su hijo Esarjadón reinó en su lugar.

CAPITULO 20
Jehovah sana a Ezequías
 

1 En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte. Entonces el profeta Isaías hijo de Amoz fue a él y le dijo:
-Así ha dicho Jehovah: "Pon en orden tu casa, porque vas a morir y no vivirás." 
2 Entonces él volvió su cara hacia la pared y oró a Jehovah diciendo: 
3 -Oh Jehovah, acuérdate, por favor, de que he andado delante de ti en verdad y con corazón íntegro, y que he hecho lo bueno ante tus ojos.
Ezequías lloró con gran llanto.
4 Y sucedió que antes que Isaías saliese del patio central, le vino la palabra de Jehovah, diciendo: 
5 -Vuelve y di a Ezequías, el soberano de mi pueblo: "Así ha dicho Jehovah, Dios de tu padre David: ’He oído tu oración y he visto tus lágrimas. He aquí, te voy a sanar; al tercer día subirás a la casa de Jehovah.
6 Añadiré quince años a tus días, y libraré a ti y a esta ciudad de mano del rey de Asiria. Defenderé esta ciudad por amor a mí mismo y por amor a mi siervo David.’ " 
7 Entonces Isaías dijo: -Tomad pasta de higos . . .
La tomaron y la pusieron sobre la llaga; luego sanó.
8 Entonces Ezequías preguntó a Isaías:
-¿Cuál será la señal de que Jehovah me sanará y de que subiré a la casa de Jehovah al tercer día? 
9 E Isaías respondió:
-Esta señal tendrás de parte de Jehovah, de que él hará esto que ha dicho: ¿Puede avanzar la sombra diez gradas o retroceder diez gradas? 
10 Ezequías respondió:
-Es cosa fácil que la sombra avance diez gradas; pero no que retroceda diez gradas. 
11 Entonces el profeta Isaías invocó a Jehovah, y él hizo que la sombra retrocediese diez gradas, por las gradas que había avanzado en la gradería de Acaz.

Ezequías y la embajada de Babilonia 

12
En aquel tiempo Merodac-baladán hijo de Baladán, rey de Babilonia, envió cartas y un presente a Ezequías, porque había oído que Ezequías había estado enfermo.
13 Ezequías se alegró por ellos y les mostró toda la casa de sus tesoros: la plata, el oro, los perfumes y los ungüentos finos, su armería y todo lo que había en sus depósitos. No hubo cosa que Ezequías no les mostrase en su casa y en todos sus dominios.
14 Entonces el profeta Isaías fue al rey Ezequías y le preguntó:
-¿Qué dijeron aquellos hombres, y de dónde vinieron a ti? Ezequías respondió: -Han venido de un país lejano, de Babilonia. 
15 El preguntó: -¿Qué han visto en tu casa? Y Ezequías respondió:
-Han visto todo lo que hay en mi casa; nada hay en mis depósitos que no les haya mostrado. 
16 Entonces Isaías dijo a Ezequías:
-Escucha la palabra de Jehovah:
17 "He aquí, vienen días en que todo lo que hay en tu casa, lo que tus padres han atesorado hasta el día de hoy, será llevado a Babilonia. No quedará nada, ha dicho Jehovah.
18 Y de tus hijos que procederán de ti, que tú habrás engendrado, tomarán para que sean eunucos en el palacio del rey de Babilonia." 
19 Ezequías dijo a Isaías: -La palabra de Jehovah que has hablado es buena.
Porque pensó: "¿No habrá paz y estabilidad en mis días?" 
20 Los demás hechos de Ezequías y todo su poderío, cómo construyó el estanque y el acueducto, e introdujo las aguas en la ciudad, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
21 Ezequías reposó con sus padres, y su hijo Manasés reinó en su lugar.

CAPITULO 21
Manasés, rey de Judá

1 Manasés tenía 12 años cuando comenzó a reinar, y reinó 55 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Hefsiba. 
2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel.
3 Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. Erigió altares a Baal e hizo un árbol ritual de Asera, como había hecho Acab, rey de Israel. Se postró ante todo el ejército de los cielos y les rindió culto.
4 También edificó altares en la casa de Jehovah, de la cual Jehovah había dicho: "En Jerusalén pondré mi nombre."
5 Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehovah.
6 Hizo pasar por fuego a su hijo, practicó la magia y la adivinación, evocó a los muertos y practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira. 
7 Puso la imagen tallada de Asera que había hecho, en la casa de la cual Jehovah había dicho a David y a su hijo Salomón: "En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre.
8 No volveré a desplazar los pies de Israel de la tierra que he dado a sus padres, con tal de que procuren hacer conforme a todas las cosas que les he mandado, y conforme a toda la ley que les mandó mi siervo Moisés." 
9 Pero ellos no escucharon, y Manasés hizo que se desviaran, e hicieron lo malo, más que las naciones que Jehovah había destruido ante los hijos de Israel.
10 Entonces Jehovah habló por medio de sus siervos los profetas, diciendo:
11 "Por cuanto Manasés, rey de Judá, ha hecho estas abominaciones y ha hecho más mal que todo el que hicieron los amorreos que le precedieron, y ha hecho también pecar a Judá con sus ídolos,
12 por tanto, así ha dicho Jehovah Dios de Israel: ’He aquí, yo traigo tal mal sobre Jerusalén y sobre Judá, que al que lo oiga le retiñirán ambos oídos.
13 Extenderé sobre Jerusalén el cordel de Samaria y la plomada de la casa de Acab, y limpiaré a Jerusalén como cuando se limpia un plato; se limpia y luego se lo pone boca abajo.
14 Desampararé al remanente de mi heredad y lo entregaré en mano de sus enemigos, y serán presa y despojo para todos sus enemigos.
15 Porque han hecho lo malo ante mis ojos y me han provocado a ira desde el día en que sus padres salieron de Egipto hasta el día de hoy.’ " 
16 Aparte de esto, Manasés derramó muchísima sangre inocente, hasta llenar Jerusalén de un extremo a otro, además de su pecado con el que hizo pecar a Judá, para que hiciese lo malo ante los ojos de Jehovah. 
17 Los demás hechos de Manasés, todas las cosas que hizo y el pecado que cometió, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
18 Manasés reposó con sus padres y fue sepultado en el jardín de su casa, en el jardín de Uza. Y su hijo Amón reinó en su lugar.

Amón, rey de Judá 

19 Amón tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó 2 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Mesulemet hija de Haruz, de Jotba.
20 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como había hecho su padre Manasés.
21 Anduvo en todo el camino en el que había andado su padre, rindió culto a los ídolos a los que su padre había rendido culto, y se postró ante ellos.
22 Abandonó a Jehovah, el Dios de sus padres, y no anduvo en el camino de Jehovah. 
23 Los servidores de Amón conspiraron contra él y mataron al rey en su casa.
24 Pero el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón. Luego, en su lugar, el pueblo de la tierra proclamó rey a su hijo Josías. 
25 Los demás hechos de Amón, las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá?
26 Fue sepultado en su sepulcro, en el jardín de Uza. Y su hijo Josías reinó en su lugar.

CAPITULO 22
Josías y el hallazgo del libro de la Ley
 

1 Josías tenía 8 años cuando comenzó a reinar, y reinó 31 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Yedida hija de Adaías, de Boscat. 
2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, y anduvo en todo el camino de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. 
3 Sucedió que en el año 18 del rey Josías el rey envió a Safán hijo de Azalías, hijo del escriba Mesulam, a la casa de Jehovah, diciendo: 
4 -Vé al sumo sacerdote Hilquías y dile que vacíe el dinero que ha sido traído a la casa de Jehovah y que los guardias de la puerta han recogido del pueblo.
5 Que lo entreguen en manos de los que hacen la obra, los que están encargados de la casa de Jehovah, para que lo entreguen a los que hacen la obra en la casa de Jehovah, con el propósito de reparar las grietas de la casa
6 (es decir, a los carpinteros, a los constructores y a los albañiles), a fin de comprar madera y piedra labrada para reparar la casa.
7 Pero que no se les pida cuenta del dinero cuyo manejo se les confía, porque ellos proceden con fidelidad. 
8 Entonces el sumo sacerdote Hilquías dijo al escriba Safán: -He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehovah.
E Hilquías entregó el libro a Safán, y éste lo leyó. 
9 Entonces el escriba Safán fue al rey y le dio informes diciendo:
-Tus siervos han vaciado el dinero que se halló en el templo, y lo han entregado en manos de los que hacen la obra, los que están encargados de la casa de Jehovah.
10 -Asimismo, el escriba Safán declaró al rey diciendo-: El sacerdote Hilquías me ha dado un libro.
Y Safán lo leyó en presencia del rey.
11 Y sucedió que cuando el rey escuchó las palabras del libro de la Ley, rasgó sus vestiduras.
12 Luego el rey mandó al sacerdote Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Acbor hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías, el siervo del rey, diciendo: 
13 -Id y consultad a Jehovah por mí, por el pueblo y por todo Judá, respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira de Jehovah que se ha encendido contra nosotros, por cuanto nuestros padres no han obedecido los mandamientos de este libro de hacer conforme a todo lo que ha sido escrito acerca de nosotros. 
14 Entonces el sacerdote Hilquías, Ajicam, Acbor, Safán y Asaías fueron a la profetisa Hulda, esposa de Salum hijo de Ticva, hijo de Jarjas, guarda de las vestiduras, la cual vivía en el Segundo Barrio de Jerusalén; y hablaron con ella.
15 Y ella les dijo:
-Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Decid al hombre que os ha enviado a mí,
16 que así ha dicho Jehovah: ’He aquí yo traeré el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las palabras del libro que el rey de Judá ha leído.
17 Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, provocándome a ira con todas las obras de sus manos. Por eso se ha encendido mi ira contra este lugar, y no será apagada.’ "
18 Así diréis al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Jehovah: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel con respecto a las palabras que has escuchado:
19 ’Por cuanto tu corazón se ha conmovido y te has humillado delante de Jehovah cuando escuchaste lo que he pronunciado contra este lugar y contra sus habitantes (que vendrían a ser objeto de horror y maldición), y por cuanto rasgaste tus vestiduras y lloraste en mi presencia, yo también te he escuchado, dice Jehovah.
20 Por tanto, he aquí que yo te reuniré con tus padres, y serás reunido en tu sepulcro en paz. Tus ojos no verán todo el mal que traeré sobre este lugar.’ "
Y ellos dieron la respuesta al rey.

 
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