1ª Reyes 8-14

CAPITULO 8

1 Entonces Salomón congregó en Jerusalén a los ancianos de Israel, a todos los jefes de las tribus y a los jefes de las casas paternas de los hijos de Israel ante el rey Salomón, para hacer subir el arca del pacto de Jehovah desde la Ciudad de David, que es Sion.
2 Y se congregaron ante el rey Salomón todos los hombres de Israel en la fiesta en el mes de Etanim, que es el mes séptimo. 
3 Fueron todos los ancianos de Israel, y los sacerdotes tomaron el arca.
4 Luego subieron el arca de Jehovah, el tabernáculo de reunión, y todos los utensilios sagrados que estaban en el tabernáculo; los sacerdotes y los levitas los subieron.
5 El rey Salomón y con él toda la congregación de Israel, que se había reunido junto a él, estaban delante del arca, sacrificando tantas ovejas y vacas que por su gran cantidad no se podían contar ni numerar. 
6 Entonces los sacerdotes introdujeron el arca del pacto de Jehovah en su lugar, en el santuario interior del templo, en el lugar santísimo, debajo de las alas de los querubines.
7 Porque los querubines extendían las alas sobre el lugar del arca, de modo que los querubines cubrían el arca y sus varas por encima.
8 Las varas eran tan largas que los extremos de las varas se podían ver desde el lugar santo, que estaba delante del santuario interior; pero no se podían ver desde afuera. Y allí han quedado hasta el día de hoy.
9 Ninguna cosa había en el arca, excepto las dos tablas de piedra que Moisés había colocado allí en Horeb, donde Jehovah hizo pacto con los hijos de Israel, cuando salieron de la tierra de Egipto. 
10 Y sucedió que cuando los sacerdotes salieron del santuario, la nube llenó la casa de Jehovah.
11 Y los sacerdotes no pudieron continuar sirviendo por causa de la nube, porque la gloria de Jehovah había llenado la casa de Jehovah.

Salomón dedica el templo 

12
Entonces Salomón dijo: "Jehovah ha dicho que él habita en la densa oscuridad.
13 Ciertamente te he edificado una casa sublime, una morada donde habites para siempre." 
14 El rey se volvió y bendijo a toda la congregación de Israel. Y toda la congregación de Israel estaba de pie.
15 Entonces dijo: "¡Bendito sea Jehovah Dios de Israel, quien con su mano ha cumplido lo que con su boca prometió a mi padre David, diciendo:
16 ’Desde el día en que saqué a mi pueblo Israel de Egipto, no había elegido ninguna ciudad de todas las tribus de Israel para edificar una casa donde estuviese mi nombre. Pero elegí a David para que estuviese al frente de mi pueblo Israel.’ 
17 "Estuvo en el corazón de mi padre David el anhelo de edificar una casa al nombre de Jehovah Dios de Israel.
18 Pero Jehovah dijo a mi padre David: ’Por cuanto ha estado en tu corazón el anhelo de edificar una casa a mi nombre, has hecho bien en tener esto en tu corazón.
19 Sin embargo, tú no edificarás la casa, sino tu hijo que te nacerá, él edificará la casa a mi nombre.’ 
20 "Jehovah ha cumplido su promesa que había hecho, y yo me he levantado en lugar de mi padre David. Me he sentado en el trono de Israel, como Jehovah había prometido, y he edificado la casa al nombre de Jehovah Dios de Israel.
21 Y he dispuesto allí un lugar para el arca, en la cual está el pacto de Jehovah que él hizo con nuestros padres cuando los sacó de la tierra de Egipto."

Salomón ora al dedicar el templo 

22
Entonces Salomón se puso de pie delante del altar de Jehovah, frente a toda la congregación de Israel, y extendió sus manos al cielo.
23 Y dijo: "¡Oh Jehovah Dios de Israel, no hay Dios como tú, ni arriba en los cielos ni abajo en la tierra! Tú guardas el pacto y la misericordia para con tus siervos que caminan delante de ti con todo su corazón.
24 Tú has cumplido con tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste. Con tu boca lo prometiste, y con tu mano lo has cumplido, como sucede en este día.
25 Ahora pues, oh Jehovah Dios de Israel, cumple con tu siervo David, mi padre, lo que le prometiste diciendo: ’No te faltará delante de mí un hombre que se siente en el trono de Israel, con tal que tus hijos guarden su camino para andar delante de mí, como tú has andado delante de mí.’
26 Ahora pues, oh Dios de Israel, sea confirmada tu palabra que hablaste a tu siervo David, mi padre. 
27 "Pero, ¿es verdad que Dios ha de habitar sobre la tierra? He aquí, los cielos y los cielos de los cielos no te pueden contener. ¡Cuánto menos este templo que he edificado!
28 Sin embargo, oh Jehovah, Dios mío, vuélvete hacia la oración y la plegaria de tu siervo, para oír el clamor y la oración que tu siervo hace hoy delante de ti.
29 Estén abiertos tus ojos de noche y de día hacia este templo, hacia el lugar del cual has dicho: ’Allí estará mi nombre’, para escuchar la oración que tu siervo haga hacia este lugar.
30 Escucha la plegaria de tu siervo y de tu pueblo Israel, cuando oren hacia este lugar. Escucha tú en el lugar de tu morada, en los cielos; escucha tú y perdona. 
31 "Si alguna persona peca contra su prójimo, y éste le toma juramento al hacerle jurar, y él entra bajo juramento ante tu altar en este templo,
32 entonces escucha tú en los cielos y actúa. Juzga a tus siervos condenando al injusto, haciendo recaer su conducta sobre su cabeza y justificando al justo, dándole conforme a su justicia. 
33 "Cuando tu pueblo Israel sea derrotado delante del enemigo por haber pecado contra ti, y ellos se vuelvan a ti y confiesen tu nombre, y oren y te supliquen en este templo,
34 entonces escucha tú en los cielos, perdona el pecado de tu pueblo Israel y hazles volver a la tierra que diste a sus padres. 
35 "Cuando los cielos estén cerrados y no haya lluvia, por haber ellos pecado contra ti; si oran hacia este lugar, confiesan tu nombre y se vuelven de su pecado cuando los aflijas,
36 entonces escucha tú en los cielos y perdona el pecado de tus siervos y de tu pueblo Israel. Sí, enséñales el buen camino por el que deben andar y dales lluvia sobre tu tierra, la cual has dado a tu pueblo por heredad. 
37 "Cuando en la tierra haya hambre; cuando haya peste; cuando haya tizón, añublo, langosta o pulgón, o cuando su enemigo lo asedie en la tierra de sus ciudades (cualquiera que sea la plaga o la enfermedad),
38 cualquiera que sea la oración o la plegaria que haga algún hombre o todo tu pueblo Israel (cada uno reconociendo la plaga de su corazón y extendiendo sus manos hacia este templo),
39 entonces escucha tú en los cielos, el lugar de tu morada, perdona y actúa. Da a cada uno conforme a todos sus caminos, pues conoces su corazón (porque sólo tú conoces el corazón de todo hombre);
40 a fin de que te teman todos los días que vivan sobre la superficie de la tierra que tú has dado a nuestros padres. 
41 "Asimismo, cuando el extranjero que no sea de tu pueblo Israel venga de una tierra lejana a causa de tu nombre
42 (porque oirán de tu gran nombre, de tu poderosa mano y de tu brazo extendido), y venga a orar a este templo,
43 entonces escucha tú en los cielos, el lugar de tu morada. Haz conforme a todo aquello por lo cual el extranjero clame a ti, a fin de que todos los pueblos de la tierra conozcan tu nombre, te teman como tu pueblo Israel y sepan que este templo que he edificado es llamado por tu nombre. 
44 "Si tu pueblo sale a la batalla contra su enemigo por el camino que los envíes, y ellos oran a Jehovah en dirección a la ciudad que tú has elegido y a la casa que he edificado a tu nombre,
45 entonces escucha en los cielos su oración y su plegaria, y ampara su causa. 
46 "Si pecan contra ti (pues no hay hombre que no peque), y te enojas contra ellos y los entregas ante el enemigo, y éstos los llevan como cautivos suyos a la tierra del enemigo, lejana o cercana;
47 si ellos vuelven en sí en la tierra a donde hayan sido llevados cautivos, y se vuelven y te suplican en la tierra de los que los llevaron cautivos, diciendo: ’Hemos pecado; hemos hecho iniquidad; hemos actuado impíamente’;
48 si en la tierra de sus enemigos, a donde los hayan llevado cautivos, ellos se vuelven a ti con todo su corazón y con toda su alma, y oran a ti en dirección a la tierra que diste a sus padres, a la ciudad que has elegido y al templo que he edificado a tu nombre,
49 entonces escucha en los cielos, el lugar de tu morada, su oración y su plegaria, y ampara su causa.
50 Perdona a tu pueblo que ha pecado contra ti, y todas las transgresiones que han cometido contra ti, y hazles objeto de misericordia ante los que los han llevado cautivos, para que tengan misericordia de ellos.
51 Porque ellos son tu pueblo y tu heredad que sacaste de Egipto, de en medio del horno de hierro. 
52 "Estén abiertos tus ojos a la plegaria de tu siervo y a la plegaria de tu pueblo Israel, para escucharles en todo aquello que te invoquen.
53 Porque tú, oh Señor Jehovah, los has separado para ti como tu heredad de entre todos los pueblos de la tierra, como lo dijiste por medio de tu siervo Moisés, cuando sacaste a nuestros padres de Egipto." 
54 Y sucedió que cuando Salomón terminó de hacer toda esta oración y plegaria a Jehovah, se levantó de estar de rodillas delante del altar de Jehovah, con sus manos extendidas al cielo.
55 Entonces se puso de pie y bendijo en alta voz a toda la congregación de Israel, diciendo:
56 "¡Bendito sea Jehovah, que ha dado descanso a su pueblo Israel, conforme a todo lo que él había prometido! No ha fallado ninguna palabra de todas sus buenas promesas que expresó por medio de su siervo Moisés.
57 Jehovah nuestro Dios esté con nosotros, como estuvo con nuestros padres; no nos desampare ni nos deje.
58 Incline él nuestro corazón hacia sí, para que andemos en todos sus caminos y guardemos sus mandamientos, sus leyes y sus decretos, que mandó a nuestros padres.
59 Que estas palabras mías, con que he suplicado delante de Jehovah, estén cerca de Jehovah nuestro Dios, de día y de noche, para que él ampare la causa de su siervo y la de su pueblo Israel, según la necesidad de cada día;
60 a fin de que todos los pueblos de la tierra sepan que Jehovah es Dios y que no hay otro.
61 Sea, pues, íntegro vuestro corazón para con Jehovah nuestro Dios, a fin de andar en sus leyes y guardar sus mandamientos, como en este día."

Fiesta por la dedicación del templo 

62
Entonces el rey y todo Israel con él ofrecieron sacrificios delante de Jehovah. 63 Salomón ofreció a Jehovah, como sacrificios de paz, 22.000 toros y 120.000 ovejas. Así el rey y todos los hijos de Israel dedicaron la casa de Jehovah. 
64 Aquel mismo día el rey consagró la parte central del atrio que estaba delante de la casa de Jehovah, pues allí ofreció los holocaustos, las ofrendas vegetales y el sebo de los sacrificios de paz. Porque el altar de bronce que estaba delante de Jehovah era demasiado pequeño para contener los holocaustos, las ofrendas vegetales y el sebo de los sacrificios de paz. 
65 En aquella ocasión Salomón y todo Israel con él, una gran congregación desde Lebo-hamat hasta el arroyo de Egipto, hicieron fiesta delante de Jehovah nuestro Dios durante siete días, y otros siete días más, es decir, durante catorce días.
66 Al octavo día despidió al pueblo. Ellos bendijeron al rey y se fueron a sus moradas, alegres y con el corazón gozoso por toda la bondad que Jehovah había hecho a su siervo David y a su pueblo Israel.

CAPITULO 9
Pacto de Dios con Salomón
 

1 Sucedió que cuando Salomón había acabado de construir la casa de Jehovah, la casa del rey y todo lo que había deseado hacer,
2 Jehovah se apareció a Salomón por segunda vez, como se le había aparecido en Gabaón.
3 Y Jehovah le dijo: "He escuchado tu oración y tu plegaria que has hecho en mi presencia. He santificado esta casa que has edificado para que yo ponga allí mi nombre para siempre. Mis ojos y mi corazón estarán allí todos los días.
4 Y en cuanto a ti, si andas delante de mí como anduvo tu padre David, con integridad de corazón y con rectitud, haciendo todas las cosas que te he mandado y guardando mis leyes y mis decretos,
5 entonces estableceré para siempre el trono de tu reino sobre Israel, como prometí a tu padre David, diciendo: ’No te faltará un hombre sobre el trono de Israel.’
6 Pero si obstinadamente vosotros y vuestros hijos os apartáis de mí y no guardáis mis mandamientos y mis estatutos que he puesto delante de vosotros, y os vais y servís a otros dioses y los adoráis,
7 entonces eliminaré a Israel del suelo que les he dado. Y la casa que he santificado a mi nombre, la apartaré de mi presencia. Entonces Israel servirá de refrán y escarnio entre todos los pueblos.
8 En cuanto a esta casa, que es sublime, todo el que pase por ella se asombrará y silbará. Ellos preguntarán: ’¿Por qué ha hecho así Jehovah a esta tierra y a esta casa?’
9 Y responderán: ’Porque abandonaron a Jehovah su Dios que sacó a sus padres de la tierra de Egipto, y se aferraron a adorar y servir a otros dioses. Por eso Jehovah ha traído sobre ellos todo este mal.’ "

Salomón remunera a Hiram 

10
Aconteció al cabo de veinte años, durante los cuales Salomón había edificado las dos casas (la casa de Jehovah y la casa del rey,
11 para las cuales Hiram, rey de Tiro, había proporcionado a Salomón madera de cedro y de ciprés y oro, conforme a todo su deseo), que el rey Salomón dio a Hiram veinte ciudades en la tierra de Galilea.
12 Pero cuando Hiram salió de Tiro para ver las ciudades que Salomón le había dado, no le agradaron.
13 Y comentó: "¿Qué ciudades son éstas que me has dado, hermano mío?" Y se las llama Tierra de Cabul, hasta el día de hoy.
14 Hiram había enviado al rey 120 talentos de oro.

Otras obras de Salomón 

15
Esta es la razón de la leva que el rey Salomón realizó: edificar la casa de Jehovah, su propia casa, el Milo, la muralla de Jerusalén, Hazor, Meguido y Gezer.
16 (El faraón, rey de Egipto, había subido y tomado Gezer, y la había incendiado; había dado muerte a los cananeos que habitaban en la ciudad y la había dado como dote matrimonial a su hija, la mujer de Salomón.
17 Y Salomón reedificó Gezer.) También reedificó Bet-jorón Baja,
18 Baalat, Tadmor en el desierto del país;
19 y todas las ciudades almacenes que tenía Salomón, las ciudades para los carros y las ciudades para los jinetes; todo lo que Salomón se propuso edificar en Jerusalén, en el Líbano y en toda la tierra bajo su dominio. 
20 A todo el pueblo que había quedado de los amorreos, heteos, ferezeos, heveos y jebuseos (que no eran de los hijos de Israel,
21 sino sus descendientes que habían quedado después de ellos en la tierra, a quienes los hijos de Israel no pudieron exterminar), Salomón los sometió a tributo laboral, hasta el día de hoy.
22 Pero a ninguno de los hijos de Israel sometió a servidumbre; porque ellos eran hombres de guerra, sus servidores, sus oficiales, sus comandantes, los jefes de sus carros y sus jinetes.
23 Estos jefes de los oficiales que Salomón tenía sobre la obra eran 550, los cuales mandaban sobre la gente que hacía la obra. 
24 También la hija del faraón subió de la Ciudad de David a su casa que Salomón le había edificado. Luego él edificó el Milo. 
25 Tres veces al año Salomón ofrecía holocaustos y sacrificios de paz sobre el altar que había edificado a Jehovah, y quemaba incienso delante de Jehovah, cuando había terminado el templo. 
26 El rey Salomón también construyó una flota en Ezión-geber, que está junto a Eilat, a orillas del mar Rojo, en la tierra de Edom.
27 Hiram envió en la flota a sus siervos, marineros y conocedores del mar, junto con los siervos de Salomón.
28 Estos fueron a Ofir y tomaron de allí 420 talentos de oro, y los llevaron al rey Salomón.

CAPITULO 10
La reina de Saba visita a Salomón
 

1 La reina de Saba oyó de la fama de Salomón, debido al nombre de Jehovah, y vino para probarle con preguntas difíciles.
2 Vino a Jerusalén con un gran séquito, con camellos cargados de especias aromáticas, oro en gran abundancia y piedras preciosas. Cuando vino a Salomón, habló con él de todo lo que tenía en su corazón.
3 Y Salomón respondió a todas sus preguntas; ninguna cosa hubo tan difícil que el rey no le pudiese responder. 
4 La reina de Saba vio toda la sabiduría de Salomón, la casa que había edificado,
5 los manjares de su mesa, las sillas de sus servidores, la presentación y las vestiduras de sus siervos, sus coperos, y los holocaustos que él ofrecía en la casa de Jehovah; y se quedó sin aliento.
6 Entonces dijo al rey: "¡Era verdad lo que había oído en mi tierra de tus cosas y de tu sabiduría!
7 Yo no creía las palabras hasta que vine, y mis ojos lo han visto. Y he aquí que no se me había contado ni la mitad. En sabiduría y en bienes tú superas la fama que yo había oído.
8 ¡Dichosos tus hombres, dichosos estos servidores tuyos que continuamente están de pie delante de ti y escuchan tu sabiduría!
9 ¡Bendito sea Jehovah tu Dios, que se agradó de ti para ponerte en el trono de Israel! Por causa del eterno amor que Jehovah tiene por Israel, te ha constituido rey, a fin de que practiques el derecho y la justicia." 
10 Entonces ella dio al rey 120 talentos de oro, una gran cantidad de especias aromáticas y piedras preciosas. Nunca llegó una cantidad tan grande de especias aromáticas como la que la reina de Saba dio al rey Salomón. 
11 También la flota de Hiram, que traía oro de Ofir, trajo de Ofir gran cantidad de madera de sándalo y piedras preciosas.
12 Y el rey hizo con la madera de sándalo pilares para la casa de Jehovah y para la casa del rey, además de arpas y liras para los músicos. Nunca llegó semejante madera de sándalo, ni se ha visto hasta el día de hoy. 
13 El rey Salomón dio a la reina de Saba todo lo que ella quiso pedirle, además de lo que le dio conforme a la generosidad real de Salomón. Entonces ella se volvió y regresó a su tierra, con sus servidores.

Esplendor y sabiduría de Salomón 

14
El peso del oro que le llegaba a Salomón cada año era de 666 talentos de oro,
15 aparte del de los mercaderes, de los negocios de los comerciantes, de todos los reyes de Arabia y de los gobernadores del país. 
16 El rey Salomón hizo 200 escudos grandes de oro trabajado. En cada escudo empleó 600 siclos de oro.
17 También hizo otros 300 escudos pequeños de oro trabajado. En cada escudo empleó 3 minas de oro. Y el rey los puso en la Casa del Bosque del Líbano. 
18 El rey también hizo un gran trono de marfil y lo recubrió de oro refinado.
19 El trono tenía seis gradas, y la parte alta del respaldo era redonda. A ambos lados del asiento tenía soportes para los brazos, y junto a los brazos había dos leones de pie.
20 Había también doce leones de pie, uno a cada lado de las seis gradas. Jamás se hizo algo semejante para ningún reino. 
21 Todos los vasos de beber del rey Salomón eran de oro, y toda la vajilla de la Casa del Bosque del Líbano era de oro fino. Nada era de plata, pues en los días de Salomón ésta no era estimada para nada.
22 Porque el rey tenía en el mar la flota de Tarsis con la flota de Hiram; y una vez cada tres años venía la flota de Tarsis trayendo oro, plata, marfil, monos y pavos reales. 
23 El rey Salomón superaba a todos los reyes de la tierra en riquezas y en sabiduría.
24 Y toda la tierra procuraba estar en la presencia de Salomón para oír la sabiduría que Dios había puesto en su corazón.
25 Año tras año cada uno de ellos le llevaba su presente: objetos de plata, objetos de oro, vestiduras, armas, perfumes, caballos y mulos. 
26 Salomón también acumuló carros y jinetes. Tenía 1.400 carros y 12.000 jinetes, que puso en las ciudades de los carros, y en Jerusalén junto al rey. 
27 El rey hizo que la plata fuera tan común en Jerusalén como las piedras, y que el cedro fuera tan abundante como los sicómoros que hay en la Sefela. 
28 Los caballos de Salomón provenían de Egipto y de Coa. Los mercaderes del rey los adquirían en Coa al contado.
29 Cada carro que era importado de Egipto costaba 600 siclos de plata; y cada caballo, 150 siclos. Y así los exportaban por medio de ellos, a todos los reyes de los heteos y a los reyes de Siria.

CAPITULO 11
Salomón se desvía de Jehovah
 

1 Pero el rey Salomón amó, además de la hija del faraón, a muchas otras mujeres extranjeras: moabitas, amonitas, edomitas, sidonias y heteas;
2 de los pueblos de los que Jehovah había dicho a los hijos de Israel: "No os unáis a ellos ni ellos se unan a vosotros, no sea que hagan desviar vuestros corazones tras sus dioses." A éstos Salomón se apegó con amor.
3 Tuvo 700 mujeres reinas y 300 concubinas. Y sus mujeres hicieron que se desviara su corazón. 
4 Y sucedió que cuando Salomón era ya anciano, sus mujeres hicieron que su corazón se desviara tras otros dioses. Su corazón no fue íntegro para con Jehovah su Dios, como el corazón de su padre David.
5 Porque Salomón siguió a Astarte, diosa de los sidonios, y a Moloc, ídolo detestable de los amonitas.
6 Salomón hizo lo malo ante los ojos de Jehovah y no siguió plenamente a Jehovah como su padre David.
7 Entonces Salomón edificó un lugar alto a Quemós, ídolo detestable de Moab, en el monte que está frente a Jerusalén, y a Moloc, ídolo detestable de los hijos de Amón.
8 Y así hizo para todas sus mujeres extranjeras, las cuales quemaban incienso y ofrecían sacrificios a sus dioses. 
9 Jehovah se indignó contra Salomón, porque su corazón se había desviado de Jehovah Dios de Israel, que se le había aparecido dos veces
10 y le había mandado acerca de esto, que no siguiese a otros dioses. Pero él no guardó lo que Jehovah le había mandado.
11 Entonces Jehovah dijo a Salomón: "Por cuanto ha habido esto en ti y no has guardado mi pacto y mis estatutos que yo te mandé, ciertamente arrancaré de ti el reino y lo entregaré a un servidor tuyo.
12 Pero por amor a tu padre David, no lo haré en tus días; lo arrancaré de la mano de tu hijo.
13 Sin embargo, no arrancaré todo el reino, sino que daré a tu hijo una tribu, por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, que yo he elegido."

Hadad y Rezón, adversarios de Salomón 

14
Entonces Jehovah levantó un adversario a Salomón: Hadad el edomita, de la descendencia real en Edom.
15 Sucedió que cuando David estuvo en Edom, Joab, jefe del ejército, subió a enterrar a los muertos y mató a todos los varones de Edom.
16 (Porque Joab había permanecido allí seis meses, con todo Israel, hasta que exterminaron a todos los varones de Edom.)
17 Pero Hadad huyó con algunos hombres edomitas de los servidores de su padre, y se fue a Egipto. Entonces Hadad era un muchacho pequeño.
18 Partieron de Madián, fueron a Parán, tomaron consigo a algunos hombres de Parán y se fueron a Egipto, al faraón rey de Egipto, quien le dio casa, le prometió alimentos y le dio tierras.
19 Hadad halló gran favor ante los ojos del faraón, quien le dio por mujer a la hermana de su esposa, la hermana de la reina Tajpenes.
20 La hermana de Tajpenes le dio a luz a su hijo Genubat, al cual destetó Tajpenes en la casa del faraón. Genubat estaba en la casa del faraón, entre los hijos del faraón. 
21 Hadad oyó en Egipto que David había reposado con sus padres y que Joab, el jefe del ejército, había muerto. Entonces Hadad dijo al faraón: -Déjame ir, para que regrese a mi tierra. 
22 El faraón le preguntó: -Pero, ¿qué te falta conmigo, para que procures irte a tu tierra? El respondió:
-Nada, pero de todas maneras déjame ir.
23 Dios también le levantó como adversario a Rezón hijo de Eliada, quien había huido de su señor Hadad-ezer, rey de Soba.
24 Cuando David mató a los de Soba, aquél reunió gente alrededor de sí y se hizo jefe de una banda armada. Después se fueron a Damasco y habitaron allí, y reinaron en Damasco.
25 Fue adversario de Israel todos los días de Salomón, además del mal que hacía Hadad; fue hostil a Israel y reinó sobre Siria.

Jeroboam se rebela contra Salomón 

26
También Jeroboam hijo de Nabat, servidor de Salomón, efrateo de Zereda, se rebeló contra el rey. Su madre era una mujer viuda llamada Zerúa.
27 Estas son las circunstancias en las que se rebeló contra el rey: Salomón estaba edificando el Milo y cerró la brecha de la muralla de la Ciudad de David, su padre.
28 Este Jeroboam era hombre valeroso. Salomón vio que el joven era eficiente y le puso a cargo de todo el trabajo forzado de la casa de José. 
29 Aconteció en aquel tiempo que Jeroboam salió de Jerusalén, y el profeta Ajías de Silo lo encontró en el camino. Este estaba cubierto con un manto nuevo, y los dos estaban solos en el campo.
30 Entonces Ajías tomó el manto nuevo que llevaba sobre sí, lo rasgó en doce pedazos,
31 y dijo a Jeroboam: "Toma para ti diez pedazos, porque así ha dicho Jehovah Dios de Israel: ’He aquí, yo arranco el reino de la mano de Salomón, y a ti te daré diez tribus.
32 Pero él tendrá una tribu por amor a mi siervo David y por amor a Jerusalén, la ciudad que yo he elegido de entre todas las tribus de Israel.
33 Porque me han dejado y han adorado a Astarte, diosa de los sidonios; a Quemós, dios de Moab; y a Moloc, dios de los hijos de Amón. No han andado en mis caminos para hacer lo recto ante mis ojos y guardar mis estatutos y mis decretos, como su padre David. 
34 " ’Pero no quitaré de su mano todo el reino, porque lo he puesto como gobernante todos los días de su vida, por amor a mi siervo David, al cual yo elegí, y el cual guardó mis mandamientos y mis estatutos.
35 Pero quitaré el reino de mano de su hijo y a ti te daré las diez tribus.
36 Sin embargo, a su hijo le daré una tribu, para que mi siervo David tenga en él una lámpara delante de mí continuamente en Jerusalén, la ciudad que yo me he elegido para poner allí mi nombre. 
37 " ’Yo, pues, te tomaré a ti, y reinarás en todo lo que desee tu alma, y serás rey de Israel.
38 Y sucederá que si obedeces todo lo que te mande, y andas en mis caminos y haces lo recto ante mis ojos, guardando mis estatutos y mis mandamientos como hizo mi siervo David, yo estaré contigo y te edificaré una casa estable como se la edifiqué a David, y te entregaré Israel.
39 Afligiré a la descendencia de David por causa de esto, pero no para siempre.’ " 
40 Salomón procuró matar a Jeroboam; pero Jeroboam se levantó, huyó a Egipto, a Sisac rey de Egipto, y estuvo allí hasta la muerte de Salomón.

Muerte de Salomón 

41
Los demás hechos de Salomón, todas las cosas que hizo y su sabiduría, ¿no están escritos en el libro de los hechos de Salomón?
42 El tiempo que reinó Salomón en Jerusalén sobre todo Israel fue de 40 años.
43 Salomón reposó con sus padres, y fue sepultado en la Ciudad de David, su padre. Y su hijo Roboam reinó en su lugar.

CAPITULO 12
La división del reino
 

1 Entonces Roboam fue a Siquem, porque todo Israel había ido a Siquem para proclamarle rey.
2 Y sucedió que cuando lo oyó Jeroboam hijo de Nabat (que aún estaba en Egipto, a donde había huido a causa del rey Salomón), Jeroboam volvió de Egipto.
3 Entonces mandaron a llamarle, y Jeroboam vino con toda la congregación de Israel, y hablaron a Roboam diciendo: 
4 -Tu padre agravó nuestro yugo; pero ahora, alivia tú el duro trabajo y el pesado yugo que tu padre puso sobre nosotros, y te serviremos. 
5 El les dijo: -Idos, y volved a mí dentro de tres días.
El pueblo se fue.
6 Entonces el rey Roboam consultó a los ancianos que habían servido a su padre Salomón, cuando aún vivía, y preguntó:
-¿Cómo aconsejáis vosotros que yo responda a este pueblo? 
7 Y ellos le respondieron diciendo:
-Si te constituyes hoy en servidor de este pueblo y les sirves, y al responderles les hablas buenas palabras, ellos serán tus siervos para siempre. 
8 Pero él dejó de lado el consejo que le habían dado los ancianos, y consultó a los jóvenes que se habían criado con él y que estaban a su servicio.
9 Les preguntó:
-¿Qué aconsejáis vosotros que respondamos a este pueblo que me ha hablado diciendo: "Alivia el yugo que tu padre puso sobre nosotros"? 
10 Entonces los jóvenes que se habían criado con él le respondieron diciendo:
-Así contestarás a este pueblo que ha hablado contigo diciendo: "Tu padre hizo pesado nuestro yugo; pero tú, hazlo más liviano sobre nosotros"; así les hablarás: "Mi dedo meñique es más grueso que los lomos de mi padre.
11 Ahora bien, mi padre cargó sobre vosotros un pesado yugo; pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con látigos, pero yo os castigaré con escorpiones."
12 Al tercer día vino Jeroboam con todo el pueblo a Roboam, como el rey había hablado diciendo: "Volved a mí al tercer día."
13 Entonces el rey respondió al pueblo con dureza, y dejó de lado el consejo que le habían dado los ancianos.
14 Les habló siguiendo el consejo de los jóvenes, diciendo:
-Mi padre hizo pesado vuestro yugo, pero yo añadiré a vuestro yugo. Mi padre os castigó con látigos, pero yo os castigaré con escorpiones. 
15 El rey no hizo caso del pueblo, porque esto estaba dispuesto de parte de Jehovah, para que se cumpliera la palabra que había hablado a Jeroboam hijo de Nabat por medio de Ajías de Silo.
16 Y viendo todo Israel que el rey no les había hecho caso, el pueblo respondió al rey diciendo:
-¿Qué parte tenemos nosotros con David? ¡No tenemos herencia en el hijo de Isaí! ¡Israel, a tus moradas! ¡Mira ahora por tu propia casa, oh David!
Entonces Israel se fue a sus moradas,
17 pero Roboam reinó sobre los hijos de Israel que habitaban en las ciudades de Judá.
18 Después el rey Roboam envió a Adoniram, que estaba a cargo del tributo laboral; pero todo Israel le apedreó, y murió. Entonces el rey Roboam se apresuró a subir en un carro para huir a Jerusalén.
19 Así se rebeló Israel contra la casa de David, hasta el día de hoy. 
20 Aconteció que al oír todo Israel que Jeroboam había vuelto, le mandaron a llamar a la asamblea y le hicieron rey de todo Israel. No quedó quien siguiese a la casa de David,sino sólo la tribu de Judá.

Roboam desiste de atacar a Israel 

21 Entonces Roboam llegó a Jerusalén y reunió a todos los de la casa de Judá y a la tribu de Benjamín, 180.000 guerreros escogidos, a fin de combatir contra la casa de Israel y devolver el reino a Roboam hijo de Salomón.
22 Pero la palabra de Dios vino a Semaías, hombre de Dios, diciendo:
23 "Habla a Roboam hijo de Salomón, rey de Judá, y a toda la casa de Judá y de Benjamín, y al resto del pueblo, diciendo que
24 así ha dicho Jehovah: ’No subáis ni combatáis contra vuestros hermanos, los hijos de Israel. Volveos, cada uno a su casa, porque de parte mía ha sucedido esto.’ "
Ellos escucharon la palabra de Jehovah y desistieron de ir, conforme a la palabra de Jehovah.

Jeroboam aleja a Israel de Jehovah 

25
Jeroboam reedificó Siquem, en la región montañosa de Efraín, y habitó en ella. De allí fue y reedificó Penuel.
26 Y Jeroboam pensó en su corazón: "Ahora el reino volverá a la casa de David,
27 si este pueblo sube para ofrecer sacrificios en la casa de Jehovah en Jerusalén. El corazón de este pueblo se volverá a su señor Roboam, rey de Judá, y me matarán y volverán a Roboam, rey de Judá."
28 Y habiendo tomado consejo, el rey hizo dos becerros de oro y dijo al pueblo: "¡Bastante habéis subido a Jerusalén! ¡He aquí tus dioses, oh Israel, que te hicieron subir de la tierra de Egipto!" 
29 Puso el uno en Betel y el otro lo puso en Dan.
30 Y esto fue ocasión de pecado, porque el pueblo iba para adorar delante de uno de ellos, hasta Dan.
31 También hizo santuarios en los lugares altos e instituyó sacerdotes de entre la gente común, que no eran hijos de Leví.
32 Jeroboam instituyó una fiesta el día 15 del mes octavo, semejante a la fiesta que había en Judá, y subió al altar que hizo en Betel, para ofrecer sacrificios a los becerros que había hecho. En Betel estableció también sacerdotes para los lugares altos que había edificado.
33 Subió al altar que había hecho en Betel, el día 15 del mes octavo, fecha que inventó en su corazón. Hizo la fiesta para los hijos de Israel y subió al altar para quemar incienso.

CAPITULO 13
Jeroboam y el profeta de Judá
 

1 He aquí que un hombre de Dios llegó de Judá a Betel, por mandato de Jehovah, cuando Jeroboam estaba de pie junto al altar para quemar incienso.
2 Y clamó contra el altar, por mandato de Jehovah, diciendo:
-Altar, altar, así ha dicho Jehovah: "He aquí, a la casa de David le nacerá un hijo que se llamará Josías, quien matará sobre ti a los sacerdotes de los lugares altos que queman incienso sobre ti; y sobre ti quemarán huesos de hombres." 
3 Aquel mismo día dio una señal diciendo:
-Esta es la señal de que Jehovah ha hablado: He aquí que el altar se partirá, y la ceniza que está sobre él se desparramará. 
4 Sucedió que cuando el rey Jeroboam oyó la palabra que el hombre de Dios había clamado contra el altar de Betel, extendió su mano desde el altar, diciendo: -¡Prendedle!
Pero se le secó la mano que había extendido contra él, de manera que no pudo volverla hacia sí.
5 Entonces el altar se partió, y la ceniza se desparramó del altar, conforme a la señal que el hombre de Dios había dado por mandato de Jehovah.
6 Entonces el rey respondió y dijo al hombre de Dios:
-Implora, por favor, a Jehovah tu Dios y ora por mí, para que mi mano me sea restaurada.
El hombre de Dios imploró el favor de Jehovah, y la mano del rey le fue restaurada, y volvió a ser como antes.
7 Entonces el rey dijo al hombre de Dios:
-Ven conmigo a casa y come, y yo te daré un presente. 
8 Pero el hombre de Dios respondió al rey:
-Aunque me dieses la mitad de tu casa, no iría contigo, ni comería pan, ni bebería agua en este lugar;
9 porque me ha sido ordenado por mandato de Jehovah, diciendo: "No comas pan, ni bebas agua, ni vuelvas por el camino que vayas." 
10 Se fue, pues, por otro camino y no volvió por el camino por donde había venido a Betel.

Extraño final del profeta de Judá 

11
Vivía en Betel un profeta anciano, a quien fueron sus hijos y le contaron todo lo que el hombre de Dios había hecho aquel día en Betel. También contaron a su padre las palabras que había hablado al rey.
12 Y su padre les preguntó:
-¿Por qué camino se fue? Y sus hijos le mostraron el camino por donde se había ido el hombre de Dios que había venido de Judá.
13 El dijo a sus hijos:
-Aparejadme el asno.
Ellos le aparejaron el asno. Entonces montó sobre él,
14 fue tras aquel hombre de Dios y le halló sentado debajo de la encina. Le preguntó: 
-¿Eres tú el hombre de Dios que vino de Judá? Le respondió:
-Sí, yo soy. 
15 Entonces le dijo:
-Ven conmigo a casa y come pan. 
16 Pero él respondió:
-No podré volver contigo ni entrar contigo. Tampoco comeré pan ni beberé agua contigo en este lugar,
17 porque me fue dicho por mandato de Jehovah: "No comas pan, ni bebas agua de allí, ni vuelvas por el camino que vayas." 
18 Y le dijo: -Yo también soy profeta como tú, y un ángel me ha hablado por mandato de Jehovah, diciendo: "Hazle volver contigo a tu casa, para que coma pan y beba agua."
Pero le mintió.
19 Entonces se volvió con él, y comió pan en su casa y bebió agua.
20 Y aconteció que estando ellos sentados a la mesa, vino la palabra de Jehovah al profeta que le había hecho volver,
21 y clamó al hombre de Dios que había venido de Judá, diciendo:
-Así ha dicho Jehovah: "Porque has sido desobediente al dicho de Jehovah y no guardaste el mandamiento que Jehovah tu Dios te había mandado,
22 sino que volviste y comiste pan y bebiste agua en este lugar del cual él te había dicho que no comieras pan ni bebieras agua, tu cuerpo no entrará en el sepulcro de tus padres." 
23 Sucedió que cuando había comido pan y bebido agua, el profeta que le había hecho volver le aparejó el asno.
24 Cuando se fue, un león lo encontró en el camino y lo mató. Su cadáver quedó tendido en el camino. El asno estaba de pie junto a él, y también el león estaba de pie junto al cadáver.
25 Y he aquí que pasaron unos hombres y vieron el cadáver que estaba tendido en el camino y el león que estaba de pie junto al cadáver, y fueron y lo dijeron en la ciudad donde habitaba el profeta anciano.
26 Cuando se enteró el profeta que le había hecho volver del camino, dijo:
-El es el hombre de Dios que fue desobediente al mandato de Jehovah. Por eso Jehovah le ha entregado al león, que le ha destrozado y matado conforme a la palabra que Jehovah le había dicho. 
27 Entonces habló a sus hijos diciendo: -Aparejadme el asno.
Ellos se lo aparejaron.
28 Y fue y halló el cadáver tendido en el camino, y el asno y el león que estaban junto al cadáver. El león no había devorado el cadáver ni había destrozado al asno.
29 El profeta levantó el cuerpo del hombre de Dios, lo colocó sobre el asno y se lo llevó. El profeta anciano fue a la ciudad para hacer duelo por él y sepultarlo.
30 Puso su cuerpo en su propio sepulcro, e hicieron duelo por él diciendo:
-¡Ay, hermano mío! 
31 Sucedió que después de haberlo sepultado, habló a sus hijos diciendo:
-Cuando yo muera, sepultadme en el sepulcro en que está sepultado el hombre de Dios. Poned mis restos junto a los suyos,
32 porque sin duda sucederá lo que él proclamó por mandato de Jehovah contra el altar que está en Betel y contra todos los santuarios de los lugares altos que hay en las ciudades de Samaria.

Ajías profetiza contra Jeroboam 

33
Después de este suceso, Jeroboam no se volvió de su mal camino. Más bien, volvió a designar sacerdotes de entre la gente común para los lugares altos. Investía a quien deseaba, y él llegaba a ser sacerdote de los lugares altos.
34 Y esto vino a ser el pecado de la casa de Jeroboam, por lo cual fue cortada y destruida de sobre la faz de la tierra.

CAPITULO 14

1 En aquel tiempo Abías hijo de Jeroboam cayó enfermo,
2 y Jeroboam dijo a su mujer:
-Por favor, levántate, disfrázate para que no reconozcan que eres la mujer de Jeroboam, y vé a Silo. He aquí que allá está el profeta Ajías, quien me dijo que yo iba a ser rey sobre este pueblo.
3 Toma contigo diez panes, galletas y un frasco de miel, y vé a él; él te dirá lo que ha de suceder al niño. 
4 La mujer de Jeroboam lo hizo así. Se levantó, fue a Silo y llegó a la casa de Ajías. Ajías ya no podía ver, pues su vista se le había oscurecido a causa de su vejez.
5 Pero Jehovah había dicho a Ajías:
-He aquí que la mujer de Jeroboam viene a consultarte acerca de su hijo que está enfermo. Así y así le has de responder, pues cuando ella venga, fingirá ser una desconocida. 
6 Y sucedió que cuando Ajías oyó el ruido de sus pasos, al entrar ella por la puerta, dijo:
-Entra, mujer de Jeroboam. ¿Por qué finjes ser una desconocida? Yo he sido enviado con malas noticias para ti.
7 Vé y di a Jeroboam que así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Pues bien, yo te levanté de en medio del pueblo y te hice el soberano de mi pueblo Israel;
8 arranqué el reino de la casa de David y te lo entregué a ti. Pero tú no has sido como mi siervo David, que guardó mis mandamientos y caminó en pos de mí con todo su corazón, haciendo sólo lo recto ante mis ojos.
9 Al contrario, has hecho lo malo, más que todos los que te han precedido, porque fuiste, y para provocarme a ira te hiciste otros dioses e imágenes de fundición; y a mí me diste la espalda.
10 Por tanto, he aquí que yo traeré el mal sobre la casa de Jeroboam; eliminaré en Israel a todo varón de Jeroboam, tanto al esclavo como al libre. Barreré por completo la casa de Jeroboam, como se barre el estiércol, hasta que no quede nada.
11 Al que de Jeroboam muera en la ciudad, se lo comerán los perros; y al que muera en el campo, se lo comerán las aves del cielo; porque Jehovah lo ha dicho." 
12 »En cuanto a ti, levántate y vete a tu casa. Cuando tus pies entren en la ciudad, el niño morirá.
13 Todo Israel hará duelo por él y le sepultará; pues éste es el único de los de Jeroboam que será sepultado, porque de la casa de Jeroboam sólo en él se ha hallado algo bueno delante de Jehovah Dios de Israel.
14 Pero Jehovah levantará para sí un rey en Israel, el cual eliminará la casa de Jeroboam en este día y ahora mismo.
15 Y Jehovah golpeará a Israel, como cuando la caña se agita en las aguas. Arrancará a Israel de esta buena tierra que dio a sus padres, y los esparcirá hacia el otro lado del Río, porque han hecho sus árboles rituales de Asera y han provocado a ira a Jehovah.
16 Entregará a Israel a causa de los pecados de Jeroboam, quien pecó e hizo pecar a Israel. 
17 Entonces la mujer de Jeroboam se levantó, se fue y llegó a Tirsa. Cuando ella entró por el umbral de la casa, el niño murió.
18 Lo sepultaron, y todo Israel hizo duelo por él, conforme a la palabra que Jehovah había hablado por medio de su siervo, el profeta Ajías. 
19 Los demás hechos de Jeroboam, las guerras que hizo y cómo reinó, he aquí que están escritos en el libro de las crónicas de los reyes de Israel.
20 El tiempo que reinó Jeroboam fue de 22 años, y reposó con sus padres. Y su hijo Nadab reinó en su lugar.

Roboam y la invasión de Sisac 

21
Roboam hijo de Salomón reinó en Judá. Roboam tenía 41 años cuando comenzó a reinar, y reinó 17 años en Jerusalén, la ciudad que Jehovah había elegido de entre todas las tribus de Israel para poner allí su nombre. El nombre de su madre era Naama la amonita. 
22 Judá hizo lo malo ante los ojos de Jehovah; y con los pecados que cometieron, le provocaron a celos más que todo lo que habían hecho sus padres.
23 También se edificaron lugares altos, piedras rituales y árboles de Asera, en toda colina alta y debajo de todo árbol frondoso.
24 También había en el país varones consagrados a la prostitución ritual, e hicieron conforme a todas las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel. 
25 Y sucedió que en el quinto año del rey Roboam subió Sisac, rey de Egipto, contra Jerusalén
26 y tomó los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros de la casa del rey; todo lo tomó. También tomó todos los escudos de oro que había hecho Salomón.
27 En lugar de ellos, el rey Roboam hizo escudos de bronce y los entregó a la custodia de los jefes de la escolta,

 
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