Jueces 1-8

El Libro de los Jueces

 
CAPITULO 1
Establecimiento de Israel en Canaán

1 Aconteció, después de la muerte de Josué, que los hijos de Israel consultaron a Jehovah preguntando: -¿Quién subirá primero por nosotros para combatir contra los cananeos?
2 Y Jehovah respondió: -Judá subirá. He aquí que yo he entregado la tierra en su mano.
3 Entonces Judá dijo a Simeón su hermano: -Sube conmigo a mi territorio y combatamos contra los cananeos, y después yo también iré contigo a tu territorio. Y Simeón fue con él.
4 Entonces subió Judá, y Jehovah entregó en su mano a los cananeos y a los ferezeos; y derrotaron en Bezec a 10.000 hombres de ellos.
5 En Bezec hallaron a Adonibezec y combatieron contra él. Y derrotaron a los cananeos y a los ferezeos.
6 Adonibezec huyó, pero lo persiguieron, lo capturaron y le cortaron los pulgares de sus manos y de sus pies.
7 Entonces dijo Adonibezec: "Setenta reyes con los pulgares de sus manos y de sus pies cortados recogían las migajas debajo de mi mesa. Tal como yo hice, así me ha pagado Dios." Y lo llevaron a Jerusalén, donde murió.
8 Entonces los hijos de Judá combatieron contra Jerusalén, la tomaron, la hirieron a filo de espada y prendieron fuego a la ciudad.
9 Y después los hijos de Judá descendieron para combatir contra los cananeos que habitaban en la región montañosa, en el Néguev y en la Sefela.
10 Luego marchó Judá contra los cananeos que habitaban en Hebrón y derrotó a Sesai, a Ajimán y a Talmai. (Antes el nombre de Hebrón era Quiriat-arba.)
11 De allí marchó contra los habitantes de Debir. (Antes el nombre de Debir era Quiriat-séfer.)
12 Entonces Caleb dijo: -Al que ataque y tome Quiriat-séfer, yo le daré por mujer a mi hija Acsa.
13 Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb, fue quien la tomó. Y Caleb le dio por mujer a su hija Acsa.
14 Y aconteció que cuando ella llegó, le persuadió a que pidiese a su padre un campo. Entonces ella hizo señas desde encima del asno, y Caleb le preguntó: -¿Qué quieres?
15 Ella le respondió: -Hazme un favor: Ya que me has dado tierra en el Néguev, dame también fuentes de aguas. Entonces Caleb le dio las fuentes de arriba y las fuentes de abajo.
16 Los descendientes del queneo, suegro de Moisés, subieron con los hijos de Judá de la Ciudad de las Palmeras al desierto de Judá que está en el Néguev de Arad, y fueron y habitaron con el pueblo.
17 Después fue Judá con su hermano Simeón, y derrotaron a los cananeos que habitaban en Sefat, y la destruyeron. Y pusieron por nombre a la ciudad Horma.
18 Judá también tomó Gaza con su territorio, Ascalón con su territorio y Ecrón con su territorio.
19 Jehovah estaba con Judá, y éste tomó posesión de la región montañosa. Pero no pudo echar a los habitantes del valle, porque éstos tenían carros de hierro.
20 Después dieron Hebrón a Caleb, como Moisés había dicho. Y él echó de allí a los tres hijos de Anac.
21 Pero los hijos de Benjamín no pudieron echar a los jebuseos que habitaban en Jerusalén. Así que los jebuseos han habitado con los hijos de Benjamín en Jerusalén, hasta el día de hoy.
22 También los de la casa de José subieron contra Betel, y Jehovah estuvo con ellos.
23 Los de la casa de José hicieron un reconocimiento de Betel. (Antes el nombre de la ciudad era Luz.)
24 Los espías vieron a un hombre que salía de la ciudad y le dijeron: "Por favor, muéstranos la entrada de la ciudad, y tendremos misericordia de ti."
25 El les mostró la entrada de la ciudad, y ellos la hirieron a filo de espada; pero dejaron libre a aquel hombre y a toda su familia.
26 El hombre se fue a la tierra de los heteos y edificó una ciudad a la que llamó Luz; éste es su nombre hasta el día de hoy.
27 Pero Manasés no pudo echar a los habitantes de Bet-seán y sus aldeas, ni a los de Taanac y sus aldeas, ni a los de Dor y sus aldeas, ni a los de Ibleam y sus aldeas, ni a los de Meguido y sus aldeas. Más bien, los cananeos persistieron en habitar en aquella tierra.
28 Sin embargo, aconteció que cuando Israel llegó a ser fuerte, sometió a los cananeos a tributo laboral, pero no los echó del todo.
29 Tampoco Efraín pudo echar a los cananeos que habitaban en Gezer, sino que los cananeos habitaron en medio de ellos, en Gezer.
30 Tampoco Zabulón pudo echar a los habitantes de Quitrón ni a los habitantes de Nahalal. Los cananeos habitaron en medio de ellos, pero fueron sometidos a tributo laboral.
31 Tampoco Aser pudo echar a los habitantes de Aco, ni a los habitantes de Sidón, ni de Ajlab, ni de Acziv, ni de Helba, ni de Afec, ni de Rejob.
32 Los de Aser vivieron entre los cananeos, habitantes de aquella tierra, porque no los pudieron echar.
33 Tampoco Neftalí pudo echar a los habitantes de Bet-semes, ni a los de Bet-anat, sino que habitó entre los cananeos que habitaban en la tierra. Los habitantes de Bet-semes y los de Bet-anat fueron sometidos a tributo laboral.
34 Los amorreos contuvieron a los hijos de Dan en la región montañosa, y no permitieron que bajaran al valle.
35 Los amorreos persistieron en habitar en el monte Heres, en Ajalón y en Saalbín. Pero al llegar a ser fuerte la casa de José, aquéllos fueron sometidos a tributo laboral.
36 La frontera de los amorreos se extendía desde la cuesta de Acrabim, desde Sela hacia arriba.


CAPITULO 2
El ángel de Jehovah en Boquim

1 El ángel de Jehovah subió de Gilgal a Boquim, y dijo: -Yo os saqué de Egipto y os introduje en la tierra acerca de la cual había jurado a vuestros padres diciendo: "No invalidaré jamás mi pacto con vosotros,
2 con tal que vosotros no hagáis una alianza con los habitantes de esta tierra, cuyos altares habréis de derribar." Pero vosotros no habéis obedecido mi voz. ¿Por qué habéis hecho esto?
3 Por eso yo digo también: No los echaré de delante de vosotros, sino que os serán adversarios, y sus dioses os servirán de tropiezo.
4 Aconteció que cuando el ángel de Jehovah acabó de decir estas palabras a todos los hijos de Israel, el pueblo alzó su voz y lloró.
5 Por eso llamaron a aquel lugar Boquim. Y ofrecieron allí sacrificios a Jehovah.

Fin de la generación de Josué

6
Cuando Josué ya había despedido al pueblo, los hijos de Israel se fueron cada uno a su heredad para tomar posesión de la tierra.
7 El pueblo sirvió a Jehovah todo el tiempo de Josué y todo el tiempo de los ancianos que sobrevivieron a Josué, quienes habían visto todas las grandes obras que Jehovah había hecho por Israel.
8 Josué hijo de Nun, siervo de Jehovah, murió cuando tenía 110 años.
9 Y lo sepultaron en el terreno de su heredad en Timnat-séraj, en la región montañosa de Efraín, al norte del monte Gaas.
10 Y toda aquella generación fue también reunida con sus padres.

Apostasía y aflicción de Israel

Después de ellos se levantó otra generación que no conocía a Jehovah, ni la obra que él había hecho por Israel.
11 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehovah y sirvieron a los Baales.
12 Abandonaron a Jehovah, el Dios de sus padres, que los había sacado de la tierra de Egipto, y se fueron tras otros dioses, entre los dioses de los pueblos que estaban en sus alrededores, a los cuales adoraron; y provocaron a ira a Jehovah.
13 Abandonaron a Jehovah, y sirvieron a Baal y a las Astartes.
14 El furor de Jehovah se encendió contra Israel, y los entregó en mano de saqueadores que los saqueaban. Los abandonó en mano de sus enemigos de alrededor, y ellos no pudieron resistir más ante sus enemigos.
15 Dondequiera que salían, la mano de Jehovah estaba contra ellos para mal, como Jehovah les había dicho y como Jehovah les había jurado. Así los afligió en gran manera.

Surgimiento de los jueces

16
Entonces Jehovah levantó jueces que los librasen de mano de los que les saqueaban.
17 Pero tampoco escuchaban a sus jueces, sino que se prostituían tras otros dioses a los cuales adoraban. Se apartaron pronto del camino por el que habían andado sus padres, quienes habían obedecido los mandamientos de Jehovah. Ellos no lo hicieron así.
18 Cuando Jehovah les levantaba jueces, Jehovah estaba con el juez y los libraba de mano de sus enemigos todo el tiempo de aquel juez. Porque Jehovah se conmovía ante sus gemidos, a causa de los que los oprimían y afligían.
19 Pero acontecía que cuando moría el juez, ellos volvían atrás y se corrompían más que sus padres, siguiendo a otros dioses para servirles y para postrarse ante ellos. No se apartaban de sus obras ni de su obstinado camino.

Pueblos dejados en medio de Israel

20
Entonces el furor de Jehovah se encendió contra Israel, y dijo: "Puesto que este pueblo ha quebrantado mi pacto que yo establecí con sus padres, y no ha obedecido mi voz,
21 tampoco yo volveré a echar de delante de ellos a ninguna de las naciones que Josué dejó cuando murió,
22 para que por medio de ellas yo pruebe si Israel va a guardar o no el camino de Jehovah andando por él, como sus padres lo guardaron."
23 Por eso Jehovah dejó allí a aquellas naciones y no las arrojó de una vez, ni las entregó en mano de Josué.

CAPITULO 3

1 Estas son las naciones que Jehovah dejó para probar por medio de ellas a Israel -a todos los que no habían conocido ninguna de las guerras de Canaán-,
2 sólo para que las generaciones de los hijos de Israel conociesen la guerra y la enseñasen a los que antes no la habían conocido:
3 los cinco jefes de los filisteos, todos los cananeos, los sidonios y los heveos que habitaban en la región montañosa del Líbano, desde el monte Baal-hermón hasta Lebo-hamat.
4 Estos estaban para probar por medio de ellos a Israel, para saber si éste obedecería los mandamientos que Jehovah había dado a sus padres por medio de Moisés.
5 Así es que los hijos de Israel habitaban entre los cananeos, los heteos, los amorreos, los ferezeos, los heveos y los jebuseos.
6 Además, tomaron a sus hijas por mujeres, dieron sus hijas a los hijos de ellos y sirvieron a sus dioses.

Otoniel derrota a Cusán-risataim

7
Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehovah. Olvidaron a Jehovah su Dios y sirvieron a los Baales y a las Aseras.
8 Así que el furor de Jehovah se encendió contra Israel, y los abandonó en manos de Cusán-risataim, rey de Siria mesopotámica. Los hijos de Israel sirvieron a Cusán-risataim durante ocho años.
9 Pero cuando los hijos de Israel clamaron a Jehovah, Jehovah levantó un libertador a los hijos de Israel, quien los libró. Este fue Otoniel hijo de Quenaz, hermano menor de Caleb.
10 El Espíritu de Jehovah vino sobre él, y juzgó a Israel. Salió a la guerra, y Jehovah entregó en su mano a Cusán-risataim, rey de Siria mesopotámica; y su mano prevaleció contra Cusán-risataim.
11 Así reposó la tierra durante cuarenta años. Y murió Otoniel hijo de Quenaz.

Ehud mata a Eglón, rey de Moab

12
Los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah. Y Jehovah fortaleció a Eglón, rey de Moab, contra Israel, porque habían hecho lo malo ante los ojos de Jehovah.
13 El rey reunió consigo a los hijos de Amón y de Amalec, y fue y derrotó a Israel; y tomaron posesión de la Ciudad de las Palmeras.
14 Y los hijos de Israel sirvieron a Eglón, rey de Moab, durante dieciocho años.
15 Pero los hijos de Israel clamaron a Jehovah, y Jehovah les levantó un libertador: Ehud hijo de Gera, un hombre de Benjamín, que era zurdo. Los hijos de Israel enviaron con él un presente a Eglón, rey de Moab.
16 Ehud se había hecho un puñal de doble filo y de un gomed de largo, y se lo ciñó debajo de su ropa, sobre su muslo derecho.
17 El entregó el presente a Eglón, rey de Moab. Eglón era un hombre muy obeso.
18 Aconteció que después de haber entregado el presente, Ehud despidió a la gente que lo había traído.
19 Pero él se volvió desde los ídolos que están cerca de Gilgal, y le dijo: -Oh rey, tengo un mensaje secreto para ti. Entonces él dijo: -¡Calla! Luego salieron de su presencia todos los que estaban con él.
20 Y Ehud se acercó a él, quien estaba sentado en una sala de verano que tenía para él solo. Ehud le dijo: -Tengo un mensaje de Dios para ti. Entonces él se levantó de su silla,
21 pero Ehud extendió su mano izquierda, tomó el puñal de su muslo derecho y se lo hundió en el vientre.
22 El mango entró tras la hoja, y la gordura cubrió la hoja, porque no sacó el puñal de su vientre; y le salió por detrás.
23 Luego Ehud salió al pórtico, cerró tras sí las puertas de la sala de verano y puso el cerrojo.
24 Cuando él salió, fueron los siervos del rey y miraron; y he aquí que las puertas de la sala estaban cerradas con cerrojo. Ellos dijeron: -Sin duda está haciendo sus necesidades en el interior de la sala de verano.
25 Esperaron hasta quedar desconcertados. Pero viendo que él no abría las puertas de la sala, tomaron la llave y la abrieron. Y he aquí que su señor estaba caído sobre el suelo, muerto.
26 Mientras ellos esperaban, Ehud se escapó. Luego pasó los ídolos y se escapó hacia Seirat.

Ehud derrota a los moabitas

27
Cuando llegó, tocó la corneta en la región montañosa de Efraín. Entonces los hijos de Israel descendieron con él de los montes, y él iba delante de ellos.
28 Después él les dijo: -¡Seguidme, porque Jehovah ha entregado en vuestra mano a vuestros enemigos, los moabitas! Ellos fueron tras él, tomaron los vados del Jordán que conducen a Moab y no dejaron pasar a nadie. 
29 En aquella ocasión mataron como a 10.000 hombres de los moabitas, todos hombres robustos y valientes. No escapó ninguno.
30 Así quedó Moab, aquel día, sometido bajo la mano de Israel. Y la tierra reposó durante ochenta años.

Samgar derrota a los filisteos

31
Después de él vino Samgar hijo de Anat, quien mató a 600 hombres de los filisteos con una aguijada de buey. El también libró a Israel.

CAPITULO 4
Débora, juez en Israel

1 Después de la muerte de Ehud, los hijos de Israel volvieron a hacer lo malo ante los ojos de Jehovah.
2 Entonces Jehovah los abandonó en mano de Jabín, rey de Canaán, el cual reinaba en Hazor. El jefe de su ejército era Sísara, y habitaba en Haroset-goím.
3 Los hijos de Israel clamaron a Jehovah, porque aquél tenía 900 carros de hierro y había oprimido con crueldad a los hijos de Israel durante veinte años.
4 En aquel tiempo gobernaba a Israel Débora, profetisa, esposa de Lapidot.
5 Ella solía sentarse debajo de la palmera de Débora, entre Ramá y Betel, en la región montañosa de Efraín. Y los hijos de Israel acudían a ella para juicio.
6 Entonces ella mandó llamar a Barac hijo de Abinoam, de Quedes de Neftalí, y le dijo: -¿No te ha mandado Jehovah Dios de Israel, diciendo: "Vé, toma contigo a 10.000 hombres de los hijos de Neftalí y de los hijos de Zabulón, reúnelos en el monte Tabor, 
7 y yo atraeré hacia ti, al arroyo de Quisón, a Sísara, jefe del ejército de Jabín, con sus carros y sus escuadrones, y lo entregaré en tu mano"?
8 Barac le respondió: -Si tú vas conmigo, yo iré. Pero si no vas conmigo, no iré.
9 Ella le dijo: -¡Ciertamente iré contigo! Sólo que no será tuya la gloria, por la manera en que te comportas; porque en manos de una mujer entregará Jehovah a Sísara. Débora se levantó y fue con Barac a Quedes.
10 Entonces Barac convocó a Zabulón y a Neftalí en Quedes, y le siguieron 10.000 hombres. Y Débora fue con él.
11 Heber el queneo se había apartado de los queneos descendientes de Hobab, suegro de Moisés, y había ido instalando sus tiendas hasta la encina de Zaananim, que está junto a Quedes.

La derrota del ejército de Sísara

12
Cuando comunicaron a Sísara que Barac hijo de Abinoam había subido al monte Tabor,
13 Sísara reunió todos sus carros, 900 carros de hierro, con todo el pueblo que estaba con él, desde Haroset-goím hasta el arroyo de Quisón.
14 Entonces Débora dijo a Barac: -¡Levántate, porque éste es el día en que Jehovah ha entregado a Sísara en tu mano! ¿No ha salido Jehovah delante de ti? Barac descendió del monte Tabor con los 10.000 hombres detrás de él.
15 Y Jehovah desbarató a filo de espada a Sísara con todos sus carros y todo su ejército, delante de Barac. Sísara mismo se bajó del carro y huyó a pie.
16 Entonces Barac persiguió los carros y al ejército hasta Haroset-goím. Todo el ejército de Sísara cayó a filo de espada hasta no quedar ni uno.

La muerte de Sísara

17
Sísara huyó a pie a la tienda de Jael, mujer de Heber el queneo, porque había paz entre Jabín, rey de Hazor, y la casa de Heber el queneo.
18 Jael salió para recibir a Sísara y le dijo: -¡Ven, señor mío! Ven a mí; no tengas temor. El entró en la tienda con ella, y ella le cubrió con una manta.
19 Y él le dijo: -Por favor, dame un poco de agua, porque tengo sed. Ella abrió un odre de leche y le dio de beber, y lo volvió a cubrir.
20 Entonces él le dijo: -Quédate a la entrada de la tienda, y si alguien viene y te pregunta diciendo: "¿Hay alguno aquí?", responderás que no.
21 Pero Jael, mujer de Heber, tomó una estaca de la tienda, y tomando un mazo en su mano fue a él silenciosamente y le metió la estaca por las sienes, clavándola en la tierra, mientras él estaba profundamente dormido y agotado. Así murió.
22 Y he aquí que cuando Barac venía persiguiendo a Sísara, Jael salió a su encuentro y le dijo: -Ven, y te mostraré al hombre que buscas. El entró con ella, y he aquí que Sísara yacía muerto con la estaca clavada en su sien.
23 Así sometió Dios aquel día a Jabín, rey de Canaán, ante los hijos de Israel.
24 Y la mano de los hijos de Israel comenzó a endurecerse más y más contra Jabín, rey de Canaán, hasta que lo destruyeron.

CAPITULO 5
El cántico de Débora

1 Aquel día cantó Débora con Barac hijo de Abinoam, diciendo:
2 "Por haberse puesto al frente los caudillos en Israel, por haberse ofrecido el pueblo voluntariamente, ¡bendecid a Jehovah!
3 "Oíd, oh reyes; escuchad, oh gobernantes: Yo cantaré a Jehovah; cantaré salmos a Jehovah Dios de Israel.
4 "Oh Jehovah, cuando saliste de Seír, cuando marchaste desde el campo de Edom, la tierra tembló; también los cielos gotearon, y las nubes gotearon agua.
5 Los montes temblaron delante de Jehovah; aquel Sinaí, delante de Jehovah Dios de Israel.
6 "En los días de Samgar hijo de Anat, en los días de Jael, los caminos quedaron abandonados, y los caminantes se apartaban por sendas retorcidas.
7 Quedaron abandonadas las aldeas en Israel; quedaron abandonadas hasta que yo, Débora, me levanté. ¡Me levanté como madre en Israel!
8 "Cuando escogían dioses nuevos, la guerra estaba a las puertas; y no se veía ni lanza ni escudo entre cuarenta mil en Israel.
9 ¡Mi corazón está con los jefes de Israel! Los que voluntariamente se ofrecieron entre el pueblo: ¡Bendecid a Jehovah!
10 "Los que cabalgáis sobre asnas blancas, los que os sentáis sobre tapices, y los que vais por el camino, considerad
11 la voz de los que cantan junto a los abrevaderos, donde recitan los justos hechos de Jehovah, los justos hechos de sus aldeanos que moran a campo abierto en Israel. Entonces descendió a las puertas el pueblo de Jehovah.
12 "¡Despierta, despierta, oh Débora! ¡Despierta, despierta! ¡Entona un cántico! ¡Levántate, oh Barac! ¡Lleva tus cautivos, oh hijo de Abinoam!
13 Entonces descendió el remanente de los poderosos, y el pueblo de Jehovah vino a mí con los valientes.
14 "De Efraín vinieron algunos cuyas raíces estaban en Amalec; detrás viniste tú, oh Benjamín, con tu pueblo; de Maquir descendieron los jefes; de Zabulón vinieron los que llevan la vara de mando.
15 Los jefes de Isacar fueron con Débora. Así como Barac, también fue Isacar. Fue traído tras él en el valle. "En las divisiones de Rubén hubo grandes deliberaciones del corazón.
16 ¿Por qué te quedaste entre los rediles para escuchar los balidos de los rebaños? ¡En las divisiones de Rubén hubo grandes deliberaciones del corazón!
17 "Galaad se quedó al otro lado del Jordán. Y Dan, ¿por qué se quedó junto a los navíos? También Aser se mantuvo en la costa del mar, y se quedó habitando en sus bahías.
18 "Zabulón es el pueblo que expuso su vida hasta la muerte; Neftalí también, en las alturas del campo.
19 "Vinieron los reyes y combatieron; entonces combatieron los reyes de Canaán en Taanac, junto a las aguas de Meguido, ¡pero no se llevaron botín de plata!
20 "Desde los cielos combatieron las estrellas; desde sus órbitas combatieron contra Sísara.
21 El torrente de Quisón los arrastró, el antiguo torrente, el torrente de Quisón. ¡Marcha, oh alma mía, con poder!
22 Entonces resonaron los cascos de los caballos, por el continuo galope de sus corceles.
23 " ’¡Maldecid a Meroz!’, dijo el ángel de Jehovah. ’Maldecid severamente a sus moradores, porque no vinieron en ayuda de Jehovah, en ayuda de Jehovah con los valientes.’
24 "¡Bendita entre las mujeres sea Jael, mujer de Heber el queneo. Sea bendita entre las mujeres que habitan en tiendas.
25 El pidió agua, y ella le dio leche; en taza de nobles le sirvió nata.
26 Con su mano tomó la estaca, y con su derecha el mazo de obrero. Golpeó a Sísara, machacó su cabeza, perforó y atravesó su sien.
27 A los pies de ella se encorvó y cayó; quedó tendido. A los pies de ella se encorvó y cayó. Donde se encorvó, allí cayó extenuado.
28 "La madre de Sísara se asoma a la ventana, y mirando por la celosía, dice a gritos: ’¿Por qué tarda su carro en venir? ¿Por qué se detienen las ruedas de sus carros?’
29 Las más sabias de sus damas le responden, y ella se repite a sí misma las palabras:
30 ’¿No habrán capturado botín? ¿No lo estarán repartiendo? Para cada hombre una joven, o dos; un botín de ropas de colores para Sísara; un botín de bordados de colores, bordados por ambos lados, para mi cuello . . . ¡Qué botín!’
31 "¡Perezcan así todos tus enemigos, oh Jehovah! Pero los que te aman sean como el sol cuando se levanta en su poderío." Y la tierra reposó durante cuarenta años.


CAPITULO 6
Los madianitas oprimen a Israel

1 Los hijos de Israel hicieron lo malo ante los ojos de Jehovah. Entonces Jehovah los entregó en mano de Madián durante siete años,
2 y la mano de Madián prevaleció contra Israel. Por causa de los madianitas los hijos de Israel se hicieron escondrijos en las montañas, y cuevas y lugares fortificados.
3 Porque sucedía que cuando Israel sembraba, subían contra él los madianitas, los amalequitas y los hijos del oriente.
4 Y acampando contra ellos, arruinaban las cosechas de la tierra hasta cerca de Gaza. No dejaban qué comer en Israel: ni ovejas, ni toros, ni asnos;
5 porque venían con sus ganados y con sus tiendas, siendo como langostas por su multitud. Ellos y sus camellos eran innumerables; así venían a la tierra para devastarla.
6 Israel era empobrecido en gran manera por causa de los madianitas. Y los hijos de Israel clamaron a Jehovah.
7 Y sucedió que cuando los hijos de Israel clamaron a Jehovah a causa de los madianitas,
8 Jehovah envió a los hijos de Israel un profeta, que les dijo: -Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Yo os hice subir de Egipto y os saqué de la casa de esclavitud.
9 Os libré de mano de los egipcios y de mano de todos los que os oprimían, a los cuales eché de delante de vosotros y os di su tierra.
10 Y os dije: ’Yo soy Jehovah vuestro Dios; no veneréis a los dioses de los amorreos en cuya tierra habitáis.’ Pero no habéis obedecido mi voz."

Gedeón ante el ángel de Jehovah

11
Entonces el ángel de Jehovah fue y se sentó debajo de la encina que está en Ofra, que pertenecía a Joás el abiezerita. Su hijo Gedeón estaba desgranando el trigo en el lagar, para esconderlo de los madianitas.
12 Y se le apareció el ángel de Jehovah, y le dijo: -¡Jehovah está contigo, oh valiente guerrero!
13 Y Gedeón le respondió: -¡Oh, señor mío! Si Jehovah está con nosotros, ¿por qué nos ha sobrevenido todo esto? ¿Dónde están todas sus maravillas que nuestros padres nos han contado diciendo: "¿No nos sacó Jehovah de Egipto?" Ahora Jehovah nos ha desamparado y nos ha entregado en mano de los madianitas.
14 Jehovah le miró y le dijo: -Vé con esta tu fuerza y libra a Israel de mano de los madianitas. ¿No te envío yo?
15 Entonces le respondió: -¡Oh, Señor mío! ¿Con qué podré yo librar a Israel? He aquí que mi familia es la más insignificante de Manasés, y yo soy el más pequeño en la casa de mi padre.
16 Pero Jehovah le dijo: -Ciertamente yo estaré contigo, y tú derrotarás a los madianitas como a un solo hombre.
17 Y él le respondió: -Si he hallado gracia ante tus ojos, dame, por favor, una señal de que eres tú el que hablas conmigo.
18 Te ruego que no te vayas de aquí, hasta que yo vuelva a ti y traiga mi presente y lo ponga delante de ti. El respondió: -Yo me quedaré hasta que vuelvas.
19 Gedeón entró, y preparó un cabrito y panes sin levadura de un efa de harina. Puso la carne en una canasta y puso el caldo en una olla; luego se los trajo y se los presentó debajo de la encina.
20 Y el ángel de Dios le dijo: -Toma la carne y los panes sin levadura; ponlos sobre esta peña y vierte el caldo. El lo hizo así.
21 Entonces el ángel de Jehovah extendió el cayado que tenía en la mano, y con la punta tocó la carne y los panes sin levadura, y subió fuego de la peña, que consumió la carne y los panes sin levadura. Y el ángel de Jehovah desapareció de su vista.
22 Dándose cuenta Gedeón de que era el ángel de Jehovah, exclamó: -¡Ay, Señor Jehovah! ¡Pues he visto cara a cara al ángel de Jehovah!
23 Jehovah le dijo: -La paz sea contigo. No temas; no morirás.
24 Entonces Gedeón edificó allí un altar a Jehovah, y lo llamó Jehovah-shalom. Este permanece hasta el día de hoy en Ofra de los abiezeritas.

Gedeón contiende con Baal

25
Aconteció aquella misma noche que Jehovah le dijo: -Toma un toro del hato que pertenece a tu padre, y un segundo toro de siete años. Luego derriba el altar de Baal que tiene tu padre, y corta el árbol ritual de Asera que está junto a él.
26 Edifica ordenadamente un altar a Jehovah tu Dios en la cumbre de este peñasco. Luego toma el segundo toro y sacrifícalo en holocausto sobre la leña del árbol ritual de Asera que habrás cortado.
27 Entonces Gedeón tomó diez hombres de sus siervos e hizo como Jehovah le había dicho. Pero sucedió que temiendo hacerlo de día, por causa de la casa de su padre y de los hombres de la ciudad, lo hizo de noche.
28 Cuando por la mañana se levantaron los hombres de la ciudad, he aquí que el altar de Baal había sido derribado, el árbol ritual de Asera que estaba junto a él había sido cortado, y el segundo toro había sido ofrecido en holocausto sobre el altar edificado.
29 Entonces se preguntaban unos a otros: -¿Quién ha hecho esto? Cuando indagaron y buscaron, dijeron: -Gedeón hijo de Joás ha hecho esto. Entonces los hombres de la ciudad dijeron a Joás:
30 -Saca fuera a tu hijo, para que muera; porque ha derribado el altar de Baal y ha cortado el árbol ritual de Asera que estaba junto a él.
31 Joás respondió a todos los que estaban frente a él: -¿Contenderéis vosotros por Baal? ¿Vosotros lo defenderéis? ¡El que contienda por Baal, que muera antes de mañana! Si es un dios, que contienda por sí mismo, porque alguien ha derribado su altar.
32 Aquel día Gedeón fue llamado Jerobaal, que quiere decir: "Que Baal contienda con él", por cuanto derribó su altar.

Gedeón prueba a Dios con el vellón

33
Todos los madianitas, los amalequitas y los hijos del oriente se reunieron, y cruzando el río acamparon en el valle de Jezreel.
34 Entonces Gedeón fue investido por el Espíritu de Jehovah. El tocó la corneta, y los de Abiezer acudieron para ir tras él.
35 Envió mensajeros por todo Manasés, y los de Manasés también acudieron para ir tras él. Asimismo, envió mensajeros a Aser, a Zabulón y a Neftalí, los cuales subieron a su encuentro.
36 Pero Gedeón dijo a Dios: -Si has de librar a Israel por mi mano, como has dicho,
37 he aquí que yo pondré un vellón de lana en la era. Si el rocío está sólo en el vellón y toda la tierra queda seca, entonces sabré que librarás a Israel por mi mano, como has dicho.
38 Y aconteció así. Cuando se levantó muy de mañana, exprimió el vellón y sacó de él el rocío, una taza llena de agua.
39 Pero Gedeón dijo a Dios: -No se encienda tu ira contra mí; permite que hable una vez más. Sólo probaré una vez más con el vellón: Por favor, que sólo el vellón quede seco y que el rocío esté sobre todo el suelo.
40 Y Dios lo hizo así aquella noche. Sucedió que sólo el vellón quedó seco y que el rocío estuvo sobre todo el suelo.

CAPITULO 7
Gedeón escoge 300 guerreros

1 Jerobaal (es decir, Gedeón) se levantó muy de mañana con todo el pueblo que estaba con él, y acamparon junto al manantial de Harod. El campamento de los madianitas estaba al norte del suyo, cerca de la colina de Moré, en el valle.
2 Y Jehovah dijo a Gedeón: -El pueblo que está contigo es demasiado numeroso para que yo entregue a los madianitas en su mano. No sea que Israel se jacte contra mí diciendo: "Mi propia mano me ha librado."
3 Ahora pues, pregona a oídos del pueblo, y di: "¡Quien tema y tiemble, que se vuelva!" Entonces Gedeón los probó, y se volvieron 22.000 de ellos, y se quedaron 10.000.
4 Pero Jehovah dijo a Gedeón: -El pueblo aún es demasiado numeroso. Hazlos descender a las aguas y allí te los probaré. Del que yo te diga: "Este irá contigo", ése irá contigo; pero de cualquiera que yo te diga: "Este no irá contigo", el tal no irá.
5 Entonces hizo descender el pueblo a las aguas, y Jehovah dijo a Gedeón: -A todo el que lama el agua con su lengua, como lame el perro, lo pondrás aparte. Asimismo, a cualquiera que se doble sobre sus rodillas para beber.
6 El número de los hombres que lamieron el agua, llevándola a su boca con la mano, fue de 300. Todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber agua.
7 Entonces Jehovah dijo a Gedeón: -Con los 300 hombres que lamieron el agua os libraré y entregaré a los madianitas en tu mano. El resto del pueblo, que se vaya cada uno a su lugar.
8 Tomaron en sus manos las provisiones del pueblo y las cornetas. Y él despidió a todos aquellos hombres de Israel, cada uno a su morada; pero retuvo a los 300 hombres. El campamento de Madián estaba abajo, en el valle.

Gedeón espía el campamento de Madián

9
Aconteció que aquella noche Jehovah le dijo: -Levántate y desciende contra el campamento, porque yo lo he entregado en tu mano.
10 Y si tienes miedo de descender, desciende al campamento tú con tu criado Fura,
11 y oirás lo que conversan. Luego tus manos se fortalecerán, y descenderás contra el campamento. Entonces descendió él con su criado Fura hasta uno de los puestos avanzados de la gente armada del campamento.
12 Los madianitas, los amalequitas y todos los hijos del oriente se extendían por el valle, numerosos como langostas. Sus camellos eran incontables, numerosos como la arena que está a la orilla del mar.
13 Y cuando llegó Gedeón, he aquí que un hombre estaba contando un sueño a su compañero y decía: -He aquí, he tenido un sueño. Veía un pan de cebada que rodaba hasta el campamento de Madián. Llegó hasta la tienda, y la golpeó de tal manera que cayó. Le dio la vuelta de arriba abajo, y la tienda cayó.
14 Su compañero respondió y dijo: -¡Esto no es otra cosa que la espada de Gedeón hijo de Joás, hombre de Israel! ¡Dios ha entregado en su mano a los madianitas con todo el campamento!
15 Y aconteció que cuando Gedeón oyó el relato del sueño y su interpretación, adoró. Después volvió al campamento de Israel y dijo: -¡Levantaos, porque Jehovah ha entregado el campamento de Madián en vuestra mano!

Gedeón derrota a los madianitas

16
Gedeón dividió los 300 hombres en tres escuadrones, puso en la mano de todos ellos cornetas y cántaros vacíos con teas encendidas dentro de los cántaros,
17 y les dijo: -Miradme a mí y haced lo que yo haga. Y he aquí que cuando yo llegue a las afueras del campamento, lo que yo haga, hacedlo también vosotros.
18 Cuando yo toque la corneta con todos los que están conmigo, vosotros que estaréis alrededor de todo el campamento también tocaréis las cornetas y gritaréis: "¡Por Jehovah y por Gedeón!"
19 Llegaron, pues, Gedeón y los 100 hombres que llevaba consigo a las afueras del campamento, al comienzo de la vigilia intermedia, cuando acababan de relevar los guardias. Entonces tocaron las cornetas y quebraron los cántaros que llevaban en sus manos.
20 Los tres escuadrones tocaron las cornetas, y quebrando los cántaros tomaron las teas con su mano izquierda mientras que con la derecha tocaban las cornetas y gritaban: -¡La espada por Jehovah y por Gedeón!
21 Cada uno permaneció en su lugar alrededor del campamento. Pero todo el ejército echó a correr gritando y huyendo.
22 Mientras los 300 hombres tocaban las cornetas, Jehovah puso la espada de cada uno contra su compañero en todo el campamento. El ejército huyó hasta Bet-sita, hacia Zereda, y hasta el límite de Abel-mejola junto a Tabat.
23 Y una vez convocados, los israelitas de Neftalí, de Aser y de todo Manasés persiguieron a los madianitas.
24 Entonces Gedeón envió mensajeros por toda la región montañosa de Efraín, diciendo: "Descended al encuentro de los madianitas y tomad antes que ellos los vados hasta Bet-bara y el Jordán." Y convocados todos los hombres de Efraín, tomaron los vados hasta Bet-bara y el Jordán.
25 Entonces capturaron a dos jefes de los madianitas: a Oreb y a Zeeb. Mataron a Oreb en la peña de Oreb, y a Zeeb lo mataron en el lagar de Zeeb. Siguieron persiguiendo a los madianitas y trajeron a Gedeón las cabezas de Oreb y de Zeeb, al otro lado del Jordán.

CAPITULO 8
Gedeón aplaca a los de Efraín

1 Entonces los hombres de Efraín dijeron a Gedeón: -¿Qué es esto que has hecho con nosotros, de no llamarnos cuando ibas a combatir contra Madián Discutieron fuertemente con él.
2 Y les respondió: -¿Qué he hecho yo ahora, comparado con vosotros? ¿No ha sido mejor el rebusco de Efraín que la vendimia de Abiezer?
3 Dios ha entregado en vuestra mano a Oreb y a Zeeb, jefes de Madián. ¿Qué pude yo hacer comparado con vosotros? Después que él dijo estas palabras, se aplacó el enojo de ellos contra él.

Gedeón es afrentado en Sucot y Peniel

4
Gedeón llegó para cruzar el Jordán, él y los 300 hombres que traía consigo, cansados, pero todavía persiguiendo.
5 Y dijo a los hombres de Sucot: -Dad, por favor, tortas de pan a la gente que me acompaña, porque ellos están cansados. Yo estoy persiguiendo a Zébaj y a Zalmuna, reyes de Madián.
6 Los jefes de Sucot le respondieron: -¿Están ya las manos de Zébaj y de Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tu ejército?
7 Y Gedeón les dijo: -Pues bien, cuando Jehovah haya entregado en mi mano a Zébaj y a Zalmuna, azotaré vuestra carne con espinas y cardos del desierto.
8 De allí subió a Peniel y les dijo las mismas palabras. Pero los de Peniel le respondieron como le habían respondido los de Sucot.
9 Y él habló también a los de Peniel, diciendo: -Cuando yo regrese en paz, derribaré esta torre.

Gedeón captura a los reyes de Madián

10
Zébaj y Zalmuna estaban en Carcor, y con ellos su ejército de unos 15.000 hombres, todos los que habían quedado de todo el campamento de los hijos del oriente, porque los caídos habían sido 120.000 hombres que sacaban espada.
11 Entonces Gedeón subió por la ruta de los que habitan en tiendas, al este de Nóbaj y Jogbea, y atacó el campamento cuando éste no estaba en guardia.
12 Zébaj y Zalmuna huyeron, pero él los persiguió. Luego capturó a Zébaj y a Zalmuna, los dos reyes de Madián, y causó pánico en todo el campamento.

Castigo de Sucot y de Peniel

13
Entonces Gedeón hijo de Joás volvió de la batalla por la cuesta de Heres.
14 Y capturó a un joven de los hombres de Sucot y le interrogó. El le dio por escrito los nombres de los jefes de Sucot y de sus ancianos: setenta y siete hombres.
15 Luego fue a los hombres de Sucot y dijo: -Aquí están Zébaj y Zalmuna, acerca de los cuales me afrentasteis diciendo: "¿Están ya las manos de Zébaj y de Zalmuna en tu mano, para que demos pan a tus hombres cansados?"
16 Entonces tomó a los ancianos de la ciudad, y azotó con espinas y cardos del desierto a los hombres de Sucot.
17 Asimismo, derribó la torre de Peniel y mató a los hombres de la ciudad.

Castigo de los reyes de Madián

18
Luego preguntó a Zébaj y a Zalmuna: -¿Qué aspecto tenían aquellos hombres que matasteis en Tabor? Ellos respondieron: -Como tú, así eran ellos; cada uno parecía ser hijo de rey.
19 El dijo: -¡Eran mis hermanos, hijos de mi madre! ¡Vive Jehovah, que si les hubierais perdonado la vida, yo no os mataría!
20 Entonces dijo a Jeter, su primogénito: -¡Levántate y mátalos! Pero el joven no desenvainó su espada, porque tenía temor, pues todavía era un muchacho.
21 Entonces Zébaj y Zalmuna dijeron: -Levántate tú y mátanos; porque como es el hombre, así es su valentía. Entonces se levantó Gedeón y mató a Zébaj y a Zalmuna, y tomó las lunetas que sus camellos traían al cuello.

Israel se prostituye tras un efod

22
Los israelitas dijeron a Gedeón: -Gobiérnanos tanto tú como tu hijo y tu nieto, pues nos has librado de mano de Madián.
23 Pero Gedeón les respondió: -Yo no os gobernaré a vosotros, ni tampoco os gobernará mi hijo. Jehovah os gobernará.
24 -Y Gedeón añadió-: Quiero haceros una petición: que cada uno me dé un arete de oro de su botín. Los madianitas llevaban aretes de oro, porque eran ismaelitas.
25 Y ellos respondieron: -De buena gana te los daremos. Tendieron un manto, y cada uno echó allí un arete de su botín.
26 El peso de los aretes de oro que él pidió fue de 1.700 siclos de oro, sin contar las lunetas, los pendientes y las vestiduras de púrpura que llevaban los reyes de Madián, ni los collares que sus camellos traían al cuello.
27 Con ellos Gedeón hizo un efod, que expuso en Ofra, su ciudad. Y todo Israel se prostituyó tras ese efod en aquel lugar, y sirvió de tropiezo a Gedeón y a su familia.

Ultimos años y muerte de Gedeón

28
Así fue sometido Madián ante los hijos de Israel, y nunca más volvió a levantar cabeza. Y la tierra reposó durante cuarenta años en los días de Gedeón.
29 Jerobaal hijo de Joás fue y habitó en su casa.
30 Gedeón tenía setenta hijos que fueron sus descendientes directos, porque tuvo muchas mujeres.
31 También su concubina que estaba en Siquem le dio a luz un hijo, y él le puso por nombre Abimelec.
32 Gedeón hijo de Joás murió en buena vejez, y fue sepultado en el sepulcro de su padre Joás, en Ofra de los abiezeritas.

Israel se prostituye tras Baal-berit

33
Aconteció que cuando murió Gedeón, los hijos de Israel volvieron a prostituirse tras los Baales, y adoptaron por dios a Baal-berit.
34 Los hijos de Israel no se acordaron de Jehovah su Dios que los había librado de mano de todos sus enemigos de alrededor,
35 ni correspondieron con bondad a la casa de Jerobaal, es decir, Gedeón, por todo el bien que él había hecho a Israel.

 
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