2ª Crónicas 32-36

Ezequías y la invasión de Senaquerib 

1 Después de estas cosas y de esta fidelidad, vino Senaquerib, rey de Asiria; e invadió Judá y acampó contra las ciudades fortificadas, con la intención de conquistarlas.
2 Al ver que había venido Senaquerib y que su propósito era combatir contra Jerusalén, Ezequías
3 tomó consejo con sus generales y sus valientes para cegar los manantiales de aguas que estaban fuera de la ciudad; y ellos le apoyaron.
4 Se reunió mucha gente, y cegaron todos los manantiales y el arroyo que corría a través del territorio, diciendo: "¿Por qué han de hallar tanta agua los reyes de Asiria, cuando vengan?" 
5 Ezequías se animó y reconstruyó toda la muralla que tenía brechas, y sobre ella levantó torres y edificó por fuera otra muralla. Fortificó el Milo en la Ciudad de David, e hizo muchas lanzas y muchos escudos.
6 También designó comandantes de guerra sobre el pueblo; y los hizo reunir ante él en la plaza de la puerta de la ciudad, y les habló al corazón diciendo:
7 "Esforzaos y sed valientes; no temáis ni desmayéis ante el rey de Asiria, ni ante toda la multitud que viene con él; porque más poderoso es el que está con nosotros que el que está con él.
8 Con él está un brazo de carne; pero con nosotros está Jehovah, nuestro Dios, para ayudarnos y para llevar a cabo nuestras batallas."
Y el pueblo tuvo confianza en las palabras de Ezequías, rey de Judá.

Las amenazas del Rabsaces 

9
Después de esto Senaquerib, rey de Asiria, que estaba sitiando Laquis con todas sus fuerzas, envió sus servidores a Jerusalén para decir a Ezequías, rey de Judá, y a todos los de Judá que estaban en Jerusalén:
10 "Así ha dicho Senaquerib, rey de Asiria: ¿En qué confiáis vosotros que permanecéis sitiados en Jerusalén?
11 ¿No os engaña Ezequías, para entregaros a morir de hambre y de sed, diciendo: ’Jehovah nuestro Dios nos librará de mano del rey de Asiria’?
12 ¿No es éste aquel cuyos lugares altos y cuyos altares ha quitado Ezequías, y ha dicho a Judá y a Jerusalén: ’Delante de un solo altar adoraréis, y sobre él quemaréis incienso’?
13 ¿No sabéis lo que yo y mis padres hemos hecho a todos los pueblos de aquellas tierras? ¿Pudieron los dioses de las naciones de aquellas tierras librar sus tierras de mi mano?
14 ¿Cuál de todos los dioses de aquellas naciones que mis padres destruyeron por completo pudo salvar a su pueblo de mi mano, para que vuestro dios pueda libraros de mi mano?
15 Ahora pues, ¡no os engañe Ezequías, ni os haga errar de esta manera! ¡No le creáis! Porque ningún dios de ninguna nación ni reino ha podido librar a su pueblo de mi mano ni de la mano de mis padres. ¡Cuánto menos vuestro dios os podrá librar de mi mano!" 
16 Estas y otras cosas hablaron sus servidores contra Jehovah Dios y contra su siervo Ezequías.
17 Además, escribió cartas en las que afrentaba a Jehovah Dios de Israel, y hablaba contra él diciendo: "Como los dioses de las naciones de otras tierras no pudieron librar a sus pueblos de mi mano, tampoco el dios de Ezequías librará a su pueblo de mi mano." 
18 Entonces gritaron a gran voz en hebreo al pueblo de Jerusalén que estaba sobre la muralla, para atemorizarlos e infundirles miedo, a fin de poder tomar la ciudad.
19 Hablaron del Dios de Jerusalén como de los dioses de los pueblos de la tierra, que son obra de manos de hombres. 
20 Entonces el rey Ezequías y el profeta Isaías hijo de Amoz oraron acerca de esto y clamaron a los cielos.
21 Y Jehovah envió un ángel, el cual hirió a todos los guerreros esforzados, a los oficiales y a los jefes en el campamento del rey de Asiria. Senaquerib se volvió a su tierra con el rostro avergonzado. Y cuando entró en el templo de su dios, algunos de sus propios hijos lo mataron allí a espada.
22 Así libró Jehovah a Ezequías y a los habitantes de Jerusalén de mano de Senaquerib, rey de Asiria, y de mano de todos. Y les dio reposo en derredor. 
23 Muchos traían a Jerusalén ofrendas para Jehovah, y preciosos regalos para Ezequías, rey de Judá. Y después de esto fue engrandecido ante todas las naciones.

Ultimos días y muerte de Ezequías 

24
En aquellos días Ezequías cayó enfermo de muerte y oró a Jehovah. El le respondió y le dio una señal milagrosa.
25 Pero Ezequías no correspondió al bien que le había sido hecho; antes bien, se enalteció su corazón, y el furor de Dios vino contra él, contra Judá y contra Jerusalén.
26 Pero después que se enalteció su corazón, Ezequías se humilló, junto con los habitantes de Jerusalén; y el furor de Jehovah dejó de venir sobre ellos en los días de Ezequías. 
27 Ezequías tuvo muchísimas riquezas y gloria. Adquirió tesoros de plata y oro, piedras preciosas, especias aromáticas, escudos y toda clase de objetos valiosos.
28 También tuvo depósitos para los productos del grano, del vino nuevo y del aceite, establos para toda clase de ganado y rediles para los rebaños.
29 Adquirió ciudades, rebaños de ovejas y vacas en gran abundancia, porque Dios le dio muchísimas posesiones. 
30 El mismo Ezequías cegó la salida de las aguas de Guijón Alto, y las condujo directamente hacia abajo, hacia el oeste, a la Ciudad de David. Ezequías tuvo éxito en todo lo que hizo,
31 excepto en el asunto de los intermediarios de los jefes de Babilonia, que fueron enviados a él para investigar el prodigio que había acontecido en el país. Dios lo abandonó para probarlo, a fin de conocer todo lo que estaba en su corazón. 
32 Los demás hechos de Ezequías y sus obras piadosas, he aquí que están escritos en la visión del profeta Isaías hijo de Amoz y en el libro de los reyes de Judá y de Israel.
33 Ezequías reposó con sus padres, y lo sepultaron en la subida de los sepulcros de los hijos de David. Todo Judá y los habitantes de Jerusalén le honraron en su muerte. Y su hijo Manasés reinó en su lugar.

Manasés, rey de Judá 

1 Manasés tenía 12 años cuando comenzó a reinar, y reinó 55 años en Jerusalén. 
2 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, conforme a las prácticas abominables de las naciones que Jehovah había echado de delante de los hijos de Israel.
3 Volvió a edificar los lugares altos que su padre Ezequías había destruido. Erigió altares a los Baales, hizo árboles rituales de Asera, y se postró ante todo el ejército de los cielos y les rindió culto.
4 También edificó altares en la casa de Jehovah, de la cual Jehovah había dicho: "En Jerusalén estará mi nombre para siempre."
5 Edificó altares a todo el ejército de los cielos en los dos atrios de la casa de Jehovah.
6 Hizo pasar por fuego a sus hijos en el valle de Ben-hinom; practicó la magia, la adivinación y la hechicería; evocó a los muertos y practicó el espiritismo. Abundó en hacer lo malo ante los ojos de Jehovah, provocándole a ira. 
7 La imagen tallada del ídolo que había hecho, él la puso en la casa de Dios, de la cual Dios había dicho a David y a su hijo Salomón: "En esta casa y en Jerusalén, que he elegido entre todas las tribus de Israel, pondré mi nombre para siempre.
8 No volveré a quitar los pies de Israel de la tierra que yo he establecido para vuestros padres, con tal de que procuren hacer todas las cosas que les he mandado: toda la ley, los estatutos y los decretos, dados por medio de Moisés." 
9 Manasés hizo que Judá y los habitantes de Jerusalén se desviaran; e hicieron lo malo, más que las naciones que Jehovah había destruido ante los hijos de Israel.
10 Jehovah habló a Manasés y a su pueblo, pero no escucharon.
11 Por ello Jehovah trajo contra ellos a los jefes del ejército del rey de Asiria, quienes aprisionaron con ganchos a Manasés, y lo llevaron a Babilonia atado con cadenas de bronce. 
12 Sin embargo, cuando fue puesto en angustia, imploró el favor de Jehovah su Dios y se humilló mucho delante del Dios de sus padres.
13 El oró a Dios, quien aceptó su oración y escuchó su súplica, y lo hizo volver a Jerusalén y a su reino. Entonces Manasés reconoció que Jehovah es Dios. 
14 Después de esto edificó la muralla exterior de la Ciudad de David, al oeste de Guijón, en el valle, hasta la entrada de la puerta del Pescado, y cercó el Ofel, elevándolamucho. También puso oficiales del ejército en todas las ciudades fortificadas de Judá. 
15 Quitó de la casa de Jehovah los dioses extraños y el ídolo, asimismo todos los altares que había edificado en el monte de la casa de Jehovah y en Jerusalén; y los echó fuera de la ciudad.
16 Luego restauró el altar de Jehovah, y sobre él ofreció sacrificios de paz y de acción de gracias, y mandó a los de Judá que sirviesen a Jehovah Dios de Israel.
17 Sin embargo, el pueblo seguía ofreciendo sacrificios en los lugares altos, aunque sólo a Jehovah su Dios. 
18 Los demás hechos de Manasés, su oración a su Dios y las palabras de los videntes que le hablaron en nombre de Jehovah Dios de Israel, he aquí que están escritos en las crónicas de los reyes de Israel.
19 Asimismo, su oración y cómo fue escuchado, todo su pecado e infidelidad, los sitios donde edificó lugares altos y puso árboles rituales de Asera e imágenes, antes de que se humillase, he aquí que están escritos en las crónicas de los videntes.
20 Manasés reposó con sus padres, y lo sepultaron en su casa. Y su hijo Amón reinó en su lugar.

Amón, rey de Judá 

21
Amón tenía 22 años cuando comenzó a reinar, y reinó 2 años en Jerusalén. 
22 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, como había hecho su padre Manasés. Amón ofrecía sacrificios y rendía culto a todos los ídolos que había hecho su padre Manasés.
23 Pero nunca se humilló delante de Jehovah, como se humilló su padre. Al contrario, Amón añadió más a su culpa. 
24 Sus servidores conspiraron contra él y lo mataron en su casa.
25 Pero el pueblo de la tierra mató a todos los que habían conspirado contra el rey Amón. Luego, en su lugar, el pueblo de la tierra proclamó rey a su hijo Josías.

El rey Josías y sus reformas 

1 Josías tenía 8 años cuando comenzó a reinar, y reinó 31 años en Jerusalén. 
2 El hizo lo recto ante los ojos de Jehovah, y anduvo en los caminos de su padre David, sin apartarse ni a la derecha ni a la izquierda. 
3 A los ocho años de su reinado, siendo aún muchacho, comenzó a buscar al Dios de su padre David. Y a los doce años comenzó a limpiar Judá y Jerusalén de los lugares altos, de los árboles rituales de Asera, de las imágenes talladas y de las imágenes de fundición.
4 Delante de él derribaron los altares de los Baales; destrozó los altares de incienso que estaban puestos encima y quebró los árboles rituales de Asera. Redujo a polvo las imágenes talladas y las imágenes de fundición, y esparció el polvo sobre los sepulcros de los que les habían ofrecido sacrificios.
5 Quemó sobre sus altares los huesos de los sacerdotes, y limpió a Judá y a Jerusalén.
6 Lo mismo hizo en las ciudades de Manasés, Efraín, Simeón y hasta en Neftalí y en sus ruinas alrededor.
7 Derribó, pues, los altares y quebró los árboles rituales de Asera y los ídolos hasta hacerlos polvo, y destrozó los altares de incienso en toda la tierra de Israel. Después regresó a Jerusalén. 
8 En el año 18 de su reinado, cuando acabó de purificar la tierra y el templo, envió a Safán hijo de Azalías, a Maasías el alcalde de la ciudad y al cronista Jóaj hijo de Joacaz, para que reparasen la casa de Jehovah su Dios.
9 Estos fueron al sumo sacerdote Hilquías y le dieron el dinero que había sido traído a la casa de Dios, dinero que los levitas que guardaban la puerta habían recogido de los de Manasés y Efraín, y de todo el remanente de Israel, de todo Judá y de Benjamín y de los habitantes de Jerusalén.
10 Ellos lo entregaron en manos de los que hacían la obra, los que estaban encargados de la casa de Jehovah; y éstos lo entregaron a los que hacían la obra y trabajaban en la casa de Jehovah, para reparar y restaurar la casa.
11 Lo entregaron a los carpinteros y constructores, a fin de comprar piedra labrada y madera para las uniones, y para poner vigas a los edificios que los reyes de Judá habían dejado arruinar.
12 Estos hombres procedían con fidelidad en la obra. Los que estaban encargados de ellos para dirigirlos eran Yajat y Abdías, levitas de los hijos de Merari, y Zacarías y Mesulam, de los hijos de Cohat, y todos los levitas expertos en los instrumentos de música.
13 También estaban encargados de los cargadores y dirigían a todos los que se ocupaban en diversos aspectos de la obra. Entre los levitas también había escribas, oficiales y porteros.

Hallazgo del libro de la Ley 

14
Al sacar el dinero que había sido traído a la casa de Jehovah, el sacerdote Hilquías halló el libro de la Ley de Jehovah, dada por medio de Moisés.
15 Entonces Hilquías habló al escriba Safán diciendo:
-He hallado el libro de la Ley en la casa de Jehovah. E Hilquías entregó el libro a Safán. 
16 Entonces Safán llevó el libro al rey, y además le dio informes diciendo: -Tus siervos han cumplido todo lo que les fue encargado.
17 Ellos han vaciado el dinero que se halló en la casa de Jehovah, y lo han entregado en manos de los que están encargados, en manos de los que hacen la obra.
18 -Asimismo, el escriba Safán declaró al rey diciendo-: El sacerdote Hilquías me ha dado un libro.
Safán leyó en él delante del rey.
19 Y sucedió que cuando el rey escuchó las palabras de la Ley, rasgó sus vestiduras.
20 Luego el rey mandó a Hilquías, a Ajicam hijo de Safán, a Abdón hijo de Micaías, al escriba Safán y a Asaías el siervo del rey, diciendo: 
21 -Id y consultad a Jehovah por mí y por los sobrevivientes de Israel y de Judá, respecto a las palabras del libro que ha sido hallado. Porque grande es la ira de Jehovah que ha sido derramada sobre nosotros, por cuanto nuestros padres no guardaron el mandamiento de Jehovah de hacer conforme a todo lo que está escrito en este libro. 
22 Entonces Hilquías y los hombres del rey fueron a la profetisa Hulda, esposa de Salum hijo de Ticva, hijo de Jarjas, guarda de las vestiduras, la cual vivía en el Segundo Barrio de Jerusalén; y hablaron con ella de este asunto. 
3 Y ella les dijo:
-Así ha dicho Jehovah Dios de Israel: "Decid al hombre que os ha enviado a mí, que así ha dicho Jehovah:
24 ’He aquí yo traeré el mal sobre este lugar y sobre sus habitantes, es decir, todas las maldiciones que están escritas en el libro que han leído delante del rey de Judá.
25 Porque me han abandonado y han quemado incienso a otros dioses, provocándome a ira con todas las obras de sus manos. Por eso se derramará mi ira sobre este lugar, y no será apagada.’ "
26 Así diréis al rey de Judá que os ha enviado para consultar a Jehovah: "Así ha dicho Jehovah Dios de Israel con respecto a las palabras que has escuchado:
27 ’Por cuanto tu corazón se ha enternecido y te has humillado delante de Dios, cuando escuchaste sus palabras contra este lugar y contra sus habitantes; por cuanto te humillaste delante de mí y rasgaste tus vestiduras y lloraste en mi presencia, yo también te he escuchado, dice Jehovah.
28 He aquí que yo te reuniré con tus padres, y serás reunido en tu sepulcro en paz. Tus ojos no verán todo el mal que traeré sobre este lugar y sobre sus habitantes.’ "
Y ellos dieron la respuesta al rey.

Pacto inspirado en el libro de la Ley 

29
Entonces el rey mandó reunir a todos los ancianos de Judá y de Jerusalén.
30 Luego el rey subió a la casa de Jehovah con todos los hombres de Judá, los habitantes de Jerusalén, los sacerdotes, los levitas y todo el pueblo, desde el más grande hasta el más pequeño. Y leyó a oídos de ellos todas las palabras del libro del pacto que había sido hallado en la casa de Jehovah. 
31 El rey se puso de pie en su lugar e hizo pacto delante de Jehovah, de andar en pos de Jehovah y de guardar sus mandamientos, sus testimonios y sus estatutos con todo su corazón y con toda su alma; para poner por obra las palabras del pacto escritas en este libro. 
32 Entonces hizo que se comprometieran todos los que estaban en Jerusalén y en Benjamín. Y los habitantes de Jerusalén hicieron conforme al pacto de Dios, el Dios de sus padres.
33 Después Josías quitó todas las abominaciones de todas las tierras que tenían los hijos de Israel, e hizo que todos los que se hallaban en Israel sirvieran a Jehovah su Dios. No se apartaron de ir en pos de Jehovah, el Dios de sus padres, todo el tiempo que Josías vivió.

Josías y la celebración de la Pascua 

1 Josías celebró la Pascua de Jehovah en Jerusalén. Sacrificaron la víctima de la Pascua el 14 del mes primero,
2 y él puso a los sacerdotes en sus cargos y los alentó al servicio de la casa de Jehovah.
3 Dijo a los levitas que enseñaban a todo Israel y que estaban consagrados a Jehovah: "Poned el arca sagrada en el templo que edificó Salomón hijo de David, rey de Israel, para que no tengáis que llevarla más sobre los hombros. Ahora serviréis a Jehovah, vuestro Dios, y a su pueblo Israel.
4 Preparaos según vuestras casas paternas y por vuestros grupos, conforme a lo prescrito por David, rey de Israel, y por el documento de su hijo Salomón.
5 Permaneced en el santuario según la distribución de las casas paternas de vuestros hermanos los hijos del pueblo, y del grupo de las casas paternas de los levitas.
6 Sacrificad la víctima de la Pascua, purificaos y preparadla para vuestros hermanos, a fin de que hagan conforme a la palabra de Jehovah, dada por medio de Moisés." 
7 Luego el rey Josías dio a los hijos del pueblo para los sacrificios de la Pascua, para todos los que se hallaban presentes, rebaños de corderos y cabritos en número de 30.000, y 3.000 cabezas de ganado vacuno. Esto procedía del patrimonio del rey. 
8 También sus magistrados dieron con liberalidad al pueblo, a los sacerdotes y a los levitas. Hilquías, Zacarías y Yejiel, oficiales de la casa de Dios, dieron a los sacerdotes 2.600 ovejas y 300 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua.
9 Y Conanías, Semaías y Natanael, sus hermanos, y Hasabías, Jeiel y Josabad, jefes de los levitas, dieron a los levitas 5.000 ovejas y 500 cabezas de ganado vacuno para los sacrificios de la Pascua. 
10 Preparado así el servicio, los sacerdotes se colocaron de pie en sus puestos, y los levitas según sus grupos, conforme al mandato del rey.
11 Entonces sacrificaron la víctima de la Pascua; y los levitas la desollaban, mientras los sacerdotes esparcían la sangre recibida de mano de ellos. 
12 Luego quitaron el holocausto para darlo a las divisiones, según las casas paternas de los hijos del pueblo, para que lo ofreciesen a Jehovah según está escrito en el libro de Moisés. Lo mismo hicieron con las cabezas de ganado vacuno.
13 Asaron al fuego la carne de la víctima de la Pascua, según lo establecido; pero lo que había sido santificado lo cocieron en ollas, calderos y sartenes, y lo llevaron rápidamente a todos los hijos del pueblo. 
14 Después prepararon para sí y para los sacerdotes, porque los sacerdotes hijos de Aarón estuvieron ocupados hasta la noche en ofrecer los holocaustos y los sebos. Por eso los levitas prepararon para ellos mismos y para los sacerdotes hijos de Aarón. 
15 También los cantores, hijos de Asaf, estaban en su puesto conforme al mandato de David, de Asaf, de Hemán y de Jedutún, vidente del rey. También los porteros estaban en cada puerta. No era necesario que se apartasen de su servicio, porque sus hermanos los levitas preparaban para ellos.
16 Así fue organizado aquel día todo el servicio de Jehovah, para hacer el sacrificio de la Pascua y para ofrecer los holocaustos sobre el altar de Jehovah, conforme al mandato del rey Josías. 
17 En aquel tiempo los hijos de Israel que se hallaban presentes celebraron el sacrificio de la Pascua y la fiesta de los Panes sin Levadura, durante siete días.
18 No había sido celebrada en Israel una Pascua como ésta desde el tiempo del profeta Samuel, ni ninguno de los reyes de Israel celebró una Pascua como la que celebró Josías, con los sacerdotes, los levitas y todo Judá e Israel que se hallaron allí, junto con los habitantes de Jerusalén.
19 Esta Pascua fue celebrada en el año 18 del reinado de Josías.

Trágica muerte de Josías 

20
Después de todas estas cosas, cuando Josías había reparado el templo, Necao, rey de Egipto, subió a combatir en Carquemis, junto al Eufrates, y Josías le salió al encuentro.
21 Necao le envió mensajeros diciendo: "¿Qué tenemos tú y yo, oh rey de Judá? Yo no he venido ahora contra ti, sino contra el pueblo que me hace la guerra. Dios me ha dicho que me apresure. Por tu bien, deja de resistir a Dios, porque él está conmigo; no sea que él te destruya." 
22 Pero Josías no se apartó de él; se disfrazó para combatir contra él, y no hizo caso a las palabras de Necao, que en realidad procedían de la boca de Dios. Josías fue para combatir en el valle de Meguido,
23 pero los arqueros tiraron contra el rey Josías. Entonces el rey dijo a sus servidores: "¡Retiradme, porque estoy gravemente herido!" 
24 Sus servidores lo retiraron del carro y lo pusieron en otro carro que él tenía. Lo llevaron a Jerusalén, pero murió; y lo sepultaron en los sepulcros de sus padres. Todo Judá y Jerusalén hicieron duelo por Josías.
25 Jeremías compuso un lamento por Josías, y todos los cantores, hombres y mujeres, mencionan a Josías en sus lamentaciones, hasta el día de hoy, pues lo pusieron como un precepto en Israel. He aquí que está escrito entre las lamentaciones. 
26 Los demás hechos de Josías y sus obras piadosas conforme a lo escrito en la ley de Jehovah,
27 sus hechos, los primeros y los últimos, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá.

CAPITULO 36

1 Luego el pueblo de la tierra tomó a Joacaz hijo de Josías, y le proclamó rey en Jerusalén, en lugar de su padre.

Joacaz, rey de Judá 

2
Joacaz tenía 23 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses en Jerusalén.
3 Pero el rey de Egipto lo depuso en Jerusalén, e impuso al país una multa de 100 talentos de plata y un talento de oro. 
4 El rey de Egipto proclamó a Eliaquim, hermano de Joacaz, rey sobre Judá y Jerusalén, pero le cambió su nombre por el de Joacim. Y a Joacaz, su hermano, Necao lo tomó y lo llevó a Egipto.

Joacim, rey de Judá 

5
Joacim tenía 25 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén.
El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah su Dios.
6 Entonces Nabucodonosor, rey de Babilonia, subió contra él y lo ató con cadenas de bronce para llevarlo a Babilonia.
7 Nabucodonosor también llevó a Babilonia algunos utensilios de la casa de Jehovah, y los puso en su palacio en Babilonia. 
8 Los demás hechos de Joacim, las abominaciones que hizo y lo que se halló en su contra, he aquí que están escritos en el libro de los reyes de Israel y de Judá. Y su hijo Joaquín reinó en su lugar.

Joaquín rey de Judá 

9
Joaquín tenía 18 años cuando comenzó a reinar, y reinó tres meses y diez días en Jerusalén.
El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah,
10 y al año siguiente el rey Nabucodonosor mandó llevarle a Babilonia, junto con los utensilios preciosos de la casa de Jehovah. En lugar de él proclamó rey sobre Judá y Jerusalén a Sedequías, hermano de su padre.

Sedequías y la caída de Jerusalén 

11
Sedequías tenía 21 años cuando comenzó a reinar, y reinó 11 años en Jerusalén. 
12 El hizo lo malo ante los ojos de Jehovah, su Dios, y no se humilló delante del profeta Jeremías que le hablaba por mandato de Jehovah.
13 Asimismo, se rebeló contra el rey Nabucodonosor, quien le había hecho jurar por Dios. Endureció su cerviz y obstinó su corazón para no volver a Jehovah Dios de Israel.
14 También todos los jefes de los sacerdotes y el pueblo multiplicaron sus infidelidades, siguiendo todas las abominaciones de las naciones y contaminando la casa de Jahovah, que él había santificado en Jerusalén. 
15 Jehovah, Dios de sus padres, les envió sus mensajeros persistentemente, porque tenía misericordia de su pueblo y de su morada.
16 Pero ellos se burlaban de los mensajeros de Dios, despreciaban sus palabras y hacían escarnio de sus profetas, hasta que la ira de Jehovah estalló contra su pueblo, y ya no hubo remedio.
17 Así trajo contra ellos al rey de los caldeos, quien mató a espada a sus jóvenes en su mismo santuario, sin perdonar la vida de los jóvenes ni de las jóvenes, de los ancianos ni de los decrépitos. A todos los entregó en su mano. 
18 Asimismo, todos los utensilios de la casa de Dios, grandes y pequeños, los tesoros de la casa de Jehovah y los tesoros del rey y de sus magistrados, todo lo llevó a Babilonia.
19 Luego incendiaron la casa de Dios y derribaron la muralla de Jerusalén. Incendiaron todos sus palacios y destruyeron todos sus objetos preciosos.
20 A los sobrevivientes de la espada, los llevó cautivos a Babilonia, y fueron hechos esclavos del rey y de sus hijos hasta el establecimiento del reino de Persia,
21 para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, hasta que la tierra hubiera disfrutado de su reposo. Todo el tiempo de su desolación reposó, hasta que se cumplieron los setenta años.

Ciro decreta reconstruir el templo 

22
En el primer año de Ciro, rey de Persia, y para que se cumpliese la palabra de Jehovah por boca de Jeremías, Jehovah despertó el espíritu de Ciro, rey de Persia, quien hizo pregonar por todo su reino, oralmente y por escrito, diciendo: 
23 Así ha dicho Ciro, rey de Persia: "Jehovah, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le edifique un templo en Jerusalén, que está en Judá. Quien haya entre vosotros de todo su pueblo, que Jehovah su Dios sea con él, y suba."


Reina-Valera Actualizada, 1989.

 
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