Job 19-37

CAPITULO 19
Job responde a Bildad
 

1
Entonces respondió Job y dijo: 
2 -¿Hasta cuándo angustiaréis mi alma y me trituraréis con palabras? 
3 Ya me habéis injuriado diez veces. ¿No os avergonzáis de haberme atacado? 
4 Si en verdad he errado, conmigo permanecerá mi error. 
5 Pero si en realidad vosotros os jactáis contra mí, y contra mí usáis mi oprobio como argumento, 
6 sabed, pues, que Dios me ha agraviado y me ha envuelto en su red. 
7 »He aquí, aunque grito: "¡Violencia!", no soy oído; doy voces, y no hay justicia. 
8 El ha cercado mi camino, para que yo no pase; sobre mis senderos ha puesto tinieblas. 
9 Me ha desvestido de mi gloria, y ha quitado la corona de mi cabeza. 
10 Por todos lados me despedaza, y me marcho; ha arrancado mi esperanza como a un árbol. 
11 Hace que su furor se inflame contra mí y me considera como a uno de sus adversarios. 
12 A una vienen sus tropas; allanan su camino contra mí, y ponen sitio alrededor de mi morada. 
13 »Hizo que mis hermanos se alejaran de mí; mis amigos se apartaron por completo. 
14 Mis parientes me han fallado; mis conocidos me han olvidado. 
15 Los que habitan en mi casa y mis criadas me consideran un extraño; he llegado a ser un extranjero ante sus ojos. 
16 Llamo a mi siervo, y no responde; con mi propia boca le tengo que rogar. 
17 Mi aliento ha venido a ser repulsivo a mi mujer, y apesto aun ante mis propios hijos. 
18 Aun los niños me desprecian; si me levanto, hablan contra mí. 
19 Todos mis amigos íntimos me abominan; aquellos a quienes amo se han vuelto contra mí. 
20 Mis huesos se pegan a mi piel y a mi carne; he escapado apenas con la piel de mis dientes. 
21 »¡Compadeceos vosotros de mí! ¡Compadeceos de mí, oh amigos míos! Porque la mano de Dios me ha tocado. 
22 ¿Por qué me perseguís, como lo hace Dios? ¿No os satisfacéis con mi carne? 
23 »¡Oh, que mis palabras fuesen escritas! ¡Oh, que fuesen grabadas en un libro! 
24 ¡Que con cincel de hierro y de plomo fuesen cinceladas en la roca para siempre! 
25 Pero yo sé que mi Redentor vive, y que al final se levantará sobre el polvo. 
26 Y después que hayan deshecho esta mi piel, ¡en mi carne he de ver a Dios, 
27 a quien yo mismo he de ver! Lo verán mis ojos, y no los de otro. »Mi corazón se consume dentro de mí. 
28 Si decís: "¿Cómo lo acosaremos?", y "La raíz del asunto se halla en él", 
29 temed por vosotros ante la espada. Porque la espada representa la ira contra las iniquidades, para que sepáis que hay un juicio. 

CAPITULO 20
Segunda intervención de Zofar
 

1
 Entonces intervino Zofar el namatita y dijo: 
2 -Es que mis inquietantes pensamientos me hacen responder, y a causa de ello estoy dolorido. 
3 He oído una reprensión que me afrenta, y mi espíritu comprensivo me mueve a responder. 
4 »¿Acaso sabes esto, que desde la antigüedad, desde que fue puesto el hombre sobre la tierra, 
5 el júbilo de los malvados es breve, y la alegría del impío dura sólo por un momento? 
6 Aunque su altivez suba hasta el cielo, y su cabeza alcance a las nubes, 
7 como su propio excremento, perecerá para siempre, y los que lo vean dirán: "¿Dónde está él?" 
8 Como un sueño se esfumará y no será hallado; se disipará como una visión nocturna. 
9 El ojo que lo veía no lo verá más, ni su lugar lo volverá a contemplar. 
10 Sus hijos pedirán favores a los pobres, y sus manos devolverán su riqueza. 
11 Sus huesos, aún llenos de vigor juvenil, yacerán con él en el polvo. 
12 »Aunque el mal sea dulce en su boca, y lo esconda debajo de su lengua, 
13 aunque lo guarde y no lo deje ir, sino que lo retenga en su paladar, 
14 con todo su comida se descompondrá en sus entrañas; veneno de áspides habrá dentro de él. 
15 Devoró riquezas, pero las vomitará; Dios las sacará de su vientre. 
16 Chupará veneno de áspides; lo matará la lengua de la víbora. 
17 No verá los arroyos, los ríos fluyendo miel y leche. 
18 Devolverá el fruto de su labor sin haberlo tragado; no gozará de la utilidad de sus negocios. 
19 Porque oprimió y desamparó a los pobres, y despojó casas que no había edificado. 
20 »Porque no conoció sosiego en su interior, no se salvará ni con su más preciado tesoro. 
21 Nada quedó que no comiese; por eso no durará su prosperidad. 
22 En la plenitud de su opulencia tendrá estrechez; toda la fuerza de la miseria caerá sobre él. 
23 Cuando se ponga a llenar su estómago, Dios enviará sobre él el ardor de su ira; hará llover sobre él el fuego de su furor. 
24 Huirá de las armas de hierro, pero una flecha de bronce lo atravesará. 
25 Saldrá una flecha por su espalda; y la punta resplandeciente, por su hiel. Los horrores vendrán sobre él. 
26 »Todas las tinieblas le están reservadas, como si fueran su tesoro. Un fuego no atizado lo devorará, y serán quebrantados los que hayan quedado en su morada. 
27 Los cielos revelarán su iniquidad, y la tierra se levantará contra él. 
28 El producto de su casa será llevado por los torrentes en el día de su furor. 
29 Esta es la porción de parte de Dios para el hombre impío, la heredad que por su palabra le ha asignado Dios. 

CAPITULO 21
Job responde a Zofar
 

1 Entonces respondió Job y dijo: 
2 -Escuchad atentamente mis palabras; sea esto vuestra consolación. 
3 Soportadme, y yo hablaré; y después que yo haya hablado, burlaos. 
4 »¿Acaso me quejo ante algún hombre? ¿Por qué no se ha de impacientar mi espíritu? 
5 Volved la cara hacia mí y horrorizaos; poned la mano sobre la boca. 
6 Aun cuando recuerdo, me espanto; y el estremecimiento se apodera de mi carne. 
7 »¿Por qué viven los impíos y se envejecen, y además crecen en riquezas?
8 Sus descendientes se establecen delante de ellos;

sus vástagos permanecen ante sus ojos.

9 Sus casas están libres de temor,

y sobre ellos no está el azote de Dios.

10 Su toro fecunda sin fallar;

sus vacas paren y no pierden crías.

11 Sus pequeños salen como si fueran manada;

sus niños van danzando.

12 Cantan al son del tamboril y del arpa;

se regocijan al son de la flauta.

13 Pasan sus días en la prosperidad,

y con tranquilidad descienden al Seol.

14 Luego dicen a Dios: "¡Apártate de nosotros!

No queremos el conocimiento de tus caminos.

15 ¿Quién es el Todopoderoso, para que le sirvamos?

¿De qué nos aprovechará que oremos ante él?"

16 He aquí que la prosperidad de ellos

no está en sus propias manos.

¡Lejos esté de mí el consejo de los impíos!


17 »¿Cuántas veces es apagada

la lámpara de los impíos,

o viene sobre ellos la calamidad,

o Dios en su ira les reparte destrucción?

18 Son como la paja ante el viento,

o como el tamo que arrebata el huracán.


19 »¿Acumulará Dios castigo para sus hijos?

¡Séale dada a él retribución, para que aprenda!

20 ¡Que sus propios ojos vean su ruina,

y beba de la ira del Todopoderoso!

21 Porque, ¿qué deleite tendrá él

en su familia, después de morir,

cuando el número de sus meses ha llegado a su fin?

22 ¿Acaso se le enseñará sabiduría a Dios,

siendo que él es quien juzga

aun a los que están en lo alto?


23 »Uno muere en pleno vigor,

estando del todo próspero y tranquilo,

24 con sus lomos llenos de gordura

y sus huesos empapados de tuétano.

25 Y otro muere con el alma amargada,

sin haber comido jamás con gusto.

26 Pero ambos yacen en el polvo,

y los gusanos los cubren.


27 »He aquí, yo conozco vuestros pensamientos

y las intrigas que hacéis contra mí.

28 Porque decís: "¿Dónde está la casa del noble?

¿Dónde está la morada que cobijaba a los impíos?"

29 ¿No habéis preguntado a los que pasan por el camino?

¿No habéis reconocido sus indicaciones

30 de que el malo es preservado en el día de la calamidad,

y que serán conducidos en el día

de la ira?

31 ¿Quién le denuncia su camino ante su misma cara?

¿Quién le da su merecido por lo que ha hecho?

32 Pero él será conducido al sepulcro,

y sobre su túmulo se hará vigilancia.

33 Los terrones del valle le serán dulces;

detrás de él será arrastrado todo hombre,

y delante de él los habrá innumerables.

34 ¿Cómo, pues, me consoláis con palabras huecas?

De vuestras respuestas sólo queda el engaño.

Tercera intervención de Elifaz


22 Entonces intervino Elifaz el temanita y dijo:

2 -¿Puede el hombre fuerte traer provecho a Dios?

¿Puede el hombre inteligente serle de provecho?

3 ¿Le deleita al Todopoderoso el que tú seas justo?

¿Gana algo con que tú hagas perfectos tus caminos?

4 ¿Es por tu piedad que él te reprende

o acude contigo a juicio?

5 ¿Acaso no será grande tu maldad,

y sin fin tus iniquidades?

6 Sin razón, tomabas prenda de tus hermanos,

y despojabas de sus ropas a los desnudos.

7 No dabas de beber agua al cansado,

y al hambriento le privabas de pan.

8 Como un hombre poderoso a quien le pertenece la tierra

y un enaltecido que habita en ella,

9 despedías a las viudas con las manos vacías

y quebrantabas los brazos de los huérfanos.

10 Por eso hay trampas alrededor de ti,

y te turba el terror repentino,

11 o las tinieblas, de modo que no veas

y te cubra la abundancia de aguas.


12 »¿Acaso no está Dios en lo alto de los cielos?

¡Observa la totalidad de las estrellas!

¡Cuán altas están!

13 Sin embargo, tú dices: "¿Qué sabe Dios?

¿Podrá juzgar a través de la densa oscuridad?

14 Las nubes le son un velo,

y no puede ver,

mientras se pasea por la bóveda del cielo."


15 »¿Persistirás tú en el viejo camino

que han transitado los hombres inicuos,

16 los cuales fueron arrebatados

antes de tiempo,

y cuyos fundamentos fueron arrasados por un río?

17 Ellos decían a Dios:

"Apártate de nosotros."

Y: "¿Qué puede hacernos el Todopoderoso?’

18 Aunque él haya llenado sus casas de bienes,

¡lejos esté de mí el consejo de los impíos!

19 Los justos lo verán y se gozarán;

el inocente se burlará de ellos, diciendo:

20 "De veras han sido destruidos nuestros adversarios,

y el fuego ha devorado lo que quedó de ellos."


21 »Trata, pues, de llevarte bien con Dios;

reconcíliate, y por ello te vendrá prosperidad.

22 Toma, pues, de su boca la instrucción

y pon sus dichos en tu corazón.

23 Si te vuelves al Todopoderoso,

serás edificado.

Si alejas de tu morada la maldad,

24 y pones sobre el polvo el oro,

el oro de Ofir,

como si fuera piedras del arroyo,

25 y si el Todopoderoso es tu oro

y tu plata más escogida,

26 entonces te deleitarás en el Todopoderoso

y podrás alzar tu cara hacia Dios.

27 Orarás a él, y él te escuchará;

y podrás pagar tus votos.

28 Decidirás algo, y se te realizará;

la luz resplandecerá sobre tus caminos.

29 Cuando sean abatidos, tú dirás:

"Sean enaltecidos."

Y Dios salvará al humilde de ojos.

30 Librará al inocente;

escapará por causa de la limpieza de tus manos.

Job responde a Elifaz


23 Entonces respondió Job y dijo:

2 -Hoy también es amarga mi queja;

su mano se ha hecho pesada sobre mi gemido.

3 ¡Oh, si yo pudiera saber dónde hallar a Dios!

Entonces iría hasta su morada.

4 Expondría delante de él mi causa,

y llenaría mi boca de argumentos.

5 Yo sabría las palabras que él me respondería;

y entendería lo que él me dijera.

6 ¿Contendería conmigo

con la grandeza de su fuerza?

No; más bien, él me prestaría atención.

7 Allí el justo podría argüir con él,

y yo me libraría para siempre de mi Juez.


8 »Si voy al oriente, él no está allí;

y si voy al occidente, no lo percibo.

9 Cuando él actúa en el norte, no lo diviso;

se vuelve al sur, pero no lo veo.

10 Sin embargo, él conoce el camino en que ando;

cuando él me haya probado,

saldré como oro.

11 Mis pies han seguido fielmente sus huellas;

he guardado su camino y no me he apartado.

12 No me he apartado del mandamiento de sus labios;

en mi seno he guardado los dichos de su boca.


13 »Pero él es Unico;

¿quién le hará desistir?

Lo que su alma desea, él lo hace.

14 Ciertamente él completará

lo que ha determinado acerca de mí,

y tiene en mente muchas cosas semejantes.

15 Por lo cual yo me turbo en su presencia;

lo considero, y tengo miedo de él.

16 Pero Dios ha debilitado mi valor;

el Todopoderoso me ha aterrado.

17 Sin embargo, no he sido silenciado por las tinieblas,

ni porque me haya cubierto la oscuridad.


24 »¿Por qué no han sido fijados los tiempos

de parte del Todopoderoso?

¿Por qué los que le conocen no vislumbran sus días?

2 Hay quienes remueven los linderos,

roban rebaños y los apacientan.

3 Se llevan el asno de los huérfanos

y toman en prenda el buey de la viuda.

4 A los necesitados desvían del camino.

A una se esconden todos los pobres de la tierra.

5 He aquí, como asnos monteses en el desierto,

salen a su trabajo en busca de una presa;

el Arabá les da el sustento para sus pequeños.

6 Siegan en el campo su forraje

y rebuscan en la viña del impío.

7 Pasan la noche desnudos, sin ropa,

y no tienen cubierta en el frío.

8 Se mojan con los aguaceros de los montes,

y a falta de refugio se abrazan a las rocas.

9 Hay quienes arrancan del pecho a los huérfanos,

y toman en prenda al bebé de los pobres.

10 De modo que andan desnudos, sin vestido;

y hambrientos, recolectan gavillas.

11 Entre sus muros exprimen el aceite;

pisan uvas en lagares, pero siguen sedientos.

12 Desde la ciudad gimen los moribundos,

y clama el alma de los heridos de muerte.

Pero Dios no atiende su oración.


13 »Ellos están entre aquellos

que se rebelan contra la luz,

que no reconocen los caminos de Dios,

ni permanecen en sus sendas.

14 De madrugada se levanta el asesino,

mata al pobre y necesitado,

y de noche actúa como ladrón.

15 El ojo del adúltero aguarda el anochecer

diciendo: "Nadie me verá",

y pone un velo sobre su cara.

16 En la oscuridad minan las casas;

de día se encierran, pues no conocen

la luz.

17 Ciertamente el amanecer es para ellos densa oscuridad,

porque conocen los terrores de la

densa oscuridad.


18 »Son veloces sobre la superficie

de las aguas;

la porción de ellos será maldita

en la tierra.

No volverán por el camino de las viñas.

19 Como la sequía y el calor

arrebatan las aguas de la nieve,

el Seol arrebata a los que han pecado.


20 »El vientre materno se olvidará de él;

los gusanos saborearán su dulzura,

hasta que nadie lo recuerde;

como árbol será quebrantada la iniquidad.

21 Porque aflige a la estéril,

que no da a luz;

y a la viuda nunca hace el bien.

22 A los fuertes arrastra con su poder;

se levanta y no cree ni en su propia vida.


23 »Dios deja que se sientan seguros

y que en ello se apoyen,

pero sus ojos están sobre los caminos de ellos.

24 Son ensalzados por un poco,

pero desaparecen.

Son abatidos y recolectados como malvas.

Se marchitan como la cabeza de las espigas.

25 Si no es así, ¿quién podrá desmentirme

y reducir a la nada mi argumento?

Tercera intervención de Bildad


25 Entonces intervino Bildad el sujita y dijo:

2 -El dominio y el terror son de Dios;

él hace la paz en sus alturas.

3 ¿Tienen número sus tropas?

¿Sobre quién no se levanta su luz?

4 ¿Cómo puede el hombre ser justo ante Dios?

¿Cómo será limpio el que nace de mujer?

5 Si ni la misma luna le resplandece

ni aun las estrellas son puras ante sus ojos,

6 ¡cuánto menos el hombre, que es una larva;

el ser humano, que es un gusano!

Job responde a Bildad


26 Entonces respondió Job y dijo:

2 -¿En qué has ayudado al que no tiene poder

o librado al brazo que no tiene fuerza?

3 ¿Qué has aconsejado al que no tiene sabiduría?

¿Qué sano conocimiento has enseñado en plenitud?

4 ¿Con la ayuda de quién has pronunciado palabras,

y de quién es el espíritu que habla

en ti?


5 »Tiemblan las sombras de los muertos,

debajo de las aguas y de los que las habitan.

6 El Seol está desnudo delante de Dios,

y el Abadón no tiene cubierta.

7 El despliega el norte sobre el vacío

y suspende la tierra sobre la nada.

8 El encierra las aguas en sus nubes,

y las nubes no se rompen a causa de ellas.

9 El cubre la faz de la luna llena,

y sobre ella extiende una nube.

10 El trazó el horizonte sobre la faz de las aguas,

hasta el límite de la luz con las tinieblas.

11 Las columnas de los cielos se estremecen

y están atónitas ante su reprensión.

12 El aquietó el mar con su poder,

y con su entendimiento aniquiló a Rahab.

13 Con su soplo despejó los cielos,

y su mano atravesó a la serpiente furtiva.


14 »He aquí, éstos son tan sólo los bordes de sus caminos.

¡Cuán leve murmullo hemos oído de él!

Pero el trueno de su poderío,

¿quién lo podrá comprender?

27 Job continuó su discurso y dijo:

2 -¡Vive Dios, quien ha quitado mi derecho;

y el Todopoderoso, que ha amargado mi alma,

3 que mientras haya aliento en mí

y el hálito de Dios esté en mi nariz,

4 mis labios no hablarán perversidad,

ni mi lengua proferirá engaño!

5 ¡Lejos esté de mí el daros la razón!

Hasta que muera, no renunciaré a mi integridad.

6 Me he aferrado a mi rectitud y no la cederé.

No me reprochará mi corazón mientras viva.


7 »Sea como el impío mi enemigo,

y como el inicuo el que se levanta contra mí.

8 Porque, ¿qué esperanza tiene el impío,

por mucho que gane,

si Dios le despoja de su vida?

9 ¿Escuchará Dios su clamor,

cuando le sobrevenga la calamidad?

10 ¿Se deleitará en el Todopoderoso?

¿Invocará a Dios en todo tiempo?


11 »Yo os enseñaré acerca del poder de Dios;

no ocultaré lo que concierne al Todopoderoso.

12 Si todos vosotros lo habéis visto,

¿por qué os hacéis tan vanos?


13 »Esta es la porción de parte de Dios para el hombre impío,

la heredad que los tiranos

recibirán de parte del Todopoderoso:

14 Aunque sus hijos se hayan multiplicado,

serán para la espada;

y sus vástagos no se saciarán de pan.

15 Sus sobrevivientes serán sepultados por la plaga,

y sus viudas no llorarán.

16 Si amontona plata como polvo,

y si prepara ropa como barro,

17 él la preparará, pero el justo se vestirá con ella,

y el inocente repartirá la plata.

18 Como la araña edifica él su casa,

como la cabaña que hace un guardián.

19 Se acostará rico, pero dejará de serlo;

abrirá sus ojos, y todo habrá desaparecido.

20 Los terrores lo alcanzarán como aguas;

el huracán lo arrebatará de noche.

21 El viento oriental lo levantará, y se irá;

así lo arrancará de su lugar.

22 Dios descargará contra él y no tendrá compasión,

y él se esforzará para escapar de su poder.

23 Contra él batirá las manos,

y silbará contra él desde su lugar.


28 »Ciertamente la plata tiene su mina,

y el oro un lugar donde lo refinan;

2 el hierro se extrae del polvo,

y el cobre es fundido de la piedra.

3 El hombre pone fin a la oscuridad,

y examina en los lugares más recónditos

las piedras de la oscuridad y de las tinieblas.

4 Abre socavones en las minas,

lejos de las poblaciones,

olvidados por el pie del ser humano;

allí se descuelgan y se balancean.

5 La tierra, de la cual proviene el pan,

pero cuyo interior se transforma como con fuego,

6 es el lugar cuyas piedras son de zafiro

y cuyo polvo es de oro.

7 Es una senda que el ave de rapiña no conoce,

ni jamás ha mirado el ojo del halcón.

8 Nunca la han pisoteado fieras arrogantes,

ni por ella caminó el león.

9 El hombre extiende su mano hacia el pedernal,

y trastorna de raíz las montañas.

10 Abre canales en las rocas,

y sus ojos ven todo lo preciado.

11 Detiene los ríos en sus fuentes,

y hace que lo secreto salga a la luz.


12 »Pero, ¿dónde se hallará la sabiduría?

¿Dónde está el lugar del entendimiento?

13 El hombre no conoce el valor de ella;

no se halla en la tierra de los vivientes.

14 El océano dice: "Ella no está en mí."

 
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