1ª Reyes 15-21

CAPITULO 15
Abías, rey de Judá 

1 En el año 18 del rey Jeroboam hijo de Nabat, comenzó a reinar Abías sobre Judá,
2 y reinó 3 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca hija de Absalón. 
3 El anduvo en todos los pecados que había cometido su padre antes de él. Su corazón no fue íntegro con Jehovah su Dios, como el corazón de su padre David.
4 No obstante, por amor a David, Jehovah su Dios le dio una lámpara en Jerusalén, levantando a un hijo suyo después de él y manteniendo en pie a Jerusalén.
5 Porque David había hecho lo recto ante los ojos de Jehovah y no se había apartado en todos los días de su vida de nada de lo que le había mandado, excepto en el asunto de Urías el heteo.
6 Hubo guerra entre Abías y Jeroboam todos los días de su vida. 
7 Los demás hechos de Abías y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Había guerra entre Abías y Jeroboam.
8 Abías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la Ciudad de David. Y su hijo Asa reinó en su lugar.

Asa, rey de Judá 

9
En el año 20 de Jeroboam rey de Israel, Asa comenzó a reinar sobre Judá;
10 y reinó 41 años en Jerusalén. El nombre de su madre era Maaca hija de Absalón. 
11 Asa hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, como su padre David.
12 Barrió del país a los varones consagrados a la prostitución ritual y quitó todos los ídolos que habían hecho sus padres. 
13 También depuso a su madre Maaca de ser reina madre, porque ella había hecho una monstruosa imagen de Asera. Asa destruyó la monstruosa imagen y la quemó junto al arroyo de Quedrón.
14 Aunque no quitó los lugares altos, sin embargo, el corazón de Asa fue íntegro para con Jehovah, todos sus días.
15 El introdujo en la casa de Jehovah lo que había consagrado su padre, y lo que él mismo había consagrado: plata, oro y utensilios. 
16 Había guerra entre Asa y Baasa, rey de Israel, todo el tiempo de ambos.
17 Baasa, rey de Israel, subió contra Judá y estaba reedificando Ramá para no dejar que ninguno tuviera acceso a Asa, rey de Judá.
18 Entonces Asa tomó toda la plata y el oro que habían quedado en los tesoros de la casa de Jehovah y en los tesoros de la casa del rey, y los entregó en mano de sus servidores. Luego el rey Asa los envió a Ben-hadad hijo de Tabrimón, hijo de Hezión, rey de Siria, que habitaba en Damasco, diciendo:
19 "Haya alianza entre tú y yo, como la había entre mi padre y tu padre. He aquí, yo te envío un obsequio de plata y oro; vé y anula tu alianza con Baasa, rey de Israel, para que se aparte de mí." 
20 Ben-hadad consintió con el rey Asa. Envió contra las ciudades de Israel a los jefes de sus ejércitos, y atacó Ijón, Dan, Abel-bet-maaca y toda la región del mar Quinéret, con toda la tierra de Neftalí. 
21 Sucedió que cuando Baasa oyó esto, dejó de reedificar Ramá y habitó en Tirsa.
22 Entonces el rey Asa convocó a todo Judá, sin exceptuar a nadie, y se llevaron las piedras y la madera de Ramá, con que Baasa edificaba. Y con ellas el rey Asa reedificó Geba de Benjamín y Mizpa. 
23 Todos los demás hechos de Asa, todo su poderío, todas las cosas que hizo y las ciudades que edificó, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Judá? Sólo que en el tiempo de su vejez se enfermó de los pies.
24 Asa reposó con sus padres y fue sepultado con ellos en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Josafat reinó en su lugar.

Nadab, rey de Israel 

25
Nadab hijo de Jeroboam comenzó a reinar sobre Israel en el segundo año de Asa, rey de Judá, y reinó sobre Israel dos años. 
26 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, andando en el camino de su padre y en sus pecados con los que hizo pecar a Israel. 
27 Baasa hijo de Ajías, de la tribu de Isacar, conspiró contra él. Baasa lo derrotó en Gibetón, que pertenecía a los filisteos, pues Nadab y todo Israel tenían sitiada Gibetón.
28 Baasa lo mató en el tercer año de Asa, rey de Judá, y reinó en su lugar. 
29 Sucedió que cuando Baasa llegó a ser rey, mató a todos los de la casa de Jeroboam; no dejó con vida a ninguno de los de Jeroboam, hasta destruirlos, conforme a la palabra que Jehovah había hablado por medio de su siervo Ajías de Silo,
30 a causa de los pecados de Jeroboam, quien pecó e hizo pecar a Israel, y por la provocación con que provocó a ira a Jehovah Dios de Israel. 
31 Los demás hechos de Nadab, y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
32 Había guerra entre Asa y Baasa, rey de Israel, todo el tiempo de ambos.

Baasa, rey de Israel 

33
En el tercer año de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Baasa hijo de Ajías sobre todo Israel en Tirsa, y reinó 24 años. 
34 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah y anduvo en el camino de Jeroboam y en sus pecados con los que hizo pecar a Israel. 

CAPITULO 16

1 Entonces vino la palabra de Jehovah a Jehú hijo de Hanani contra Baasa, diciendo:
2 "Por cuanto yo te levanté del polvo y te establecí como el soberano de mi pueblo Israel, pero tú has andado en el camino de Jeroboam y has hecho pecar a mi pueblo Israel, provocándome a ira con sus pecados,
3 he aquí que yo barreré por completo a Baasa y a su casa, y haré a su casa como a la casa de Jeroboam hijo de Nabat.
4 Al que de Baasa muera en la ciudad, se lo comerán los perros; y al que muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo. 
5 Los demás hechos de Baasa, las cosas que hizo y su poderío, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
6 Baasa reposó con sus padres y fue sepultado en Tirsa. Y su hijo Ela reinó en su lugar. 
7 También por medio del profeta Jehú hijo de Hanani vino la palabra de Jehovah contra Baasa y contra su casa, por toda la maldad que hizo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira con la obra de sus manos, por haber sido como los de la casa de Jeroboam y por haberla destruido.

Ela, rey de Israel 

8
En el año 26 de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Ela hijo de Baasa sobre Israel en Tirsa, y reinó dos años.
9 Y conspiró contra él su servidor Zimri, jefe de la mitad de los carros. Estando el rey en Tirsa bebiendo hasta embriagarse en casa de Arsa, administrador del palacio en Tirsa,
10 Zimri fue, lo hirió y lo mató en el año 27 de Asa, rey de Judá; y reinó en su lugar. 
11 Aconteció que al comenzar a reinar y después que estuvo sentado en su trono, mató a todos los de la casa de Baasa, sin dejar de ella un solo varón, ni de sus parientes ni de sus amigos.
12 Así Zimri destruyó a todos los de la casa de Baasa, conforme a la palabra que Jehovah había hablado contra Baasa por medio del profeta Jehú,
13 por todos los pecados de Baasa y por los pecados de su hijo Ela, quienes pecaron e hicieron pecar a Israel, provocando a ira a Jehovah Dios de Israel, con sus ídolos vanos. 
14 Los demás hechos de Ela y todas las cosas que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

Zimri, rey de Israel 

15
En el año 27 de Asa, rey de Judá, Zimri reinó siete días en Tirsa, mientras el pueblo estaba acampado contra Gibetón, que pertenecía a los filisteos.
16 Entonces el pueblo que estaba acampado oyó decir: "Zimri ha conspirado y también ha matado al rey." Y aquel día todos los de Israel que estaban acampados allí proclamaron a Omri, jefe del ejército, rey de Israel. 
17 Entonces Omri subió desde Gibetón, y con él todo Israel, y sitiaron Tirsa.
18 Sucedió que al ver que la ciudad era tomada, Zimri entró en la ciudadela de la casa del rey y prendió fuego a la casa del rey con él dentro. Así murió,
19 a causa de sus pecados que había cometido haciendo lo malo ante los ojos de Jehovah y andando en el camino de Jeroboam y en su pecado que cometió e hizo pecar a Israel. 
20 Los demás hechos de Zimri y la conspiración que hizo, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?

Omri, rey de Israel 

21
Entonces el pueblo de Israel se dividió en dos facciones. La mitad del pueblo seguía a Tibni hijo de Ginat, para hacerlo rey; la otra mitad seguía a Omri.
22 Pero el pueblo que seguía a Omri pudo más que el que seguía a Tibni hijo de Ginat. Tibni murió, y Omri fue rey. 
23 En el año 31 de Asa, rey de Judá, comenzó a reinar Omri sobre Israel y reinó 12 años. En Tirsa reinó 6 años. 
24 El compró a Semer el monte de Samaria por dos talentos de plata. Edificó en el monte, y a la ciudad que edificó le dio el nombre de Samaria, según el nombre de Semer, el dueño del monte. 
25 Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, y actuó peor que todos los que habían reinado antes de él.
26 Pues anduvo en todo el camino de Jeroboam hijo de Nabat y en sus pecados con los que hizo pecar a Israel, provocando a ira a Jehovah Dios de Israel, con sus ídolos vanos. 
27 Los demás hechos de Omri, las cosas que hizo y el poderío que logró, ¿no están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel?
28 Omri reposó con sus padres y fue sepultado en Samaria. Y su hijo Acab reinó en su lugar.

Acab, rey de Israel 

29
En el año 38 de Asa, rey de Judá, Acab hijo de Omri comenzó a reinar sobre Israel.
30 Acab hijo de Omri reinó sobre Israel en Samaria 22 años.
Acab hijo de Omri hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, más que todos los que habían reinado antes de él.
31 Como si le fuera cosa liviana andar en los pecados de Jeroboam hijo de Nabat, tomó por mujer a Jezabel hija de Etbaal, rey de los sidonios; y fue, sirvió a Baal y lo adoró.
32 Erigió un altar a Baal en el templo de Baal que había edificado en Samaria.
33 Acab también hizo un árbol ritual de Asera. Acab hizo peor que todos los reyes de Israel que habían reinado antes de él, provocando a ira a Jehovah Dios de Israel. 
34 En su tiempo Jiel de Betel reedificó Jericó. A costa de Abiram su primogénito puso los cimientos, y a costa de Segub su hijo menor colocó sus puertas, conforme a la palabra que Jehovah había hablado por medio de Josué hijo de Nun.

CAPITULO 17
Elías predice la sequía 

1 Entonces Elías el tisbita, que era uno de los moradores de Galaad, dijo a Acab:
-¡Vive Jehovah Dios de Israel, a quien sirvo, que no habrá rocío ni lluvia en estos años, sino por mi palabra! 
2 Entonces la palabra de Jehovah vino a él diciendo: 
3 -Apártate de aquí, dirígete al oriente y escóndete junto al arroyo de Querit, que está al frente del Jordán.
4 Y sucederá que beberás del arroyo, y yo he mandado a los cuervos que te sustenten allí. 
5 Elías fue e hizo conforme a la palabra de Jehovah. Fue y habitó junto al arroyo de Querit, que está al frente del Jordán.
6 Los cuervos le traían pan y carne por la mañana, y pan y carne por la tarde; y bebía del arroyo.
7 Pero sucedió que después de algunos días se secó el arroyo, porque no había llovido en la tierra.

Elías y la viuda en Sarepta 

8
Entonces la palabra de Jehovah vino a Elías diciendo: 
9 -Levántate, vé a Sarepta de Sidón y habita allí. He aquí, yo he designado allí a una mujer viuda para que te sustente. 
10 Entonces se levantó y se fue a Sarepta. Cuando llegó a la puerta de la ciudad, he aquí una mujer viuda que estaba allí recogiendo leña. El la llamó y le dijo:
-Por favor, tráeme un poco de agua en un vaso, para que beba. 
11 Cuando ella iba a traérsela, la llamó y le dijo:
-Por favor, tráeme también un poco de pan en tu mano. 
12 Ella respondió:
-¡Vive Jehovah, tu Dios, que no tengo pan cocido! Solamente tengo un puñado de harina en una tinaja y un poco de aceite en una botella. Y he aquí que estaba recogiendo un par de leños, para entrar y prepararlo para mí y para mi hijo, a fin de que lo comamos y muramos. 
13 Entonces Elías le dijo:
-No tengas temor. Vé, haz como has dicho; pero de ello hazme a mí primero una torta pequeña y tráemela. Después harás para ti y para tu hijo.
14 Porque así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "La harina de la tinaja no se acabará, y el aceite de la botella no faltará hasta el día en que Jehovah dé lluvia sobre la superficie de la tierra." 
15 Entonces ella fue e hizo conforme a la palabra de Elías; y comieron él, ella y su familia, por mucho tiempo.
16 La harina de la tinaja no se acabó, ni faltó el aceite de la botella, conforme a la palabra que Jehovah había dicho por medio de Elías. 
17 Aconteció después de estas cosas que cayó enfermo el hijo de la mujer, la dueña de casa, y su enfermedad fue tan grave que no quedó en él aliento.
18 Entonces ella dijo a Elías:
-¿Qué tengo yo contigo, oh hombre de Dios? ¿Has venido a mí para traer a la memoria mis iniquidades y hacer morir a mi hijo? 
19 Y él le respondió: -Dame tu hijo.
Lo tomó del seno de ella, lo llevó al altillo donde él habitaba y lo acostó sobre su cama.
20 Entonces, clamando a Jehovah, dijo:
-¡Oh Jehovah, Dios mío! ¿Aun a la viuda en cuya casa estoy hospedado has afligido, haciendo morir a su hijo? 
21 Luego se tendió tres veces sobre el niño y clamó a Jehovah diciendo: 
-¡Oh Jehovah, Dios mío, te ruego que el alma de este niño vuelva a su cuerpo! 
22 Jehovah escuchó la voz de Elías, y el alma del niño volvió a su cuerpo, y revivió.
23 Elías tomó al niño, lo bajó del altillo a la casa y lo entregó a su madre. Luego Elías dijo:
-¡Mira, tu hijo está vivo! 
24 Entonces la mujer dijo a Elías: -¡Ahora reconozco que tú eres un hombre de Dios y que la palabra de Jehovah es verdad en tu boca!

CAPITULO 18
Elías se presenta ante Acab

1 Sucedió que después de mucho tiempo, al tercer año, vino la palabra de Jehovah a Elías, diciendo: -Vé, preséntate ante Acab, y yo enviaré lluvia sobre la faz de la tierra. 
2 Elías fue para presentarse ante Acab. Había gran hambre en Samaria.
3 Entonces Acab llamó a Abdías, el administrador del palacio. (Abdías era muy temeroso de Jehovah.
4 Y sucedió que cuando Jezabel destruía a los profetas de Jehovah, Abdías tomó a cien de ellos y los escondió de cincuenta en cincuenta en una cueva, y los sustentó con pan y agua.)
5 Acab dijo a Abdías:
-Vé por la tierra a todos los manantiales de agua y a todos los arroyos; quizás hallemos pasto con que podamos conservar con vida a los caballos y a las mulas, y no tengamos que eliminar algunos de los animales. 
6 Se repartieron el territorio entre ellos para recorrerlo; Acab se fue solo por un camino, y Abdías se fue solo por otro.
7 Sucedió que cuando Abdías iba por el camino, he aquí que Elías venía a su encuentro; y como le reconoció, se postró sobre su rostro y preguntó:
-¿Eres tú Elías, mi señor? 
8 Y le respondió:
-Sí, yo soy. Vé y di a tu señor: "Elías está aquí." 
9 Pero él dijo:
-¿En qué he pecado para que tú entregues a tu siervo en mano de Acab, para que me mate?
10 ¡Vive Jehovah tu Dios, que no ha habido nación ni reino adonde mi señor no haya enviado a buscarte! Cuando ellos respondían: "No está", hacía jurar al reino y a la nación que no te habían hallado.
11 Y ahora tú dices: "Vé y di a tu señor: ’Elías está aquí.’ "
12 Lo que sucederá es que después que yo me haya alejado de ti, el Espíritu de Jehovah te llevará adonde yo no sepa, y habiendo yo ido para informar a Acab, si él no te halla, me matará. Tu siervo teme a Jehovah desde su juventud.
13 ¿No le han contado a mi señor lo que hice cuando Jezabel mataba a los profetas de Jehovah, cómo escondí en una cueva a cien de ellos de cincuenta en cincuenta y los sustenté con pan y agua?
14 Y ahora tú dices: "Vé y di a tu señor: ’Aquí está Elías.’ " ¡El me matará! 
15 Y Elías dijo:
-¡Vive Jehovah de los Ejércitos, a quien sirvo, que hoy me presentaré a él! 
16 Entonces Abdías fue al encuentro de Acab y le informó. Acab fue al encuentro de Elías;
17 y sucedió que cuando Acab vio a Elías, le dijo:
-¿Eres tú, el que está trastornando a Israel? 
18 Y él respondió:
-Yo no he trastornado a Israel, sino tú y tu casa paterna, al haber abandonado los mandamientos de Jehovah y al haber seguido a los Baales.
19 Ahora pues, manda que se reúnan conmigo en el monte Carmelo todo Israel, los 450 profetas de Baal y los 400 profetas de Asera que comen de la mesa de Jezabel.

Elías elimina a los profetas de Baal 

20
Entonces Acab convocó a todos los hijos de Israel y reunió a los profetas en el monte Carmelo.
21 Elías se acercó a todo el pueblo y dijo:
-¿Hasta cuándo vacilaréis entre dos opiniones? Si Jehovah es Dios, ¡seguidle! Y si Baal, ¡seguidle! Pero el pueblo no le respondió nada.
22 Entonces Elías volvió a decir al pueblo:
-Sólo yo he quedado como profeta de Jehovah, pero de los profetas de Baal hay 450 hombres.
23 Dennos, pues, dos toros. Escojan ellos un toro para sí, córtenlo en pedazos y pónganlo sobre la leña; pero no pongan fuego. Yo prepararé el otro toro y lo pondré sobre la leña, pero no pondré fuego.
24 Luego invocad vosotros el nombre de vuestro dios, y yo invocaré el nombre de Jehovah. El Dios que responda con fuego, ¡ése es Dios!
Todo el pueblo respondió y dijo:
-¡Bien dicho! 
25 Entonces Elías dijo a los profetas de Baal:
-Escogeos el toro y preparadlo vosotros primero, porque vosotros sois la mayoría. Invocad el nombre de vuestro dios, pero no pongáis fuego. 
26 Ellos tomaron el toro que les fue dado, y lo prepararon. Luego invocaron el nombre de Baal desde la mañana hasta el mediodía, diciendo: -¡Oh Baal, respóndenos!
Pero no hubo voz ni quien respondiese. Mientras tanto ellos danzaban junto al altar que habían hecho. 
27 Y sucedió que hacia el mediodía, Elías se burlaba de ellos diciendo:
-¡Gritad a gran voz, porque es un dios! Quizás está meditando, o está ocupado, o está de viaje. Quizás está dormido, y hay que despertarle. 
28 Ellos clamaban a gran voz y se sajaban el cuerpo con espadas y con lanzas, conforme a su costumbre, hasta hacer chorrear la sangre sobre ellos.
29 Y sucedió que cuando pasó el mediodía, ellos seguían profetizando frenéticamente hasta la hora de ofrecer la ofrenda vegetal, y no había voz ni quien respondiese ni escuchase. 
30 Entonces Elías dijo a todo el pueblo: -¡Acercaos a mí!
Todo el pueblo se acercó a él. Luego él reparó el altar de Jehovah que estaba arruinado.
31 Elías tomó doce piedras, conforme al número de las tribus de los hijos de Jacob, a quien le vino palabra de Jehovah diciendo: "Israel será tu nombre."
32 Y edificó con las piedras un altar en el nombre de Jehovah. Después hizo una zanja alrededor del altar, en la cual pudiesen caber dos medidas de semilla.
33 Luego arregló la leña, cortó el toro en pedazos y los puso sobre la leña.
34 Entonces dijo:
-Llenad cuatro cántaros de agua y derramadla sobre el holocausto y sobre la leña. Luego dijo: -Hacedlo por segunda vez. Y lo hicieron por segunda vez. Dijo aún: -Hacedlo por tercera vez.
Y lo hicieron por tercera vez,
35 de modo que el agua corría alrededor del altar y llenó también la zanja.
36 Cuando llegó la hora de presentar la ofrenda vegetal, se acercó el profeta Elías y dijo:
-¡Oh Jehovah, Dios de Abraham, de Isaac y de Israel, sea hoy manifiesto que tú eres Dios en Israel y que yo soy tu siervo; y que por tu palabra he hecho todas estas cosas!
37 Respóndeme, oh Jehovah; respóndeme, para que este pueblo reconozca que tú, oh Jehovah, eres Dios, y que tú haces volver el corazón de ellos. 
38 Entonces cayó fuego de Jehovah, que consumió el holocausto, la leña, las piedras y el polvo; y lamió el agua que estaba en la zanja.
39 Al verlo toda la gente, se postraron sobre sus rostros y dijeron:
-¡Jehovah es Dios! ¡Jehovah es Dios! 
40 Entonces Elías les dijo: -¡Prended a los profetas de Baal! ¡Que no escape ninguno de ellos! Los prendieron, y Elías los hizo descender al arroyo de Quisón, y allí los degolló.

Elías anuncia el fin de la sequía 

41
Entonces Elías dijo a Acab:
-Sube, come y bebe; porque se oye el ruido de una fuerte lluvia. 
42 Acab subió para comer y beber. Entonces Elías subió a la cumbre del Carmelo, y postrándose en tierra puso su rostro entre sus rodillas.
43 Luego dijo a su criado:
-Sube, por favor, y mira hacia el mar. El subió, miró y dijo: -No hay nada. El le volvió a decir:
-Vuelve siete veces. 
44 A la séptima vez dijo: -He aquí, veo una pequeña nube, como la palma de la mano de un hombre, que sube del mar. Entonces él dijo:
-Vé y di a Acab: "Unce tu carro y desciende, no sea que te detenga la lluvia." 
45 Y aconteció que mientras tanto los cielos se oscurecieron con nubes y viento, y cayó una fuerte lluvia. Acab subió al carro y fue a Jezreel;
46 pero la mano de Jehovah estuvo sobre Elías, quien ciñó sus lomos y fue corriendo delante de Acab hasta la entrada de Jezreel.

CAPITULO 19
Elías ante Jehovah en Horeb
 

1 Acab informó a Jezabel de todo lo que Elías había hecho y de cómo había matado a espada a todos los profetas.
2 Entonces Jezabel envió un mensajero a Elías, diciendo: "¡Así me hagan los dioses y aun me añadan, si mañana a estas horas yo no he hecho tu vida como la vida de uno de ellos!" 
3 Entonces él tuvo miedo, y se levantó y huyó para salvar su vida. Así llegó a Beerseba, que pertenece a Judá. Dejó allí a su criado,
4 y él se fue un día de camino por el desierto. Luego vino, se sentó debajo de un arbusto de retama y ansiando morirse dijo:
-¡Basta ya, oh Jehovah! ¡Quítame la vida, porque yo no soy mejor que mis padres! 
5 Se recostó debajo del arbusto y se quedó dormido. Y he aquí que un ángel le tocó y le dijo:
-Levántate, come. 
6 Entonces miró, y he aquí que a su cabecera había una torta cocida sobre las brasas y una cantimplora de agua. Luego comió, bebió y se volvió a recostar.
7 Entonces el ángel de Jehovah volvió por segunda vez, y le tocó diciendo:
-Levántate, come, porque el camino es demasiado largo para ti. 
8 Se levantó, comió y bebió. Luego, con las fuerzas de aquella comida, caminó cuarenta días y cuarenta noches hasta Horeb, el monte de Dios.
9 Allí se metió en la cueva, donde pasó la noche. Y he aquí que vino a él la palabra de Jehovah, y le preguntó:
-¿Qué haces aquí, Elías? 
10 Y él respondió:
-He sentido un vivo celo por Jehovah Dios de los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 
11 El le dijo: -Sal afuera y ponte de pie en el monte, delante de Jehovah.
Y he aquí que Jehovah pasaba. Un grande y poderoso viento destrozaba las montañas y rompía las peñas delante de Jehovah, pero Jehovah no estaba en el viento. Después del viento hubo un terremoto, pero Jehovah no estaba en el terremoto.
12 Después del terremoto hubo un fuego, pero Jehovah no estaba en el fuego. Después del fuego hubo un sonido apacible y delicado.
13 Y sucedió que al oírlo Elías, cubrió su cara con su manto, y salió y estuvo de pie a la entrada de la cueva. Y he aquí, vino a él una voz, y le preguntó:
-¿Qué haces aquí, Elías? 
14 El respondió:
-He sentido un vivo celo por Jehovah Dios de los Ejércitos, porque los hijos de Israel han abandonado tu pacto, han derribado tus altares y han matado a espada a tus profetas. Yo solo he quedado, y me buscan para quitarme la vida. 
15 Y Jehovah le dijo:
-Vé, regresa por tu camino, por el desierto, a Damasco. Cuando llegues, ungirás a Hazael como rey de Siria.
16 También a Jehú hijo de Nimsi ungirás como rey de Israel; y ungirás a Eliseo hijo de Safat, de Abel-mejola, como profeta en tu lugar.
17 Y sucederá que al que escape de la espada de Hazael, lo matará Jehú; y al que escape de la espada de Jehú, lo matará Eliseo.
18 Pero yo he hecho que queden en Israel 7.000, todas las rodillas que no se han doblado ante Baal y todas las bocas que no lo han besado.

Elías unge a Eliseo como profeta 

19
Cuando se fue de allí, halló a Eliseo hijo de Safat, que estaba arando con doce yuntas de bueyes delante de él, y él estaba con la duodécima. Pasando Elías hacia él, echó su manto sobre él.
20 Entonces él dejó los bueyes, fue corriendo tras Elías y dijo:
-Permíteme besar a mi padre y a mi madre, y luego te seguiré. Elías le dijo: -Vé y vuelve; pues, ¿qué te he hecho yo? 
21 Eliseo dejó de ir tras él. Luego tomó la yunta de bueyes y los mató. Y con el arado de los bueyes cocinó su carne y la dio a la gente para que comiesen. Después se levantó, fue tras Elías y le servía.

CAPITULO 20
Ben-hadad sitia Samaria
 

1 Entonces Ben-hadad, rey de Siria, reunió todo su ejército. Estaban con él treinta y dos reyes, con caballos y carros. Luego subió, sitió Samaria y combatió contra ella.
2 Después envió mensajeros a la ciudad, a Acab, rey de Israel, diciendo:
3 "Así ha dicho Ben-hadad: ’Tu plata y tu oro son míos; tus mujeres y los mejores de tus hijos son míos.’ " 
4 El rey de Israel respondió diciendo: "Como tú dices, oh mi señor el rey, yo soy tuyo con todo lo que tengo." 
5 Volvieron otra vez los mensajeros y dijeron: "Así dice Ben-hadad: ’Por cierto, te envié a decir que me dieras tu plata, tu oro, tus mujeres y tus hijos.
6 Mañana a estas horas te enviaré mis servidores, los cuales registrarán tu casa y las casas de tus servidores. Y sucederá que tomarán con sus manos y se llevarán todo lo precioso que tengas.’ " 
7 El rey de Israel llamó a todos los ancianos del país y les dijo:
-Sabed, pues, y ved cómo éste no busca sino el mal; porque ha enviado por mis mujeres y mis hijos, y por mi plata y mi oro; y yo no se lo he negado. 
8 Y todos los ancianos y todo el pueblo respondieron:
-No le escuches ni accedas. 
9 Entonces Acab respondió a los mensajeros de Ben-hadad: -Decid a mi señor el rey: "Haré todo lo que enviaste a exigir a tu siervo al principio, pero esto no lo puedo hacer."
Los mensajeros fueron y le dieron la respuesta,
10 y Ben-hadad envió a decirle: "Así me hagan los dioses y aun me añadan, si el polvo de Samaria basta para llenar las manos de todo el pueblo que me sigue." 
11 El rey de Israel respondió y dijo: "Decidle: ’No se jacte tanto el que se ciñe como el que se desciñe.’ " 
12 Y sucedió que cuando él oyó estas palabras, mientras bebía con los reyes en las cabañas, dijo a sus servidores: -¡Tomad posiciones! Y tomaron posiciones contra la ciudad.

Acab derrota a Ben-hadad 

13
He aquí, un profeta se acercó a Acab, rey de Israel, y le dijo:
-Así ha dicho Jehovah: "¿Has visto toda aquella gran multitud? He aquí, yo la entregaré hoy en tu mano, para que reconozcas que yo soy Jehovah." 
14 Acab preguntó: -¿Por medio de quién? Y él respondió: -Así ha dicho Jehovah: "Por medio de los jóvenes de los jefes de las provincias." Y Acab preguntó: -¿Quién comenzará la batalla? El respondió:
-Tú. 
15 Acab pasó revista a los jóvenes de los jefes de las provincias, los cuales eran 232. Después de ellos, pasó revista a todo el pueblo, a todos los hijos de Israel, que eran 7.000.
16 Y éstos salieron al mediodía, mientras Ben-hadad estaba bebiendo hasta emborracharse en las cabañas con los reyes, los treinta y dos reyes que habían venido en su ayuda.
17 Los jóvenes de los jefes de las provincias salieron primero. Ben-hadad había enviado a algunos, quienes le informaron diciendo:
-Unos hombres han salido de Samaria. 
18 El dijo:
-Si han salido para hacer la paz, prendedlos vivos. Y si han salido para combatir, prendedlos vivos. 
19 Salieron, pues, de la ciudad los jóvenes de los jefes de las provincias, y tras ellos salió el ejército.
20 Y cada uno mató al que venía contra él; y los sirios huyeron, e Israel los persiguió. Pero Ben-hadad, rey de Siria, se escapó a caballo con algunos jinetes.
21 Entonces salió el rey de Israel, atacó los caballos y los carros, y ocasionó a los sirios una gran derrota.

Victoria sobre los sirios en Afec 

22
Luego se acercó el profeta al rey de Israel y le dijo:
-Vé, cobra ánimo; considera y mira lo que has de hacer, porque el rey de Siria volverá contra ti el próximo año. 
23 Los servidores del rey de Siria le dijeron:
-Sus dioses son dioses de las montañas; por eso fueron más fuertes que nosotros. Pero si combatimos contra ellos en la llanura, sin duda seremos más fuertes que ellos.
24 Haz, pues, así: Saca a cada uno de los reyes de su puesto, y pon gobernadores en su lugar.
25 Y tú, organiza otro ejército como el ejército que perdiste, caballo por caballo y carro por carro. Luego combatiremos contra ellos en la llanura, y sin duda seremos más fuertes que ellos.
El les prestó atención, y lo hizo así.
26 Y aconteció, al año siguiente, que Ben-hadad pasó revista a los sirios y fue a Afec para combatir contra Israel.
27 También se pasó revista a los hijos de Israel, y tomando provisiones les salieron al encuentro. Los hijos de Israel acamparon frente a ellos y eran como dos pequeños rebaños de cabras, mientras que los sirios llenaban el campo.
28 Entonces el hombre de Dios se acercó al rey de Israel y le habló diciendo:
-Así ha dicho Jehovah: "Porque los sirios han dicho: ’Jehovah es un dios de las montañas; no es un dios de los valles’, yo entregaré a toda esta gran multitud en tu mano, para que reconozcas que yo soy Jehovah." 
29 Siete días estuvieron acampados los unos frente a los otros. Y sucedió que al séptimo día se dio la batalla. Entonces los hijos de Israel mataron en un día a 100.000 hombres de infantería de los sirios.
30 Los demás huyeron a la ciudad de Afec, pero el muro cayó encima de 27.000 hombres que habían quedado. También Ben-hadad fue huyendo a la ciudad y se escondía de cuarto en cuarto.

Acab hace alianza con Ben-hadad 

31
Sus servidores dijeron a Ben-hadad:
-He aquí, hemos oído que los reyes de la casa de Israel son reyes clementes. Pongamos, pues, cilicio sobre nuestras espaldas y sogas a nuestros cuellos, y salgamos al rey de Israel; quizás nos perdone la vida. 
32 Entonces se ciñeron sus lomos con cilicio y pusieron sogas a sus cuellos, y fueron al rey de Israel y dijeron: -Tu siervo Ben-hadad dice: "Por favor, perdóname la vida." Y él respondió:
-¿Todavía vive? ¡Es mi hermano! 
33 Aquellos hombres tomaron esto como buen augurio y se apresuraron a tomarle la palabra, diciendo: -¡Tu hermano es Ben-hadad! El dijo: -Id y traedle.
Ben-hadad se presentó ante Acab, quien le hizo subir en su carro.
34 Luego le dijo Ben-hadad:
-Yo restituiré las ciudades que mi padre tomó a tu padre. Tú también podrás establecer centros comerciales en Damasco, como mi padre hizo en Samaria. -Entonces con este convenio yo te dejaré ir libre. Hizo, pues, un convenio con él y le dejó ir.

Acab es reprendido respecto a Ben-hadad 

35
Entonces un hombre de los hijos de los profetas dijo a su compañero, por mandato de Jehovah:
-¡Golpéame, por favor! Pero el hombre rehusó golpearle.
36 Y él le dijo:
-Porque no has obedecido la voz de Jehovah, he aquí que cuando te apartes de mí, te matará un león.
Cuando se apartó de él, lo encontró un león y lo mató. 
37 Luego se encontró con otro hombre y le dijo: -¡Golpéame, por favor!
El hombre le dio un golpe y le ocasionó una herida.
38 Entonces el profeta se fue y se puso de pie delante del rey en el camino, disfrazándose con una venda sobre los ojos.
39 Sucedió que cuando el rey pasaba, aquél gritó al rey y dijo:
-¡Tu siervo estuvo en medio de la batalla, y he aquí que uno se apartó trayéndome a un hombre y me dijo: "Guarda a este hombre, porque si llega a escapar, tu vida responderá por la suya o pagarás un talento de plata."
40 Pero sucedió que mientras tu siervo estaba ocupado en una y otra cosa, él desapareció.
Entonces el rey de Israel le dijo:
-¡Esa será tu sentencia! ¡Tú mismo la has pronunciado! 
41 Entonces se quitó apresuradamente la venda de sus ojos, y el rey de Israel reconoció que era uno de los profetas.
42 Y éste dijo al rey:
-Así ha dicho Jehovah: "¡Por cuanto soltaste de la mano al hombre que yo había designado como anatema, tu vida responderá por la suya, y tu pueblo por el suyo!" 
43 El rey de Israel se fue a su casa decaído y enfadado, y llegó a Samaria.

CAPITULO 21
Acab y la viña de Nabot 

1 Pasadas estas cosas aconteció que Nabot de Jezreel tenía una viña en Jezreel, junto al palacio de Acab, rey de Samaria.
2 Y Acab habló a Nabot diciendo:
-Dame tu viña para que me sirva como huerto de verduras, porque está junto a mi casa, y yo te daré por ella otra viña mejor que ésta. O si te parece mejor, te pagaré su precio en dinero. 
3 Nabot respondió a Acab:
-¡Guárdeme Jehovah de darte la heredad de mis padres! 
4 Acab se fue a su casa decaído y enfadado por las palabras que le había respondido Nabot de Jezreel, quien le había dicho: "No te daré la heredad de mis padres." Se acostó en su cama, volvió su cara y no tomó alimentos. 
5 Jezabel, su mujer, fue a él y le preguntó:
-¿Por qué está decaído tu espíritu, y no tomas alimentos? 
6 Y él le respondió:
-Porque hablé con Nabot de Jezreel y le dije: "Dame tu viña por dinero; o si te parece mejor, te daré otra viña por ella." Y él respondió: "No te daré mi viña." 
7 Su mujer Jezabel le dijo:
-¿Tú actúas ahora como rey sobre Israel? ¡Levántate, toma alimentos, y alégrese tu corazón! ¡Yo te daré la viña de Nabot de Jezreel! 
8 Entonces ella escribió cartas en nombre de Acab, las selló con su anillo y las envió a los ancianos y principales que habitaban en su ciudad con Nabot.
9 Las cartas que escribió decían así: 
Proclamad ayuno y haced que Nabot se siente frente al pueblo.
10 Haced que se sienten frente a él dos hombres perversos para que testifiquen contra él diciendo: "¡Tú has maldecido a Dios y al rey!" Entonces sacadlo y apedreadlo, y que muera. 
11 Los hombres de su ciudad, los ancianos y los principales que vivían en su ciudad hicieron como les mandó Jezabel. Conforme a lo escrito en las cartas que ella había enviado,
12 proclamaron ayuno e hicieron sentar a Nabot frente al pueblo.
13 Luego vinieron los dos hombres perversos y se sentaron frente a él. Y estos hombres perversos dieron testimonio contra Nabot frente al pueblo, diciendo:
-Nabot ha maldecido a Dios y al rey.
Lo sacaron de la ciudad y lo apedrearon, y murió.
14 Después enviaron a decir a Jezabel: "Nabot ha sido apedreado y ha muerto." 
15 Sucedió que cuando Jezabel oyó que Nabot había sido apedreado y que había muerto, Jezabel dijo a Acab:
-Levántate y toma posesión de la viña de Nabot de Jezreel, quien no te la quiso dar por dinero. Nabot ya no vive; ha muerto. 
16 Y sucedió que cuando Acab oyó que Nabot había muerto, se levantó Acab para descender a la viña de Nabot de Jezreel a fin de tomar posesión de ella.

Elías anuncia juicio contra Acab 

17
Aconteció que vino la palabra de Jehovah a Elías el tisbita, diciendo: 
18 -Levántate, desciende al encuentro de Acab, rey de Israel, que reside en Samaria. He aquí que está en la viña de Nabot, a donde ha descendido para tomar posesión de ella.
19 Le hablarás diciendo: "Así ha dicho Jehovah: ’¿Has asesinado y también has tomado posesión?’ " Luego le hablarás diciendo: "Así ha dicho Jehovah: ’En el lugar donde los perros lamieron la sangre de Nabot, los perros lamerán también tu sangre, tu misma sangre.’ " 
20 Acab dijo a Elías: -¿Así que me has encontrado, enemigo mío? El respondió:
-Te he encontrado, porque te has vendido para hacer lo malo ante los ojos de Jehovah.
21 Así dice Jehovah: "He aquí, yo traeré el mal sobre ti y te barreré por completo. Eliminaré de Acab a todo varón en Israel, tanto al esclavo como al libre.
22 Yo haré a los de tu casa como a los de la casa de Jeroboam hijo de Nabat y a los de la casa de Baasa hijo de Ajías, por la provocación con que me has provocado a ira y con que has hecho pecar a Israel."
23 También de Jezabel ha hablado Jehovah diciendo: "Los perros comerán a Jezabel en la parcela de Jezreel.
24 Al que de Acab muera en la ciudad, lo comerán los perros; y al que muera en el campo, lo comerán las aves del cielo." 
25 No hubo realme

 
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