Jeremías 31-38

CAPITULO 31

1
"En aquel tiempo, dice Jehovah, yo seré el Dios de todas las familias de Israel; y ellos serán mi pueblo.
2 Así ha dicho Jehovah: Cuando Israel iba en pos de su reposo, el pueblo que había sobrevivido de la espada halló gracia en el desierto."

1 Aconteció en el cuarto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que vino a Jeremías esta palabra de parte de Jehovah, diciendo:
2 "Toma un rollo de pergamino y escribe en él todas las palabras que te he hablado contra Israel, contra Judá y contra todas las naciones, desde el día que comencé a hablarte, en los días de Josías, hasta el día de hoy.
3 Quizás la casa de Judá oiga de todo el mal que yo pienso hacerles, y se vuelva cada uno de su mal camino, para que yo perdone su maldad y su pecado."
4 Entonces Jeremías llamó a Baruc hijo de Nerías, y Baruc escribió en un rollo de pergamino todas las palabras que Jehovah le había hablado, según el dictado de Jeremías.

Profecía acerca del retorno a Sion

3
Jehovah me ha aparecido desde hace mucho tiempo, diciendo: "Con amor eterno te he amado; por tanto, te he prolongado mi misericordia.
4 Otra vez he de edificarte, y serás edificada, oh virgen de Israel. Otra vez serás adornada con tus panderos y saldrás en las danzas de los que se regocijan.
5 Otra vez plantarás viñas en los montes de Samaria, y los que las planten gozarán del fruto.
6 Porque habrá un día en que gritarán los guardias en la región montañosa de Efraín: ’¡Levantaos, y subamos a Sion, a Jehovah, nuestro Dios!’ "
7 Porque así ha dicho Jehovah: "Regocijaos con alegría a causa de Jacob, y gritad de júbilo ante la cabeza de las naciones. Proclamad, alabad y decid: ’¡Oh Jehovah, salva a tu pueblo, al remanente de Israel!’
8 "He aquí, yo los traigo de la tierra del norte, y los reuniré de los confines de la tierra. Entre ellos vendrán los ciegos y los cojos, la mujer encinta y la que da a luz. Como una gran multitud volverán acá.
9 Vendrán con llanto, pero con consuelo los guiaré y los conduciré junto a los arroyos de aguas, por un camino parejo en el cual no tropezarán. Porque yo soy un Padre para Israel, y Efraín es mi primogénito."
10 ¡Oh naciones, escuchad la palabra de Jehovah y hacedlo saber en las costas lejanas! Decid: "El que dispersó a Israel lo reunirá y lo guardará, como el pastor guarda su rebaño."
11 Porque Jehovah ha rescatado a Jacob; lo ha redimido de mano del que es más fuerte que él.
12 Vendrán y darán alabanza en la cumbre de Sion. Correrán hacia la bondad de Jehovah: al grano, al vino nuevo, al aceite y a las crías de las ovejas y de las vacas. Su vida será como huerto de riego; nunca más volverán a languidecer.
13 "Entonces la virgen se regocijará en la danza, y los jóvenes y los ancianos juntamente. Porque transformaré su duelo en regocijo; los consolaré y los alegraré en su dolor.
14 Colmaré de abundancia el alma del sacerdote, y mi pueblo se saciará de mi bondad", dice Jehovah.

Restauración de Efraín

15
Así ha dicho Jehovah: "Voz fue oída en Ramá; lamento y llanto amargo. Raquel lloraba por sus hijos, y no quería ser consolada por sus hijos, porque perecieron."
16 Así ha dicho Jehovah: "Reprime tu voz del llanto y tus ojos de las lágrimas, porque tu obra tiene recompensa, dice Jehovah. Ellos volverán de la tierra del enemigo.
17 Hay esperanza para tu porvenir; tus hijos volverán a su territorio, dice Jehovah.
18 "Ciertamente yo he oído a Efraín que se lamentaba diciendo: ’Me azotaste, y fui castigado como novillo indómito. Hazme volver, y volveré; porque tú eres Jehovah mi Dios.
19 Porque después de desviarme, me arrepentí; y después de darme cuenta, golpeé mi muslo. Fui avergonzado y también afrentado, porque he llevado el oprobio de mi juventud.’
20 "¿Acaso no es Efraín un hijo querido para mí? ¿Acaso no es un niño precioso? Porque cada vez que hablo contra él, lo recuerdo más. Por eso mis entrañas se enternecen por él. Ciertamente tendré misericordia de él, dice Jehovah.
21 "Levanta señales, pon indicadores de caminos. Pon atención al camino principal, el camino por el cual caminaste. Vuelve, oh virgen de Israel; vuelve a estas tus ciudades.
22 ¿Hasta cuándo andarás de un lado para otro, oh hija rebelde? Pues Jehovah hará una novedad en la tierra: La mujer rodeará al hombre."
23 Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: "Cuando yo los restaure de su cautividad, dirán otra vez estas palabras en la tierra de Judá y en sus ciudades: ’¡Jehovah te bendiga, oh morada de justicia, oh monte santo!’
24 Y habitarán juntos en ella Judá y todas sus ciudades, los labradores y los que se desplazan con los rebaños.
25 Porque he de saciar al alma fatigada, y he de llenar a toda alma que languidece."
26 En esto desperté y vi que mi sueño había sido placentero.

La promesa del nuevo pacto

27
"He aquí que vienen días, dice Jehovah, en que sembraré la casa de Israel y la casa de Judá con simiente de hombres y con simiente de animales.
28 Sucederá que como he vigilado sobre ellos para arrancar, desmenuzar, arruinar, destruir y hacer daño, así vigilaré sobre ellos para edificar y plantar, dice Jehovah.
29 "En aquellos días no dirán más: ’Los padres comieron las uvas agrias, y los dientes de los hijos sufren la dentera’;
30 sino que cada cual morirá por su propio pecado. Los dientes de todo hombre que coma las uvas agrias sufrirán la dentera.
31 "He aquí vienen días, dice Jehovah, en que haré un nuevo pacto con la casa de Israel y con la casa de Judá.
32 No será como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto, mi pacto que ellos invalidaron, a pesar de ser yo su señor, dice Jehovah.
33 Porque éste será el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice Jehovah: Pondré mi ley en su interior y la escribiré en su corazón. Yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo.
34 Ya nadie enseñará a su prójimo, ni nadie a su hermano, diciendo: ’Conoce a Jehovah.’ Pues todos ellos me conocerán, desde el más pequeño de ellos hasta el más grande, dice Jehovah. Porque yo perdonaré su iniquidad y no me acordaré más de su pecado."
35 Así ha dicho Jehovah, quien da el sol para luz del día, y la luna y las estrellas para luz de la noche, el que agita el mar de manera que rugen sus olas -Jehovah de los Ejércitos es su nombre-:
36 "Si esas leyes faltasen delante de mí, dice Jehovah, entonces la descendencia de Israel dejaría de ser nación delante de mí, perpetuamente."
37 Así ha dicho Jehovah: "Si se pueden medir los cielos arriba y se pueden explorar los cimientos de la tierra abajo, entonces yo desecharé toda la descendencia de Israel por todo lo que hicieron, dice Jehovah.

Futuro esplendor de Jerusalén

38
"He aquí que vienen días, dice Jehovah, en que la ciudad será edificada para Jehovah desde la torre de Hananeel hasta la puerta de la Esquina.
39 El cordel de medir irá directamente hasta la colina de Gareb, y dará la vuelta hacia Goa.
40 Todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y todas las terrazas hasta el arroyo de Quedrón, hasta la esquina de la puerta de los Caballos, al este, estará consagrado a Jehovah. Nunca más será arrancada ni destruida."

CAPITULO 32
Simbolismo de la compra de un campo

1 La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehovah en el año 10 de Sedequías, rey de Judá, que fue el año 18 de Nabucodonosor.
2 En aquel entonces el ejército del rey de Babilonia tenía sitiada a Jerusalén. Y el profeta Jeremías estaba preso en el patio de la guardia que estaba en la casa del rey de Judá,
3 porque Sedequías, el rey de Judá, lo había apresado, diciéndole: "¿Por qué profetizas diciendo que así ha dicho Jehovah: ’He aquí, yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y él la tomará;
4 Sedequías, rey de Judá, no escapará de mano de los caldeos, sino que ciertamente será entregado en mano del rey de Babilonia y hablará con él cara a cara, y sus ojos verán sus ojos;
5 él hará llevar a Sedequías a Babilonia y estará allá hasta que yo le visite, dice Jehovah, y aunque combatáis contra los caldeos, no tendréis éxito’?"
6 Jeremías dijo: Vino a mí la palabra de Jehovah, diciendo:
7 "He aquí que Hanameel, hijo de tu tío Salum, viene a ti para decir: ’Compra mi campo que está en Anatot, porque tuyo es el derecho de redención para adquirirlo.’ "
8 Y vino a mí Hanameel, hijo de mi tío, al patio de la guardia, conforme a la palabra de Jehovah, y me dijo: "Compra, por favor, mi campo que está en Anatot, en tierra de Benjamín; porque tuyo es el derecho de posesión, y a ti te corresponde la redención. Cómpralo para ti." Entonces comprendí que había sido palabra de Jehovah;
9 y compré el campo de Hanameel, hijo de mi tío, el cual estaba en Anatot. Le pesé el dinero: 17 siclos de plata.
10 Luego escribí el documento y lo sellé. Convoqué a los testigos y pesé la plata en la balanza.
11 Luego tomé el documento de la compra, sellado, con las obligaciones y los términos, y la copia abierta.
12 Entregué el documento de la compra a Baruc hijo de Nerías, hijo de Maasías, en presencia de Hanameel, hijo de mi tío, en presencia de los testigos que habían firmado el documento de la compra y en presencia de todos los judíos que permanecían en el patio de la guardia.
13 Luego mandé a Baruc, en presencia de ellos, diciendo que
14 así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: "Toma estos documentos (el documento de compra sellado y la copia abierta), y ponlos en una vasija de cerámica para que se conserven por mucho tiempo.
15 Porque así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: ’Todavía se comprarán casas, campos y viñas en esta tierra.’ "

Jeremías ora en medio del asedio

16
Después que di el documento de compra a Baruc hijo de Nerías, oré a Jehovah diciendo:
17 "¡Oh Señor Jehovah! He aquí que tú has hecho el cielo y la tierra con tu gran poder y con tu brazo extendido. Nada hay que sea difícil para ti.
18 Tú haces misericordia a millares, pero retribuyes la maldad de los padres en el seno de sus hijos después de ellos. ¡Oh Dios grande y poderoso, cuyo nombre es Jehovah de los Ejércitos!
19 Grande eres en designios y magnífico en hechos, pues tus ojos están abiertos sobre todos los caminos de los hijos del hombre, para dar a cada uno según sus caminos y según el fruto de sus obras.
20 Has hecho señales y prodigios en la tierra de Egipto, y hasta este día en Israel y entre todos los hombres. Así te has hecho de renombre, como en este día.
21 Sacaste a tu pueblo Israel de la tierra de Egipto, con señales y prodigios, con mano poderosa, con brazo extendido y con gran terror.
22 Y les diste esta tierra, de la cual juraste a sus padres que se la darías: una tierra que fluye leche y miel.
23 Ellos entraron y tomaron posesión de ella; pero no escucharon tu voz, ni anduvieron en tu ley, ni hicieron nada de lo que les mandaste hacer. Por eso has hecho que les ocurriera todo este mal.
24 "He aquí que los terraplenes ya han alcanzado hasta la ciudad para tomarla. La ciudad va a ser entregada en mano de los caldeos que combaten contra ella, a causa de la espada, del hambre y de la peste. Ha llegado a suceder lo que dijiste; y he aquí, tú lo estás viendo.
25 Sin embargo, oh Señor Jehovah, aun cuando la ciudad es entregada en mano de los caldeos, tú me dices: ’Cómprate el campo por dinero y convoca testigos.’ "

Jehovah promete total restauración

26
Entonces vino la palabra de Jehovah a Jeremías, diciendo:
27 "He aquí que yo soy Jehovah, Dios de todo mortal. ¿Habrá alguna cosa difícil para mí?
28 Por tanto, así ha dicho Jehovah: He aquí, yo voy a entregar esta ciudad en mano de los caldeos y en mano de Nabucodonosor, rey de Babilonia; y él la tomará.
29 Vendrán los caldeos que combaten contra esta ciudad, le prenderán fuego y la incendiarán; asimismo, a las casas sobre cuyas azoteas quemaban incienso a Baal y derramaban libaciones a otros dioses, provocándome a ira.
30 Porque los hijos de Israel y los hijos de Judá no han hecho desde su juventud sino lo malo ante mis ojos. Porque los hijos de Israel no han hecho más que provocarme a ira con la obra de sus manos, dice Jehovah.
31 Porque esta ciudad me ha provocado a ira e indignación desde el día en que la edificaron y hasta el día de hoy, de manera que la quitaré de mi presencia,
32 por toda la maldad que los hijos de Israel y los hijos de Judá han hecho, provocándome a ira: ellos, sus reyes, sus magistrados, sus sacerdotes, sus profetas, los hombres de Judá y los habitantes de Jerusalén.
33 Ellos me dieron la espalda y no la cara. Y a pesar de que les he enseñado persistentemente, no han escuchado para recibir corrección.
34 Más bien, han puesto sus ídolos abominables en el templo que es llamado por mi nombre, contaminándolo.
35 Han edificado lugares altos a Baal, que están en el valle de Ben-hinom, para hacer pasar por fuego a sus hijos y a sus hijas a Moloc; lo cual no les mandé ni me vino a la mente que hiciesen esta abominación, para hacer pecar a Judá."
36 Ahora pues, así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Con todo, en cuanto a esta ciudad de la cual decís: ’En mano del rey de Babilonia será entregada por la espada, por el hambre y por la peste’,
37 he aquí que yo los reuniré de todos los países a los cuales los he expulsado en mi furor, con mi ira y con gran indignación. Los haré volver a este lugar y les haré habitar seguros.
38 Ellos serán mi pueblo, y yo seré su Dios.
39 Les daré un solo corazón y un solo camino, a fin de que me teman perpetuamente, para su propio bien y para el bien de sus hijos después de ellos.
40 Haré con ellos un pacto eterno; no desistiré de hacerles bien. Pondré mi temor en el corazón de ellos, para que no se aparten de mí.
41 Me regocijaré por causa de ellos al hacerles el bien. Los plantaré en esta tierra con verdad, con todo mi corazón y con toda mi alma."
 
42 Porque así ha dicho Jehovah: "Así como traje sobre este pueblo todo este gran mal, así traeré sobre ellos todo el bien que hablo acerca de ellos.
43 Y se comprarán campos en esta tierra de la cual vosotros decís: ’Está desolada, sin hombres y sin animales, y es entregada en mano de los caldeos.’
44 Comprarán campos por dinero; harán documentos, los sellarán y llamarán testigos, en tierra de Benjamín, en los alrededores de Jerusalén y en las ciudades de Judá, en las ciudades de la región montañosa, en las ciudades de la Sefela y en las ciudades del Néguev, porque yo les restauraré de su cautividad", dice Jehovah.

CAPITULO 33
Más promesas de restauración

1 Vino por segunda vez la palabra de Jehovah a Jeremías, estando él todavía detenido en el patio de la guardia, y dijo:
2 "Así ha dicho Jehovah, quien hizo la tierra, Jehovah que la formó para afirmarla -Jehovah es su nombre-:
3 ’Clama a mí, y te responderé; y te revelaré cosas grandes e inaccesibles que tú no conoces.
4 Porque así ha dicho Jehovah Dios de Israel acerca de las casas de esta ciudad y de las casas de los reyes de Judá, que fueron derribadas para construir defensas contra los terraplenes y la espada:
5 Los caldeos vienen para combatir contra ellos y para llenarlas de cadáveres de hombres, a quienes he herido con mi furor y con mi ira, pues he escondido mi rostro de esta ciudad a causa de toda su maldad.
6 "He aquí que yo les traeré medicina y sanidad. Yo los sanaré y les revelaré tiempos de paz y de verdad.
7 Restauraré de la cautividad a Judá y a Israel, y los edificaré como al principio.
8 Los limpiaré de toda la maldad con que pecaron contra mí; perdonaré todos sus pecados con que pecaron y se rebelaron contra mí. 9 Y esta ciudad me será motivo de regocijo, de alabanza y de gloria para todas las naciones de la tierra que oirán de todo el bien que yo les haré. Temerán y se estremecerán por todo el bien y por toda la paz que yo les haré."

10 Así ha dicho Jehovah: "En este lugar del cual decís que está destruido, sin hombres y sin animales, en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén (que están desoladas, sin hombres, sin habitantes y sin animales), 11 todavía se ha de escuchar la voz del gozo y la voz de la alegría, la voz del novio y la voz de la novia, la voz de los que al traer sacrificios de acción de gracias a la casa de Jehovah, digan: ’Alabad a Jehovah de los Ejércitos, porque Jehovah es bueno; porque para siempre es su misericordia.’ Porque restauraré de su cautividad a la tierra, como al principio", ha dicho Jehovah.

12 Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos: "En este lugar destruido, sin hombres y sin animales, y en todas sus ciudades, otra vez habrá pastizales donde los pastores hagan recostar a sus ovejas. 13 Otra vez pasarán las ovejas bajo las manos de quien las cuente en las ciudades de la región montañosa, en las ciudades de la Sefela, en las ciudades del Néguev, en la tierra de Benjamín, alrededor de Jerusalén y en las ciudades de Judá, ha dicho Jehovah.

Cumplimiento del pacto de David 

14
"He aquí vienen días, dice Jehovah, en que yo cumpliré la buena promesa que he hecho a la casa de Israel y a la casa de Judá.
15 En aquellos días y en aquel tiempo haré brotar para David un Retoño de justicia, que practicará el derecho y la justicia en la tierra.
16 En aquellos días será salvo Judá, y Jerusalén habitará segura. Y éste es el nombre con el cual será llamada: ’Jehovah, justicia nuestra.’
17 Porque así ha dicho Jehovah: No faltará a David un hombre que se siente sobre el trono de la casa de Israel.
18 Tampoco a los sacerdotes, los levitas, les faltará en mi presencia un hombre que ofrezca holocausto, encienda ofrenda vegetal y presente sacrificios perpetuamente." 
19 Vino a Jeremías la palabra de Jehovah, diciendo:
20 "Así ha dicho Jehovah: ’Si podéis invalidar mi pacto con el día y mi pacto con la noche, de modo que no haya día ni noche a su tiempo,
21 entonces también podrá ser invalidado mi pacto con mi siervo David para que deje de tener un hijo que reine sobre su trono, y mi pacto con los levitas, los sacerdotes que me sirven.
22 Como no puede ser contado el ejército del cielo, ni se puede medir la arena del mar, así multiplicaré la descendencia de mi siervo David y de los levitas que me sirven.’ " 
23 Vino a Jeremías la palabra de Jehovah, diciendo:
24 "¿No has observado lo que ha hablado este pueblo, diciendo: ’Jehovah ha desechado a las dos familias que escogió’? Han tenido en poco a mi pueblo, hasta no considerarlo más como nación.
25 Así ha dicho Jehovah: Si no he establecido mi pacto con el día y la noche, y si no he puesto las leyes del cielo y de la tierra,
26 entonces desecharé la descendencia de Jacob y a mi siervo David, para no tomar de su descendencia quien gobierne a la descendencia de Abraham, de Isaac y de Jacob. Porque los restauraré de su cautividad y tendré de ellos misericordia."

CAPITULO 34
Profecía de la muerte de Sedequías

1 La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehovah (cuando Nabucodonosor rey de Babilonia, todo su ejército, todos los reinos de la tierra que estaban bajo el señorío de su mano y todos los pueblos combatían contra Jerusalén y contra sus ciudades), diciendo
2 que así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Vé y habla a Sedequías, rey de Judá, y dile que así ha dicho Jehovah: He aquí, yo entrego esta ciudad en mano del rey de Babilonia, y la incendiará.
3 Tú no escaparás de su mano, sino que ciertamente serás apresado y entregado en su mano. Tus ojos verán los ojos del rey de Babilonia; él te hablará cara a cara, y entrarás en Babilonia.
4 No obstante, escucha la palabra de Jehovah, oh Sedequías, rey de Judá. Así ha dicho Jehovah acerca de ti: No morirás a espada.
5 En paz morirás; y como se quemó incienso por tus padres, los reyes que te precedieron, así se quemará por ti. Y harán lamentación por ti diciendo: ’¡Ay señor!’, porque yo he hablado la palabra", dice Jehovah.
6 El profeta Jeremías habló todas estas palabras a Sedequías, rey de Judá, en Jerusalén.
7 El ejército del rey de Babilonia combatía contra Jerusalén y contra las ciudades de Judá que habían quedado: contra Laquis y contra Azeca. Porque sólo éstas habían quedado de las ciudades fortificadas de Judá.

Desacato en la liberación de esclavos 

8
La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehovah, después que el rey Sedequías hizo pacto con todo el pueblo en Jerusalén para promulgarles libertad,
9 a fin de que cada uno dejase libre a su esclavo o a su esclava hebreos, de modo que ninguno se sirviese de sus hermanos judíos como esclavos. 
10 Oyeron esto todos los magistrados y todo el pueblo que habían participado en el pacto de dejar en libertad, cada uno a su esclavo o a su esclava, para que ninguno se sirviese más de ellos como esclavos, y obedecieron dejándoles en libertad.
11 Pero después cambiaron de parecer e hicieron volver a los esclavos y a las esclavas que habían dejado en libertad, y los sometieron como esclavos y esclavas. 
12 Entonces la palabra de Jehovah vino a Jeremías, de parte de Jehovah, diciendo:
13 "Yo hice pacto con vuestros padres, ha dicho Jehovah Dios de Israel, el día que los saqué de la tierra de Egipto, de casa de esclavitud, diciendo:
14 ’Cada siete años dejaréis en libertad, cada uno a su hermano hebreo que se os haya vendido. Te servirá seis años, y lo dejarás ir libre de ti.’ Pero vuestros padres no me escucharon, ni inclinaron su oído.
15 Ahora vosotros os habíais vuelto a mí y habíais hecho lo recto ante mis ojos, al proclamar libertad cada uno a su prójimo, y habíais hecho un pacto en mi presencia, en el templo sobre el cual es invocado mi nombre.
16 Pero os habéis vuelto atrás profanando mi nombre, y habéis vuelto a tomar cada uno a su esclavo y cada una a su esclava que habíais dejado en libertad, a su entera voluntad; y los habéis sometido para seros esclavos y esclavas. 
17 Por tanto, así ha dicho Jehovah, vosotros no me habéis obedecido en proclamar cada uno libertad a su hermano, y cada uno a su prójimo. He aquí, dice Jehovah, yo os proclamo libertad para la espada, para la peste y para el hambre. Haré que seáis motivo de espanto a todos los reinos de la tierra.
18 Haré que los hombres que traspasaron mi pacto y que no han cumplido las palabras del pacto que hicieron en mi presencia, sean como el becerro que dividieron en dos partes y pasaron en medio de las mitades.
19 A los magistrados de Judá y a los magistrados de Jerusalén, a los funcionarios, a los sacerdotes y a todo el pueblo de la tierra que pasaron entre las partes del becerro,
20 los entregaré en mano de sus enemigos y en mano de los que buscan sus vidas; y sus cadáveres servirán de comida a las aves del cielo y a los animales de la tierra.
21 Y a Sedequías rey de Judá y a sus oficiales entregaré en mano de sus enemigos, en mano de los que buscan sus vidas y en mano del ejército del rey de Babilonia, quienes se han retirado de vosotros.
22 He aquí, yo daré órdenes y les haré volver a esta ciudad, dice Jehovah. Ellos combatirán contra ella; la tomarán y la incendiarán. Y a las ciudades de Judá las convertiré en una desolación, de modo que no haya quien las habite."

CAPITULO 35
El buen ejemplo de los recabitas

1 La palabra que vino a Jeremías de parte de Jehovah en los días de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, diciendo:
2 "Vé a la familia de los recabitas, habla con ellos, tráelos a la casa de Jehovah, a una de las cámaras, y dales de beber vino."
3 Entonces tomé a Jazanías hijo de Jeremías, hijo de Habasinías, a sus hermanos, a todos sus hijos y a toda la familia de los recabitas.
4 Y los traje a la casa de Jehovah, a la cámara de los hijos de Hanán hijo de Igdalías, hombre de Dios, la cual estaba junto a la cámara de los magistrados, que estaba encima de la cámara de Maasías hijo de Salum, guardia de la puerta.
5 Y puse delante de los miembros de la familia de los recabitas tazones llenos de vino, y vasos, y les dije: -Bebed vino.
6 Pero ellos dijeron: -No beberemos vino, porque nuestro padre Jonadab hijo de Recab nos mandó diciendo: "No beberéis vino jamás, ni vosotros ni vuestros hijos.
7 No edificaréis casas, ni sembraréis semilla, ni plantaréis viñas, ni las poseeréis. Más bien, habitaréis en tiendas todos vuestros días, para que viváis muchos días sobre la faz de la tierra donde vosotros vivís."
8 Y nosotros hemos obedecido la voz de nuestro padre Jonadab hijo de Recab en todas las cosas que nos mandó: de no beber vino en todos nuestros días, ni nosotros, ni nuestras mujeres, ni nuestros hijos, ni nuestras hijas;
9 de no edificar casas para habitar en ellas, y de no tener viñas, ni campos ni semilla.
10 Hemos habitado en tiendas y hemos obedecido, haciendo conforme a todo lo que nos mandó nuestro padre Jonadab.
11 Pero sucedió que cuando Nabucodonosor rey de Babilonia subió contra el país, dijimos: "Vayamos y entremos en Jerusalén, a causa del ejército de los caldeos y del ejército de los de Siria." Y en Jerusalén nos hemos quedado.
12 Entonces vino la palabra de Jehovah a Jeremías, diciendo: 
13 -Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: "Vé y di a los hombres de Judá y a los habitantes de Jerusalén: ’¿No aceptaréis corrección para obedecer a mis palabras?’, dice Jehovah.
14 Las palabras de Jonadab hijo de Recab, que mandó a sus hijos que no bebiesen vino, han sido cumplidas, y no lo han bebido hasta el día de hoy, porque han obedecido el mandamiento de su padre. Sin embargo, yo os he hablado a vosotros persistentemente, y no me habéis obedecido.
15 Os he enviado persistentemente todos mis siervos los profetas, para deciros: ’Apartaos, cada uno de su mal camino; enmendad vuestras obras y no vayáis tras otros dioses para servirlos, y habitaréis en la tierra que os he dado a vosotros y a vuestros padres.’ Pero no habéis inclinado vuestro oído, ni me habéis obedecido.
16 Ciertamente los hijos de Jonadab hijo de Recab han cumplido el mandamiento que les dio su padre, pero este pueblo no me ha obedecido. 
17 »Por tanto, así ha dicho Jehovah Dios de los Ejércitos, Dios de Israel: "He aquí, yo traeré sobre Judá y sobre todos los habitantes de Jerusalén todo el mal del que he hablado contra ellos. Porque les hablé, y no escucharon; los llamé, y no respondieron." 
18 Entonces dijo Jeremías a la familia de los recabitas: -Así ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel: "Porque habéis obedecido el mandamiento de vuestro padre Jonadab; porque habéis guardado todos sus mandamientos y habéis hecho conforme a todas las cosas que os mandó,
19 por esto no faltará un hombre a Jonadab hijo de Recab que esté de pie delante de mí todos los días", ha dicho Jehovah de los Ejércitos, Dios de Israel.

CAPITULO 36
Jeremías dicta su libro a Baruc

El libro es leído en el templo

5
Después Jeremías mandó a Baruc diciendo: "Yo estoy impedido; no puedo entrar en la casa de Jehovah.
6 Pues entra tú en la casa de Jehovah en un día de ayuno, y lee del rollo las palabras de Jehovah que te he dictado, a oídos del pueblo, y también a oídos de todos los de Judá que vienen de sus ciudades.
7 Quizás la súplica de ellos llegue a la presencia de Jehovah, y se vuelva cada uno de su mal camino. Porque grande es el furor y la ira que Jehovah ha expresado contra este pueblo."
8 Baruc hijo de Nerías hizo conforme a todo lo que le mandó el profeta Jeremías, y leyó del libro las palabras de Jehovah, en la casa de Jehovah.
9 Sucedió en el mes noveno del quinto año de Joacim hijo de Josías, rey de Judá, que proclamaron ayuno delante de Jehovah para todo el pueblo de Jerusalén y para todo el pueblo que venía a Jerusalén de las ciudades de Judá.
10 Y Baruc leyó del libro, a oídos de todo el pueblo, las palabras de Jeremías, en la casa de Jehovah, en la cámara de Gemarías, hijo del escriba Safán, la cual estaba en el atrio superior, a la entrada de la puerta Nueva de la casa de Jehovah.

El libro es leído en casa del rey

11
Entonces Miqueas hijo de Gemarías, hijo de Safán, habiendo oído del libro todas las palabras de Jehovah,
12 descendió a la casa del rey, a la cámara del escriba. Y he aquí que todos los magistrados estaban sentados allí: el escriba Elisama, Delaías hijo de Semeías, Elnatán hijo de Acbor, Gemarías hijo de Safán, Sedequías hijo de Ananías y los demás magistrados.
13 Miqueas les refirió todas las palabras que había oído a Baruc leer del libro, a oídos del pueblo.
14 Entonces todos los magistrados enviaron a Jehudí hijo de Netanías, hijo de Selemías, hijo de Cusi, para que dijese a Baruc:
-Toma en tu mano el rollo que leíste a oídos del pueblo, y ven. Baruc hijo de Nerías tomó el rollo en su mano y fue a ellos.
15 Entonces le dijeron:
-Siéntate, y léelo a nuestros oídos. Baruc lo leyó a sus oídos.
16 Y sucedió que cuando oyeron todas aquellas palabras, cada uno, espantado, se volvió a su compañero. Y dijeron a Baruc:
-¡Sin falta hemos de referir al rey todas estas palabras!
17 Luego preguntaron a Baruc diciendo: -Cuéntanos cómo escribiste de parte de él todas estas palabras.
18 Baruc les dijo: -El me dictaba todas estas palabras, y yo escribía con tinta en el libro.
19 Entonces los magistrados dijeron a Baruc: -Vé, y escondeos tú y Jeremías. Que nadie sepa dónde estáis.

Joacim quema el libro de Jeremías

20
Habiendo depositado el rollo en la cámara del escriba Elisama, fueron al rey, en el atrio, y refirieron todas estas cosas a oídos del rey.
21 Entonces el rey envió a Jehudí para que tomase el rollo. Este lo tomó de la cámara del escriba Elisama y lo leyó a oídos del rey y a oídos de todos los magistrados que estaban junto al rey.
22 Era el mes noveno, y el rey estaba en la casa de invierno, donde había un brasero encendido delante de él.
23 Y sucedió que cuando Jehudí había leído tres o cuatro columnas, el rey lo rasgó con un cortaplumas de escriba y lo echó al fuego que había en el brasero, hasta que todo el rollo se consumió en el fuego que había en el brasero.
24 Pero ni el rey ni todos sus servidores que oyeron estas palabras sintieron temor ni rasgaron sus vestiduras.
25 A pesar de que Elnatán, Delaías y Gemarías rogaron al rey que no quemase aquel rollo, no les quiso escuchar.
26 Al contrario, el rey mandó a Jerameel hijo del rey, a Seraías hijo de Azriel y a Selemías hijo de Abdeel que prendiesen al escriba Baruc y al profeta Jeremías. Pero Jehovah los escondió.

Jeremías escribe de nuevo su libro

27
Después que el rey quemó el rollo que contenía las palabras que Baruc había escrito al dictado de Jeremías, vino la palabra de Jehovah a Jeremías, diciendo:
28 "Vuelve a tomar otro rollo y escribe en él todas las mismas palabras que estaban en el primer rollo, el que quemó Joacim, rey de Judá.
29 Y dirás a Joacim, rey de Judá, que así ha dicho Jehovah: Tú quemaste este rollo diciendo: ’¿Por qué escribiste en él que ciertamente vendrá el rey de Babilonia y destruirá esta tierra y hará desaparecer de ella a los hombres y los animales?’
30 Por tanto, así ha dicho Jehovah con respecto a Joacim, rey de Judá: No tendrá quien se siente sobre el trono de David, y su cadáver será echado al calor del día y a la helada de la noche.
31 Castigaré tanto a él como a sus descendientes y a sus servidores por su maldad. Traeré sobre ellos, sobre los habitantes de Jerusalén y sobre los hombres de Judá todo el mal de que les he hablado y que no quisieron escuchar."
32 Entonces Jeremías tomó otro rollo y lo dio al escriba Baruc hijo de Nerías. Este escribió en él, al dictado de Jeremías, todas las cosas del libro que Joacim rey de Judá había quemado en el fuego; y además, fueron añadidas muchas otras palabras semejantes.

CAPITULO 37
Anuncio de la caída de Jerusalén

1 El rey Sedequías hijo de Josías, al cual Nabucodonosor, rey de Babilonia, había puesto como rey en la tierra de Judá, empezó a reinar en lugar de Joaquín hijo de Joacim.
2 Pero ni él, ni sus servidores, ni el pueblo de la tierra obedecieron las palabras que Jehovah había dicho por medio del profeta Jeremías.
3 El rey Sedequías envió a Jucal hijo de Selemías y al sacerdote Sofonías hijo de Maasías, para que dijesen al profeta Jeremías: "Por favor, ora por nosotros a Jehovah, nuestro Dios."
4 Jeremías entraba y salía en medio del pueblo, porque todavía no lo habían puesto en la cárcel.
5 El ejército del faraón había salido de Egipto y cuando la noticia acerca de ellos llegó a oídos de los caldeos que tenían sitiada a Jerusalén, éstos se fueron de Jerusalén.
6 Entonces vino la palabra de Jehovah al profeta Jeremías, diciendo:
7 "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel que digáis al rey de Judá que os envió para que me consultaseis: He aquí que el ejército del faraón que salió en vuestro auxilio va a regresar a su tierra, a Egipto.
8 Entonces los caldeos volverán a combatir contra esta ciudad; la tomarán y la incendiarán.
9 Así ha dicho Jehovah: No os engañéis a vosotros mismos, diciendo: ’Los caldeos se han ido definitivamente de nosotros.’ Porque no se irán.
10 Pues aun cuando derrotarais a todo el ejército de los caldeos que combaten contra vosotros, y quedasen de ellos sólo algunos hombres heridos, cada uno en su tienda, se levantarían y prenderían fuego a esta ciudad."

Jeremías en la cárcel de Jonatán

11
Aconteció que cuando el ejército de los caldeos se fue de Jerusalén a causa del ejército del faraón,
12 Jeremías salía de Jerusalén para ir a la tierra de Benjamín con el fin de recibir allí su parte en medio del pueblo.
13 Y cuando llegó a la puerta de Benjamín, estaba allí un jefe de guardia que se llamaba Irías hijo de Selemías, hijo de Ananías, el cual tomó preso al profeta Jeremías. Y le dijo:
-¡Tú vas a pasarte a los caldeos!
14 Pero Jeremías dijo: -¡Falso! No voy a pasarme a los caldeos. Irías no le hizo caso, sino que prendió a Jeremías y lo llevó a los magistrados.
15 Los magistrados se enfurecieron contra Jeremías y le azotaron. Luego lo pusieron en la prisión en casa del escriba Jonatán, porque habían convertido aquella casa en cárcel.
16 Entró, pues, Jeremías en el calabozo, en las celdas, y allí permaneció por muchos días.

Sedequías consulta a Jeremías

17
Entonces el rey Sedequías envió a sacarlo de allí, y le consultó secretamente en su casa, diciendo:
-¿Hay palabra de parte de Jehovah? Jeremías dijo: -Sí, la hay. -Y añadió-: Serás entregado en mano del rey de Babilonia.
18 Dijo también Jeremías al rey Sedequías: -¿En qué he pecado contra ti, contra tus servidores y contra este pueblo, para que me pongáis en la cárcel?
19 ¿Dónde están vuestros profetas que os profetizaban diciendo: "No vendrá el rey de Babilonia contra vosotros ni contra esta tierra"?
20 Ahora pues, escucha, mi señor el rey. Llegue mi súplica a tu presencia; no me hagas volver a la casa del escriba Jonatán, no sea que allí me muera.
21 Entonces el rey Sedequías dio órdenes para que custodiaran a Jeremías en el patio de la guardia, haciendo que se le diese cada día una torta de pan de la calle de los Panaderos, hasta que todo el pan de la ciudad se agotase. Así quedó Jeremías en el patio de la guardia.

CAPITULO 38
Jeremías es metido en una cisterna

1 Sefatías hijo de Matán, Gedalías hijo de Pasjur, Jucal hijo de Selemías y Pasjur hijo de Malquías oyeron las palabras que Jeremías hablaba a todo el pueblo, diciendo:
2 -Así ha dicho Jehovah: "El que se quede en esta ciudad morirá por la espada, por el hambre o por la peste. Pero el que se rinda a los caldeos vivirá; su vida le será por botín, y vivirá.
3 Así ha dicho Jehovah: Ciertamente esta ciudad será entregada en mano del ejército del rey de Babilonia, y la tomará."
4 Entonces los magistrados dijeron al rey: -¡Que muera este hombre! Pues de esta manera, al hablarles tales palabras, desmoraliza a los hombres de guerra que han quedado en esta ciudad, y a todo el pueblo. Porque este hombre no busca el bien de este pueblo, sino su mal.
5 El rey Sedequías dijo: -He allí, él está en vuestras manos. Porque nada puede el rey contra vosotros.
6 Entonces tomaron a Jeremías y lo hicieron echar en la cisterna de Malquías hijo del rey, que estaba en el patio de la guardia. Y bajaron a Jeremías con sogas. En la cisterna no había agua, sino lodo; y Jeremías se hundió en el lodo.

Jeremías es rescatado de la cisterna

7
Ebedmelec el etíope, un funcionario que estaba en la casa del rey, se enteró de que habían metido a Jeremías en la cisterna. Y estando el rey sentado en la puerta de Benjamín,
8 Ebedmelec salió de la casa del rey y habló al rey diciendo:
9 -Oh mi señor el rey, estos hombres han actuado mal en todo lo que han hecho con el profeta Jeremías, a quien metieron en la cisterna. Allí morirá de hambre, pues no hay más pan en la ciudad.
10 Entonces el rey mandó al mismo Ebedmelec el etíope, diciendo: -Toma contigo treinta hombres de aquí y saca al profeta Jeremías de la cisterna antes que muera.
11 Entonces Ebedmelec tomó consigo a los hombres y entró en la casa del rey, al lugar que estaba debajo del depósito del tesoro, y tomó de allí trapos raídos y trapos rasgados, y los bajó con sogas a Jeremías en la cisterna.
12 Y Ebedmelec el etíope dijo a Jeremías:
-Pon estos trapos raídos y rasgados en tus axilas, bajo tus brazos, debajo de las sogas. Así lo hizo Jeremías.
13 De esta manera sacaron a Jeremías con sogas, y lo subieron de la cisterna. Y Jeremías permaneció en el patio de la guardia.

El rey consulta de nuevo a Jeremías

14
Después el rey Sedequías mandó traer a su presencia al profeta Jeremías, a la tercera entrada que había en la casa de Jehovah. Y el rey dijo a Jeremías:
-Yo te voy a preguntar una cosa. No me encubras nada.
15 Jeremías dijo a Sedequías: -Si te lo revelo, ¿no me harás morir? Y si te doy consejo, no me escucharás.
16 Y el rey Sedequías juró en secreto a Jeremías diciendo: -Vive Jehovah que ha hecho nuestras almas, que no te haré morir, ni te entregaré en mano de esos hombres que buscan tu vida.
17 Entonces Jeremías dijo a Sedequías: -Así ha dicho Jehovah Dios de los Ejércitos, Dios de Israel: "Si de hecho te rindes a los oficiales del rey de Babilonia, vivirá tu alma, y esta ciudad no será incendiada. Así vivirás, tú y tu casa.
18 Pero si no te rindes a los oficiales del rey de Babilonia, esta ciudad será entregada en mano de los caldeos, y la incendiarán, y tú no escaparás de sus manos."
19 El rey Sedequías dijo a Jeremías: -Yo tengo miedo de los judíos que se han pasado a los caldeos, de que me entreguen en sus manos y se ensañen contra mí.
20 Jeremías le dijo: -No te entregarán. Escucha, por favor, la palabra de Jehovah que yo te hablo, y te irá bien; y tu alma vivirá.
21 Pero si rehúsas rendirte, ésta es la palabra que me ha revelado Jehovah:
22 "He aquí que todas las mujeres que han quedado en la casa del rey de Judá serán entregadas a los oficiales del rey de Babilonia. Y ellas mismas dirán: ’Te incitaron y prevalecieron contra ti tus hombres más íntimos. Tus pies se hundieron en el lodo, y ellos se volvieron atrás.’
23 A todas tus mujeres y a tus hijos entregarán a los caldeos. Tú no escaparás de sus manos, sino que por mano del rey de Babilonia serás apresado, y esta ciudad será incendiada.
24 Entonces Sedequías dijo a Jeremías: -Nadie sepa de estas palabras, y no morirás.
25 Si los magistrados se enteran de que yo he hablado contigo y vienen a ti y te dicen: "Decláranos, por favor, qué hablaste con el rey, y dinos qué te dijo el rey. No nos lo encubras, y no te mataremos",
26 les dirás: "He presentado al rey mi súplica para que no me haga volver a la casa de Jonatán, a morir allí."
27 Vinieron, pues, a Jeremías todos los magistrados y le interrogaron. El les respondió conforme a todo lo que le había mandado el rey. Con esto dejaron de ocuparse de él, porque el asunto no había sido oído.
28 Y Jeremías permaneció en el patio de la guardia hasta el día en que fue tomada Jerusalén. Allí estaba él cuando Jerusalén fue tomada.

 
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